El liberalismo exultante bebe, claro, de un olvido: el de que en el magma del capitalismo global no operan agentes con similares capacidades y oportunidades. Cuando se esquiva este hecho, es fácil que las críticas, a menudo fundadas, contra el intervencionismo keynesiano conduzcan a la inequívoca conclusión de que el capitalismo y el mercado en sus versiones más extremas configuran la panacea resolutora de todos los males. (Carlos Taibo es profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid.)
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