Con el primer recuento de las “muertes solitarias” del año: 28.330 ancianos, y de ellos, en 4.913 casos la policía tardó dos o más semanas en reconocer la muerte. Si aquel dato era terrible, hay algo mucho peor: la crisis de los "care killings", donde familiares agotados terminan acabando con la vida de los seres queridos a los que cuidan. Cada ocho días un adulto mayor en Japón fue asesinado por un miembro de su familia que actuaba como su cuidador. Los perpetradores suelen ser cónyuges (214 casos) o hijos adultos (206 casos).
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