Tras pasar casi dos años y medio en una cárcel de máxima seguridad y mientras mis derechos siguen siendo vulnerados en la Unión Europea, tomo la palabra. Buscan mantenerme alejado como una voz crítica que conoce demasiado bien sus métodos. Alguien que también ha visto cómo provocan conflictos, suministran armas y, ante todo, acusan a los demás de cometer sus propios pecados
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