Eduardo Escot aún conserva la camisa de rayas que vistió en el campo nazi de Mauthausen (Austria), que acaba de celebrar el 65 aniversario de su liberación por los aliados. También conserva un español fluido -ya sin acento andaluz- pese a que cruzó los Pirineos hace más de setenta años y nunca ha vuelto a vivir aquí. Al terminar la II Guerra Mundial se estableció en Rosny sour Bois, cerca de París, desde donde atiende esta entrevista.
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