Lindell ha experimentado nada más que reveses financieros desde que decidió convertirse en el fanático número uno de Trump. Un ejemplo de esto: apostó $5 millones a que alguien no podría demostrar que estaba equivocado en que a Trump le habían robado las elecciones en 2020 y fue ordenado por un juez a pagar después de que un experto en ciberseguridad demostró que se equivocaba. Tras acudir al tribunal para no pagar, Lindell tendrá que abonar los honorarios legales de esa persona, que se incurrieron en el tribunal.
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