Analizando las series históricas de estudiantes matriculados y titulados en España desde 1985-86 del Ministerio de Educación y FP y el Ministerio de Universidades, se comprueba que es justo al contrario. En la década de los 80 y los 90 no había diferencias entre el número de alumnas y alumnos matriculados en matemáticas. La divergencia comienza a producirse en los primeros años de los 2000.
#2:
Mira, son tan tan tan cansinos con el tema de "igualdad" que han creado un problema de la nada.
Luego sacas el tema y normal que te manden a la mierda, ESTAIS ABURRIENDO A LA GENTE CON TANTA BAZOFIA.
#7:
#5 No podemos resignarnos tan fácilmente, tenemos que obligar a las mujeres a elegir otras carreras, aunque no les gusten. Todo sea por la igualdad.
#1:
Estudiantes mujeres y hombres matriculados en la Universidad.
La Tabla 1 muestra el número total de alumnos que realizan estudios de Grado, Licenciatura y Diplomatura en las Universidades españolas. Las Series históricas de los datos de los estudiantes matriculados en España desde 1985-86 muestran que en el año inicial del periodo analizado había 422.516 mujeres matriculadas en la Universidad (49,5%) por los 431.673 hombres (50,5%). Desde ese curso académico 1986-87 hasta el 1988-89, las matriculaciones en la Universidades españoles son muy similares entre mujeres y hombres. las mujeres superan a los hombres. A partir de ese momento, las mujeres han comenzado a ser mayoría en las Universidades españolas con una diferencia creciente. En 2020-21, las alumnas han alcanzado el 56,0% del total de matriculados en Grado en España, el máximo de toda la Serie histórica.
Esto de las STEM empieza a resultar discriminatorio PARA LOS VARONES!!! Las mujeres sacan mejores notas que los varones, en promedio, si, además, se les discrimina positivamente para acceder a STEM,¡A LOS VARONES NO LES QUEDAN CARRERAS Q PROMETAN ALTOS INGRESOS! los varones ya han abandonado, prácticamente, MEDICINA. porque no pueden competir en NOTAS con las chicas. HAY QUE RESERVAR PLAZAS EN STEM (o al menos TEM) ¡PARA LOS VARONES!
Es decir, el problema grave socialmente no es que haya pocas mujeres que estudien STEM. Es que hay también muy pocos hombres que estudian carreras de STEM. Las estadísticas confunden porque normalmente solo se fijan en las carreras universitarias lo que hace, por ejemplo, que España y Alemania tengan una proporción de estudiantes STEM semejante lo que es increíble. Pero si tenemos en cuenta la extendida Formación Profesional no universitaria en Alemania, que tiene en buena medida carácter técnico, esa igualdad se entiende mejor. No existe.
El sesgo feminista en el análisis de los problemas sociales – como cualquier sesgo – puede llevarnos por mal camino. En concreto, puede llevarnos a realizar más inversiones de recursos sociales en resolver un problema menor (o inexistente) y no prestar atención al problema mayor. El problema social mayor es el de que nuestros jóvenes, hombres y mujeres, huyen de las carreras tecnológicas. Lo que hay que hacer, pues, es implantar planes para aumentar la proporción de jóvenes que eligen bachillerato científico-técnico y luego una carrera técnica (ingenierías y biotecnología sobre todo) y desincentivar los estudios con mucho paro y poca calidad (ahí entran la mayoría de los grados de Ciencias Sociales y Humanidades).
Las políticas dirigidas a reducir la segregación ocupacional se han centrado en aumentar la presencia de mujeres en entornos masculinos. Por un lado, los esfuerzos se han orientado a favorecer la entrada de mujeres en carreras STEM - donde continúan siendo una inmensa minoría – y en programas de formación profesional altamente masculinizados. Por otro lado, el sistema de cuotas ha mejorado la representación de mujeres en consejos de administración. Nuestro trabajo muestra que, a pesar de que cada vez más mujeres llegan a ocupar puestos tradicionalmente masculinos, muchas de ellas terminan por irse, contribuyendo a reproducir los niveles de segregación. Por ello, garantizar el acceso a posiciones anteriormente reservados para los hombres es una estrategia necesaria, pero no suficiente. Las políticas públicas deben, además, facilitar la retención y evitar la fuga de mujeres en este tipo de trabajos. ¿Cómo? Combatiendo los mecanismos de exclusión como el acoso sexual, la reproducción homosocial y el comportamiento homofílico en el lugar de trabajo, y promoviendo culturas de trabajo más favorables a las mujeres.
Una segunda tarea pendiente es reducir las - cada vez mayores - diferencias de clase. La mayor parte de la desegregación se ha producido en las ocupaciones profesionales, mientras que las ocupaciones de clase baja continúan en una situación muy similar a la que tenían hace 30 años. Cada vez vemos más mujeres arquitectas o abogadas, pero apenas ha aumentado el número de mujeres mecánicas o electricistas. Las mujeres de clase baja se enfrentan a importantes barreras para acceder a puestos manuales bien remunerados y, cuando lo hacen, son más propensas a reconsiderar su decisión.
Por último, es importante mejorar las condiciones laborales y salariales en las infravaloradas ocupaciones femeninas. Esto podría tener un doble impacto positivo. Por un lado, mejoraría la posición económica de las mujeres y haría que la segregación de género de las ocupaciones sea menos costosa para las mujeres y para la sociedad en general. Por otro lado, esta mejora podría incrementar el interés de los hombres por estas ocupaciones y contribuir a la neutralización del mercado de trabajo.
Estudiantes mujeres y hombres matriculados en la Universidad.
La Tabla 1 muestra el número total de alumnos que realizan estudios de Grado, Licenciatura y Diplomatura en las Universidades españolas. Las Series históricas de los datos de los estudiantes matriculados en España desde 1985-86 muestran que en el año inicial del periodo analizado había 422.516 mujeres matriculadas en la Universidad (49,5%) por los 431.673 hombres (50,5%). Desde ese curso académico 1986-87 hasta el 1988-89, las matriculaciones en la Universidades españoles son muy similares entre mujeres y hombres. las mujeres superan a los hombres. A partir de ese momento, las mujeres han comenzado a ser mayoría en las Universidades españolas con una diferencia creciente. En 2020-21, las alumnas han alcanzado el 56,0% del total de matriculados en Grado en España, el máximo de toda la Serie histórica.
Esto de las STEM empieza a resultar discriminatorio PARA LOS VARONES!!! Las mujeres sacan mejores notas que los varones, en promedio, si, además, se les discrimina positivamente para acceder a STEM,¡A LOS VARONES NO LES QUEDAN CARRERAS Q PROMETAN ALTOS INGRESOS! los varones ya han abandonado, prácticamente, MEDICINA. porque no pueden competir en NOTAS con las chicas. HAY QUE RESERVAR PLAZAS EN STEM (o al menos TEM) ¡PARA LOS VARONES!
Es decir, el problema grave socialmente no es que haya pocas mujeres que estudien STEM. Es que hay también muy pocos hombres que estudian carreras de STEM. Las estadísticas confunden porque normalmente solo se fijan en las carreras universitarias lo que hace, por ejemplo, que España y Alemania tengan una proporción de estudiantes STEM semejante lo que es increíble. Pero si tenemos en cuenta la extendida Formación Profesional no universitaria en Alemania, que tiene en buena medida carácter técnico, esa igualdad se entiende mejor. No existe.
El sesgo feminista en el análisis de los problemas sociales – como cualquier sesgo – puede llevarnos por mal camino. En concreto, puede llevarnos a realizar más inversiones de recursos sociales en resolver un problema menor (o inexistente) y no prestar atención al problema mayor. El problema social mayor es el de que nuestros jóvenes, hombres y mujeres, huyen de las carreras tecnológicas. Lo que hay que hacer, pues, es implantar planes para aumentar la proporción de jóvenes que eligen bachillerato científico-técnico y luego una carrera técnica (ingenierías y biotecnología sobre todo) y desincentivar los estudios con mucho paro y poca calidad (ahí entran la mayoría de los grados de Ciencias Sociales y Humanidades).
Las políticas dirigidas a reducir la segregación ocupacional se han centrado en aumentar la presencia de mujeres en entornos masculinos. Por un lado, los esfuerzos se han orientado a favorecer la entrada de mujeres en carreras STEM - donde continúan siendo una inmensa minoría – y en programas de formación profesional altamente masculinizados. Por otro lado, el sistema de cuotas ha mejorado la representación de mujeres en consejos de administración. Nuestro trabajo muestra que, a pesar de que cada vez más mujeres llegan a ocupar puestos tradicionalmente masculinos, muchas de ellas terminan por irse, contribuyendo a reproducir los niveles de segregación. Por ello, garantizar el acceso a posiciones anteriormente reservados para los hombres es una estrategia necesaria, pero no suficiente. Las políticas públicas deben, además, facilitar la retención y evitar la fuga de mujeres en este tipo de trabajos. ¿Cómo? Combatiendo los mecanismos de exclusión como el acoso sexual, la reproducción homosocial y el comportamiento homofílico en el lugar de trabajo, y promoviendo culturas de trabajo más favorables a las mujeres.
Una segunda tarea pendiente es reducir las - cada vez mayores - diferencias de clase. La mayor parte de la desegregación se ha producido en las ocupaciones profesionales, mientras que las ocupaciones de clase baja continúan en una situación muy similar a la que tenían hace 30 años. Cada vez vemos más mujeres arquitectas o abogadas, pero apenas ha aumentado el número de mujeres mecánicas o electricistas. Las mujeres de clase baja se enfrentan a importantes barreras para acceder a puestos manuales bien remunerados y, cuando lo hacen, son más propensas a reconsiderar su decisión.
Por último, es importante mejorar las condiciones laborales y salariales en las infravaloradas ocupaciones femeninas. Esto podría tener un doble impacto positivo. Por un lado, mejoraría la posición económica de las mujeres y haría que la segregación de género de las ocupaciones sea menos costosa para las mujeres y para la sociedad en general. Por otro lado, esta mejora podría incrementar el interés de los hombres por estas ocupaciones y contribuir a la neutralización del mercado de trabajo.
Que pongan límites al número de mujeres en las carreras donde son mayoría como Medicina, Farmacia o Psicología y no les quedará más remedio que estudiar otra cosa.
En el instituto las niñas son mejores estudiantes, estudian más, sacan mejores notas en selectividad y eligen estudiar medicina, ¡qué le vamos a hacer!
Esto es totalmente verídico. El otro día estuve en el dentista. La recepcionista me hizo pasar a la sala de espera. Tanto en la misma recepción de la clínica como mientras esperaba a que una cirujana y una auxiliar me atendieran saludé a varias auxiliares y a otra doctora, a las que ya conozco por llevar algún tiempo y varios tratamientos en dicho centro. Desde que voy, y hace ya bastantes años, los hombres son una minoría. De hecho, creo que ahora mismo sólo hay dos hombres frente a, al menos, tres administrativas, seis o siete auxiliares (chicas todas) y, que me hayan tratado, tres doctoras de diferentes especialidades.
A ver cuando ponen medidas para lograr la paridad en la atención dental.
#19 Realmente no. Lo que pasa es que el feminismo llama machismo a cosas que no lo son. Al igual que las mujeres dicen ser feministas y sucede que son hembristas.
#16 Ya. Lo mío era irónico, usando el mismo verbo (querer) que había usado el otro junto a estudiar.
PS: yo quiero ser probador de videojuegos con buen sueldo.
Comentarios
Mira, son tan tan tan cansinos con el tema de "igualdad" que han creado un problema de la nada.
Luego sacas el tema y normal que te manden a la mierda, ESTAIS ABURRIENDO A LA GENTE CON TANTA BAZOFIA.
#2 no creas. Funciona muy bien para seducir políticamente con gilipolleces y no tener que hacer política real
Es que las mujeres escogen mal...
Estudiantes mujeres y hombres matriculados en la Universidad.
La Tabla 1 muestra el número total de alumnos que realizan estudios de Grado, Licenciatura y Diplomatura en las Universidades españolas. Las Series históricas de los datos de los estudiantes matriculados en España desde 1985-86 muestran que en el año inicial del periodo analizado había 422.516 mujeres matriculadas en la Universidad (49,5%) por los 431.673 hombres (50,5%). Desde ese curso académico 1986-87 hasta el 1988-89, las matriculaciones en la Universidades españoles son muy similares entre mujeres y hombres. las mujeres superan a los hombres. A partir de ese momento, las mujeres han comenzado a ser mayoría en las Universidades españolas con una diferencia creciente. En 2020-21, las alumnas han alcanzado el 56,0% del total de matriculados en Grado en España, el máximo de toda la Serie histórica.
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Es decir, el problema grave socialmente no es que haya pocas mujeres que estudien STEM. Es que hay también muy pocos hombres que estudian carreras de STEM. Las estadísticas confunden porque normalmente solo se fijan en las carreras universitarias lo que hace, por ejemplo, que España y Alemania tengan una proporción de estudiantes STEM semejante lo que es increíble. Pero si tenemos en cuenta la extendida Formación Profesional no universitaria en Alemania, que tiene en buena medida carácter técnico, esa igualdad se entiende mejor. No existe.
El sesgo feminista en el análisis de los problemas sociales – como cualquier sesgo – puede llevarnos por mal camino. En concreto, puede llevarnos a realizar más inversiones de recursos sociales en resolver un problema menor (o inexistente) y no prestar atención al problema mayor. El problema social mayor es el de que nuestros jóvenes, hombres y mujeres, huyen de las carreras tecnológicas. Lo que hay que hacer, pues, es implantar planes para aumentar la proporción de jóvenes que eligen bachillerato científico-técnico y luego una carrera técnica (ingenierías y biotecnología sobre todo) y desincentivar los estudios con mucho paro y poca calidad (ahí entran la mayoría de los grados de Ciencias Sociales y Humanidades).
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Las políticas dirigidas a reducir la segregación ocupacional se han centrado en aumentar la presencia de mujeres en entornos masculinos. Por un lado, los esfuerzos se han orientado a favorecer la entrada de mujeres en carreras STEM - donde continúan siendo una inmensa minoría – y en programas de formación profesional altamente masculinizados. Por otro lado, el sistema de cuotas ha mejorado la representación de mujeres en consejos de administración. Nuestro trabajo muestra que, a pesar de que cada vez más mujeres llegan a ocupar puestos tradicionalmente masculinos, muchas de ellas terminan por irse, contribuyendo a reproducir los niveles de segregación. Por ello, garantizar el acceso a posiciones anteriormente reservados para los hombres es una estrategia necesaria, pero no suficiente. Las políticas públicas deben, además, facilitar la retención y evitar la fuga de mujeres en este tipo de trabajos. ¿Cómo? Combatiendo los mecanismos de exclusión como el acoso sexual, la reproducción homosocial y el comportamiento homofílico en el lugar de trabajo, y promoviendo culturas de trabajo más favorables a las mujeres.
Una segunda tarea pendiente es reducir las - cada vez mayores - diferencias de clase. La mayor parte de la desegregación se ha producido en las ocupaciones profesionales, mientras que las ocupaciones de clase baja continúan en una situación muy similar a la que tenían hace 30 años. Cada vez vemos más mujeres arquitectas o abogadas, pero apenas ha aumentado el número de mujeres mecánicas o electricistas. Las mujeres de clase baja se enfrentan a importantes barreras para acceder a puestos manuales bien remunerados y, cuando lo hacen, son más propensas a reconsiderar su decisión.
Por último, es importante mejorar las condiciones laborales y salariales en las infravaloradas ocupaciones femeninas. Esto podría tener un doble impacto positivo. Por un lado, mejoraría la posición económica de las mujeres y haría que la segregación de género de las ocupaciones sea menos costosa para las mujeres y para la sociedad en general. Por otro lado, esta mejora podría incrementar el interés de los hombres por estas ocupaciones y contribuir a la neutralización del mercado de trabajo.
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Recomiendo el artículo que publiqué en este comentario: El tabú de la violencia en la pareja/c121#c-121 (tiene más artículos, vídeos y enlaces interesantes).
Que pongan límites al número de mujeres en las carreras donde son mayoría como Medicina, Farmacia o Psicología y no les quedará más remedio que estudiar otra cosa.
#8 efectivamente. Pero sobre todo en la judicatura y en el funcionariado en general.
En el instituto las niñas son mejores estudiantes, estudian más, sacan mejores notas en selectividad y eligen estudiar medicina, ¡qué le vamos a hacer!
#5 No podemos resignarnos tan fácilmente, tenemos que obligar a las mujeres a elegir otras carreras, aunque no les gusten. Todo sea por la igualdad.
Si, y en ajedrez. Pero no nos importa un pimiento.
Ya lo pongo yo
Esto es totalmente verídico. El otro día estuve en el dentista. La recepcionista me hizo pasar a la sala de espera. Tanto en la misma recepción de la clínica como mientras esperaba a que una cirujana y una auxiliar me atendieran saludé a varias auxiliares y a otra doctora, a las que ya conozco por llevar algún tiempo y varios tratamientos en dicho centro. Desde que voy, y hace ya bastantes años, los hombres son una minoría. De hecho, creo que ahora mismo sólo hay dos hombres frente a, al menos, tres administrativas, seis o siete auxiliares (chicas todas) y, que me hayan tratado, tres doctoras de diferentes especialidades.
A ver cuando ponen medidas para lograr la paridad en la atención dental.
Discriminación positiva = Matriculación Negativa. La gente se sacrifica para mejorar su competitividad, y deja de hacerlo si no es necesario.
Hay mujeres masculinizadas, rebeldes, que se niegan a hacer lo que las "verdaderas feministas" dicen que deben hacer.
#6 es el clasico "lo hago porque puedo hacer ambas cosas y yo elijo", como los ricos que se visten ridiculo o como pareciendo pobres
Entonces en los 80 éramos menos machistas que en 2022 con ministerio de igualdad y 500 millones de presupuesto?
#19 Realmente no. Lo que pasa es que el feminismo llama machismo a cosas que no lo son. Al igual que las mujeres dicen ser feministas y sucede que son hembristas.
Mi experiencia personal es esa. Yo comencé Matemáticas en 1985 y entonces estábamos igualados en mi promoción.
A los ajedrecistas que quieren echarse novia sí les importa
Que pongan matrículas gratuitas y que cada quien estudie lo que quiera,
#10 Y luego que encuentre trabajo el que quiera.
#12 Y luego que encuentre trabajo el que
quiera.pueda.Fixed.
#16 Ya. Lo mío era irónico, usando el mismo verbo (querer) que había usado el otro junto a estudiar.
PS: yo quiero ser probador de videojuegos con buen sueldo.
#16 Pues como ahora,