Cuando una persona entrena, la contracción muscular libera mioquinas a la sangre, unas moléculas que hacen que las células del sistema inmune sean más citotóxicas, es decir, antitumorales. También pasan al torrente las exerquinas como la adrenalina. Y cuanto mayor sea la intensidad del entrenamiento, mayor cantidad de esta habrá: «Es una sustancia que no produce el músculo, pero que sí aparece al hacer ejercicio. Favorece que las células del sistema inmune que, a veces están pegaditas a los vasos sanguíneos, se suelten y viajen por todo.
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