Sólo cinco estrellas más que el año pasado. Un nuevo chasco para la pujante restauración patria, que ve como otras potencias del buen comer son, comparativamente, mejor valoradas por la biblia oficiosa de la gastronomía internacional. La guía roja de Michelin, la verdad, nunca ha sido demasiado generosa con nuestro país. Y en la 36 entrega de la misma, que sale a la venta este jueves 22, la tacañería de sus anónimos inspectores sigue siendo proverbial.
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