El serbio Dragan Higl, cuya hija Nadja ganó la prueba de 200 metros braza en el reciente Mundial de Natación, en Roma, se hizo tatuar en la calvicie las cifras 2:21.62, resultado que le mereció a su descendiente el título de campeona, escribe el diario Blitz publicado en Belgrado. El padre cumplió así una promesa que hizo previamente a la competición que terminó el pasado domingo en la capital italiana.
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