España es hoy un páramo industrial. Y lo que es todavía peor, pasa de puntillas sobre la orientación de la política económica como si se tratara de un asunto menor. El sector público, volcado en su propio ajuste, parece complacido con ese nuevo rol internacional que cumplirá la economía a la salida de la crisis si nada lo remedia: un papel subsidiario de las grandes potencias. Un país especializado en suministrar mano de obra barata y productos de baja intensidad tecnológica a la Europa del norte.
Comentarios
España fracasa en intensidad en el uso del conocimiento. Y no sólo eso, continúa confiando su crecimiento en los sectores con menor valor añadido: construcción, hostelería, agricultura, ganadería, pesca o actividades inmobiliarias, que apenas representan el 40% del valor añadido total.
Estamos construyendo una España de servicios para nuestros vecinos ricos, sin ninguna fe en nosotros mismos y sin ningún futuro cuando ellos ya no nos necesiten. Y estamos dejando que lo hagan oponiéndonos solo en los teclados de los ordenadores
(está claro que lo que dice del sector público no es cierto: solo hay que ver --por ejemplo-- al sector de la enseñanza y al sanitario protestando como nunca lo habían hecho para sabe r que no están complacidos con las medidas del gobierno)
El sector público, volcado en su propio ajuste, parece complacido...
Paso de leer más, no sea que me suba la bilis por la garganta...