[C&P] La obtención de la prueba informática, su efectividad y la valoración por parte de los tribunales es uno de los problemas más acuciantes por resolver de cara al futuro en el ámbito del Derecho Penal. La legislación actual relativa a la protección de datos tiene elementos claramente desincentivadores para llevar a cabo investigaciones y tampoco existe una ley específica que resuelva la intimidad y del secreto de las comunicaciones en los nuevos fenómenos de internet, como Facebook o Tuenti.
Comentarios
No solo eso sino que el desconocimiento intrínseco de los jueces en materia informática (como la de los informáticos en temas penales, etc.) les hace a veces tomar decisiones judiciales totalmente contrarias a los que los hechos y las pruebas dicen o parecen decir.
Por otro no estoy de acuerdo con lo que dice el artículo:
Para Javier Fernández Samaniego, abogado y director de Bird & Bird, “el gran problema que tenemos en España es la intimidad y la santa protección de datos, donde nos hemos vuelto locos, ya que es más efectivo acudir a la Agencia Española de Protección de Datos y dar pábulo al moroso y al delincuente; con la excusa de la protección de sus derechos fundamentales se impide el despliegue del resto de derechos”.
Mire, señor Fernandez, el derecho a la intimidad y a la privacidad está recogido en nuestra constitución, es un derecho inalienable y así debe seguir siendo. Es cierto que los morosos y los delincientes en ocasiones se escudan en este derecho para obstaculizar las acciones legales, judiciales y económicas que van en su contra, pero restringir este derecho, o soslayarlo a otros intereses me parece una opción cuando menos de poca altura democrática. Si a ud. le molesta tener que hacer un esfuerzo mayor para actuar contra un moroso, a gran parte de la ciudadanía nos parece absolutamente necesario poder ejercer nuestros derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición con el fin de salvaguardar nuestra "identidad electrónica" y no ser víctimas del libertinaje de los sistemas de información.
Aquel pueblo que renuncie a parte de su libertad por seguridad no merece ninguna de ellas, y las acabará perdiendo.