Herir al enemigo, en lugar de matarlo, es el objetivo primordial de la nueva generación de armas norteamericanas. Pero no hay que herirle de cualquier forma. Volarle un brazo o una pierna no es suficiente -revelaba Los Angeles Times en vísperas del alto al fuego (en la guerra del Golfo)-, sino que hay que alcanzarle con saña en ese 20 por ciento de su cuerpo donde se alojan los órganos vitales...
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