El motivo de mi escrito es incidir en la lamentable situación en que se encuentra El Arenal, emblema del turismo de los años 80 y que ahora se ha convertido en un estercolero humano, obra y gracia de "manada" de turistas, en su mayoría de origen germánico, que "campan" por nuestras calles expresándose a gritos, con sus insufribles cánticos, dejando a su paso botellas, restos de comida, vestidos como "hooligans" y dando una imagen de la zona lejana, muy lejana al glamour de aquellos educados visitantes de los 80, que poblaban nuestras playas...
Comentarios
"Nuestras calles", qué bien suena eso. Esa manada de turistas es la que hace que la zona no se muera de hambre. Si se siembra un turismo de alcohol barato lo que se recoge es eso: una zona degradada a la que sólo van ese tipo de turistas.