A estas alturas del año, a pocas semanas de que empiecen a hibernar, los osos ya deberían estar gordos y con las reservas suficientes para pasar el invierno. Pero las fotografías tomadas por el Fapas (Fondo para la Protección de los Animales Salvajes) dejan patente que los plantígrados están más delgados que de costumbre por la falta de comida. Los ecologistas alertan de que esta escasez de alimentos pone en peligro la vida de los esbardos.
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