El propósito de esta receta es ofrecer los ingredientes y la preparación para golpes de Estado que no dependan -al menos inicialmente- del uso de las Fuerzas Armadas. Como se sabe, el mundo ya no digiere tan bien los golpes militares. Esta intolerancia ha puesto de moda una nueva forma de cocinar la toma del poder. La nueva receta se basa más en abogados que en tenientes coroneles, y usa como ingredientes fundamentales reformas constitucionales y referendos en vez de tanques y ataques armados al palacio presidencial.
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