Hace 8 años | Por mamachichio a elespanol.com
Publicado hace 8 años por mamachichio a elespanol.com

Un Alvia con 218 pasajeros se estrelló a las afueras de Santiago el 24 de julio de 2013. Uno de aquellos pasajeros es Margot Viguera, que viajaba aquel día a La Coruña a ver a su padre. Aquí cuenta cómo sobrevivió al accidente y hasta qué punto se siente abandonada por los responsables de la compañía.

Comentarios

JuanBrah

De la compañía y de las autoridades políticas, que son las que tienen que hacer que las compañías rindan cuentas. ¿Quién ha estado gobernando Galicia todos estos largos años?

D

#1 este pollo y compañía

neotobarra2

Si todo el dinero que se está invirtiendo en llevar a Alicante, León o Burgos el tren para ricos que es el AVE se hubiera invertido en modernizar las vías convencionales existentes, esto no habría sucedido. Hay líneas que están sin electrificar siquiera, otras no tienen circuitos de vía (o si los tienen yo no los he visto); y la instalación del famoso sistema ERTMS en vía convencional y compatible con los trenes que la atraviesan (o al menos con los de pasajeros) no es imposible, sólo es cuestión de dinero.

neotobarra2

En cualquier caso, la frialdad de Renfe no es la que más me ha asombrado. La que más, la de la forense. Primero por la falta de consideración y la arrogancia en el trato: haciéndome ir varias veces sin que ella estuviera presente y tratándome con una falta de respeto espantosa sin haberse leído siquiera mi informe. Sus preguntas, además, fueron muy desagradables y escépticas, como si yo estuviera exagerando lo que me había ocurrido. Y luego porque ha hecho un informe muy parcial de mis lesiones cuando eso es lo último que debe hacer un médico forense, que tiene que hacer una valoración objetiva conforme a los informes de los médicos que sí me han tratado durante estos dos años. Para ella no son importantes ni la cicatriz que tengo en mitad de la cara ni la que tengo detrás de la oreja ni que se me haya quedado un ojo caído ni mi pérdida de olfato ni que se me haya quedado una pierna desviada o que tenga totalmente dormido un dedo del pie. Cuando le conté todo esto me dijo: “Todos somos desiguales”. ¡Qué desnaturalización!

Joder, hay que ser hija de puta... No me quiero poner conspiranoico y pensar que haya alguien de arriba pagando para que esta forense actúe de este modo, pero desde luego sí que tengo claro que una persona así no debería poder ejercer esa profesión.

mamachichio

Estoy a cientos de kilometros, pero recuerdo esos momentos con angustia, por no poder ayudar y con estremecimiento. Pocas veces e sentido esa sensacion tan sumamente rara y frustrante

T

#2 Aquel día yo había pasado por la autopista, desde donde se ve esa curva, un par de horas antes. Visité el lugar unos días después. Y hoy que he vuelto a hacerlo (paso por Santiago un par de veces a la semana), sigue impresionando tanto como entonces.

Te quedas mirando desde el puente hacia la curva y piensas que, en menos de lo que tardas en imaginártelo, podría haber sucedido en aquel mismo momento. Ahora estás vivo, ahora no, y ni puedes hacer nada por evitarlo ni, posiblemente, te habrás dado cuenta, lo cual, esto último, es una suerte en comparación con otros.

Impresiona porque vuelve a haber muchos recuerdos de amigos y familiares de algunos de los que dejaron su vida allí, incluso algún mensaje de algún superviviente. Un montón de conchas de peregrinos, dos docenas y media de ramos de flores (naturales y de plástico), algún que otro peluche, cartas, mensajes de apoyo y hasta una docena o así de pares de mitones de ciclista.

Angrois es un sitio tranquilo, al que sólo el ruido del tren ocasional saca de dicha tranquilidad, pero el estruendo de aquel día lo dejó más bien en silencio. En un incómodo y triste silencio.