Consecuencia de una sociedad peligrosamente superpoblada, brutalmente capitalista, desvergonzadamente hedonista, moralmente en descomposición; el humilde hombricho viene a definir una edad de distopía tecnológica en la que todo el mundo tiene de todo – sus cacharritos, su comida rápida, sus complementos de moda – pero de algún modo tampoco tiene nada – ni comunidad, ni espíritu natural, ni sustancia mental. Es un consumidor zombi, un esclavo a sueldo castrado, un recipiente vacío de significado y llenado con plástico, píxeles y silicona.
Comentarios
Todos son tontos menos yo, que me he cultibao
Autor intensito.
Más manido y resobao no puede ser.
Vaya cinco minutos perdidos.
Miradme hablo desde mi pedestal de superioridad moral autoimpuesto.