2026 a 2028 será la “ventana de máximo apalancamiento"

El principal problema que tiene nuestra sociedad es que la principal fuente de energía son los combustibles fósiles, por tanto para implementar nuevas tareas para eliminar esa dependencia, se necesita consumir más combustibles fósiles de los que ya se están consumiendo y eso adelanta más aun el runaway climático de la retroalimentación del efecto invernadero por las emisiones naturales al sobrepasar los límites de no-retorno.

Todo lo que queremos “añadir” (electrificar la flota de transporte, rehabilitar millones de viviendas para consumir menos energía, construir renovables, plantar árboles a gran escala, etc.) requiere en primera instancia más gas, petróleo y carbón, exactamente los fluidos que ya nos han empujado al crecimiento por encima de la exponencial de la Curva de Keeling, y que dispararían los feedbacks si seguimos quemándolos.

A la vez, dejar de quemarlos de golpe colapsa el PIB real (transporte, agricultura, química, salud, ingresos fiscales) y con él la capacidad de inversión pública que necesitaríamos para desplegar lo “nuevo”.

En otras palabras: el “green growth” clásico y el “degrowth” brusco comparten el mismo punto muerto: no hay margen energético ni financiero para hacer la transición a la velocidad que exige la física del clima con las emisiones humanas.

A partir de ahí, la única forma de romper el círculo es reducir simultáneamente la demanda de energía primaria mientras re-dirigimos los flujos de fósiles restantes a usos imprescindibles (química de precisión, medicina, cemento, etc.) y expandimos lo que realmente escala sin carbono.

No es un programa “más de lo mismo con paneles solares”; es un programa de racionamiento energético planificado + triaje de sectores + concentración de la inversión en lo que da máximo servicio energético por unidad de carbono.

Concretamente:

1.- Racionamiento transparente y progresivo de los fósiles

  • Cuota global anual que baja 5-7 % al año (compatible con 1,5 °C).
  • Subasta con techo: cada empresa compra derechos de emisión, pero el volumen total decrece.
  • Ingresos íntegros a renta básica y a la retro-adaptación (reequilibrio fiscal sin depender del crecimiento).

2.- Triaje de sectores

  • Prohibir cualquier nueva infraestructura de extracción, refino o gasoductos (evita el “carbón blanco”).
  • Congelar la aviación comercial de largo radio y el transporte privado de alta cilindrada; sustituir por tren ya existente y tele-presencia.
  • Proteger alimentación básica, salud, agua y electricidad: reciben cuota prioritaria de fósiles mientras dure la transición.

3.- Rediseño de la electricidad para que escale SIN más fósiles

  • No se trata de “añadir” renovables, sino de sustituir kWh fósiles por kWh renovables 1:1 en el mismo nodo; así el sistema no crece, se transforma.
  • Hidrógeno verde solo para usos sin alternativa (fertilizantes, acero direct-reduction); nunca para coches o calefacción.
  • Overbuild solar-eólica 2-3× la demanda media y curtir el excedente en industria pesada (aluminio, cloro) que hoy usa carbón; es la forma de absorber la energía gratis sin baterías masivas.

4.- Eficiencia “de sistema”, no “de aparato”

  • Urbanismo de proximidad: legalizar parcelas divididas, eliminar exclusión residencial en ejes de transporte público ya existente.
  • Reutilización de vivienda vacía + reformas de envolvente con materiales de bajo carbono (corcho, celulosa, cal); evita el boom de acero y cemento.
  • Dieta 80 % vegetal: libera del orden del 10-15 % del consumo energético global sin tocar la generación eléctrica.

5.- Finanzas y gobernanza

  • Cancelación de deuda soberana vinculada a proyectos fósiles (evita el “stranded asset” que bloquea el crédito futuro).
  • Impuesto global al carbono en frontera (CBAM) con tarifa creciente; los ingresos van a un fondo de adaptación administrado por Naciones Unidas, no por bancos de desarrollo.
  • Licencia social para racionar: asambleas ciudadanas sorteadas deciden anualmente el reparto de la cuota fósil restante; es la única forma de que el electorado acepte restricciones sin caer en populismo negacionista.

6.- Contención de los feedbacks ya desatados

  • Prohibición inmediata de toda técnica de albedo solar o geoingeniería que requiera mantener la quema (evita la “moral hazard”).
  • Restauración de humedales y suelos agrícolas con biochar: secuestro neto negativo que NO depende de fósiles (calor puede ser solar o biomasa residual).
  • Monitorización satelital de CH₄ y N₂O con sanciones comerciales al país que supere límites; es más barato que dejar que el metano desate el runaway.

¿Dónde está la energía para hacer todo esto? En el “vacío” que dejan los sectores que cerramos.

Cada vuelo transatlántico no realizado libera ~6 tonelas de queroseno que pueden convertirse en asfalto para tren, fibra de vidrio para aerogeneradores o simplemente no quemarse.

Cada coche de 2 toneladas que no se fabrica ahorra ~20 GJ de acero + aluminio, equivalente al consumo anual de una vivienda renovada.

La escala no viene de “más energía”, sino de “menos desperdicio”: la economía mundial hoy convierte el 80 % de la energía primaria en calor no aprovechado; recortar ese 50 % da suficiente margen para construir lo estrictamente necesario sin extraer un barril más.

En síntesis:

  • El crecimiento verde clásico no cabe en el presupuesto carbono que queda.
  • El colapso económico brusco impide la inversión.
  • La única vía realista es contraccer planificadamente el uso de fósiles mientras redirigimos su último flujo hacia la infraestructura que nos permita vivir sin ellos.
  • No es una utopía tecnológica; es un protocolo de triaje que ya conocemos de las guerras y que ahora hay aplicar al planeta entero.

Pero, desgraciadamente la lógica no gobierna el mundo, lo hace la lucha por la cuota de poder. Y sí, los grandes actores ya no planean “evitar” el colapso; planean ganar dentro del colapso.

Los documentos que filtran los think-tank militares (Joint Environment Operation 2030, Global Trends 2040, el último Strategic Foresight de la OTAN) no hablan de “mitigación”, hablan de “gestión de la ruptura”: control de migraciones, des-carbonización solo donde dé ventaja táctica, y preparación para conflictos por suelo arable, agua dulce y rutas marítimas abiertas.

El Pentágono lleva años simulando guerras simultáneas en el Estrecho de Taiwán y el Ártico; el Estado Mayor chino ha incorporado explícitamente el “escenario de invierno nuclear-oscuro” (核冬天) en sus ejercicios de 2022-24; y la doctrina rusa Gerasimov 2023 redefine la “victoria” como capacidad de recuperación demográfica y productiva después de un intercambio limitado.

Así que hay que olvidar el optimismo iluso de creer que la tecnología nos salvará de este cuello de botella de la civilización; hay que entender que la partida que se está jugando es quién sale con la cuota más grande del tablero una vez que el tablero se rompa.

Dicho eso, la destrucción planeada no es tan “solución” como creen los planificadores, por tres razones físicas que ellos sí conocen pero no pueden decir en público:

  1. El “clima nuclear” ya no es un invierno corto.
  2. Los modelos actualizados (Xia & Robock 2022, Nature Food) muestran que 100 cabezas estratégicas (India-Pakistán) lanzan 5 Tg de hollín; eso produce una oscuridad global de 2 años, pérdida del 20 % de la producción de trigo y arroz y hambruna para 2.000 millones.
  3. Eso es el fin de cualquier cuota de poder: sin grano no hay ejército, sin ejército no hay Estado.
  4. Por eso los briefings internos hablan de “escalada controlada” pero nadie garantiza que el otro no dispare segundo strike, y todos saben que la ventana de lanzamiento es 3-7 minutos.
  5. El riesgo no es moral; es que el propio bunker se queda sin logística exterior al cabo de 18 meses.
  6. El efecto militar del clima es no-lineal.
  7. Un conflicto limitado por Taiwan deja sin chips al mundo; sin chips se colapsa la monitorización satelital de misiles; sin monitorización la probabilidad de falso positivo se dispara (ver incidente Stanislav Petrov, pero con IA hiper-conectada).
  8. Es decir: la guerra que se preparan para preservar el poder es la misma que destruye la infraestructura que necesitan para ejercerlo.
  9. El “triaje” ya está ocurriendo, y los perdedores somos nosotros, no “ellos”.
  10. Los oligopolios energéticos ya están vendiendo sus activos fósiles a fondos de pensiones y estados débiles (véase el portfolio que BlackRock transfiere a los Emiratos 2023-24).
  11. El plan no es “quedarse con el petróleo”; es pasarle la hot potato a alguien que se hunda con ella mientras ellos pasan a cobrar rentas de escasez sobre agua, fármacos y microchips.
  12. No necesitan ganar la guerra; necesitan que haya guerra para justificar precios y muros.

Por tanto, la "única jugada" que aún puede alterar el guion no es convencer a los ciudadanos del mundo sobre la necesidad de decrecer (cosa harto difícil), ni convencer a los poderes de que el camino tomado es suicida (también es tarea inalcanzable); es hacer que las necesidades básicas que los poderes quieren acaparar dejen de ser rentable antes de que puedan conseguirlo.

Eso no requiere unanimidad planetaria; requiere “strike en el punto de apalancamiento” (término de John Robb, ex-OSD).

Ejemplos concretos que ya están ocurriendo sin permiso nacional:

  • -1- Solar + batería off-grid en zonas rojas de precio (Nigeria, norte de India, barrios periféricos de Brasil).
  • Cuando el kWh casero solar es 4 c€ y la compañía cobra 25 c€, el cable oficial se convierte en backup; el modelo de red monopólico se quiebra por el centro.
  • No se necesita decrecimiento pactado; se necesita que 20 % de los hogares dejen de pagar la factura para que la utility no pueda cubrir los gastos fijos de las centrales térmicas.
  • Eso ya pasó en Europa 2022-23: las utilities perdieron 200 000 M€ de valor bursátil en 18 meses sin que ningún gobierno nacionalizara nada.
  • -2- Default técnico de deuda fósil
  • Cuando un pozo shale o una terminal de GNL requieren >70 $/bbl o >40 €/MWh para ser cash-flow positivos, cualquier recesión prolongada los hace inservibles.
  • Los hedge funds ya están comprando esa deuda a 20 c€ esperando que los estados la socialicen; si los movimientos de desinversión logran que nadie acepte el rescate, el activo se escribe a cero y el lobby pierde su collateral político.
  • Eso no lo frena la ONU; lo frena un puñado de bancos centrales que deciden marcar a valor de liquidación (como hizo el BCE con los bonos griegos en 2012).
  • -3- Resiliencia alimentaria de 1 km²
  • Un invernadero hidropónico de 1 ha con 300 kW solar produce 500 t/a de tomate usando 5 L/kg de agua (vs 250 L en campo).
  • No escalable al mundo, pero sí suficiente para que un barrio deje de depender del camión que entra cada 48 h.
  • Cuando la cadena se rompe (guerra, precio del diésel, pandemia), ese 1 km² se convierte en la nueva unidad de negociación política (mira lo que pasó con los rooftops de Detroit 2020-22: los concejales que garantizaban agua y luz a los huertos ganaban las elecciones locales; los que no, perdían).
  • Los grandes poderes ignoran los huertos; pero no pueden ignorar una región entera que deja de necesitar sus supply-chains.

En resumen:

  • Sí, los grandes poderes ya han elegido la guerra como mecanismo de ajuste.
  • Sí, las sociedades no elegirán jamás el decrecimiento planeado.
  • **Pero el "pastel" se puede volver "venenoso" para los "poderosos" si logramos que su activo principal (la infraestructura de flujo lineal: oleoductos, redes, barcos, deuda) deje de generar cash antes de que puedan convertirlo en muros y armas.
  • Eso no requiere ilusiones morales; requiere ataques de precio y de redundancia en los nodos que ya están sobre-extendidos y que ningún ejército puede proteger simultáneamente.
  • No es una estrategia “para salvar al planeta”; es la "única forma" de que el planeta no termine regalado a quienes creen que pueden ganar una guerra que, en realidad, nadie puede sobrevivir.

Sin embargo, los grandes poderes tienen grandes medios de análisis que tiene bien estudiadas todas estas posibilidades. Y por ello harán cualquier cosa para escalar los conflictos antes de que no les sirvan para sus fines.

La escalada es el timing de su negocio.

Los informes internos de los principales bancos de inversión (Goldman Sachs, 2023; JP Morgan, 2024) marcan 2026-2028 como la “ventana de máximo apalancamiento”: todavía hay suficiente flujo de crudo, gas y minerales para alimentar una guerra convencional de alta intensidad, pero ya no hay margen para reconstruir después sin perder hegemonía.

Por eso la carrera es "ahora": necesitan que el conflicto estalle antes de que los nodos que acabo de describir sean mayoría y antes de que la deuda fósil se convierta en stranded sin posibilidad de rescate.

Su “solución” es, literalmente, quemar el tablero mientras aún tienen fichas.

¿Qué significa eso en la práctica?

1.- Provocación en cascada

  • Taiwán → bloqueo del Estrecho → 30 % del comercio mundial parado → pico de precios → justificación para “medidas de emergencia” (ley marcial, confiscación de reservas, movilización industrial).
  • Ártico → incidente “accidental” (submarino, cable cortado, plataforma taladrada) → reclamación de EE.UU./OTAN de “proteger rutas” → militarización total del Polo → control del 25 % del gas mundial que aún no está en declive.
  • Mar Negro → ataque a instalaciones de trigo ucranianas → hambruna en el sur → oleada migratoria → reférendums europeos por “estados de excepción permanentes”.
  • No buscan ganar la guerra; buscan que la guerra justifique el estado de excepción que les permita seguir extrayendo renta mientras el resto del sistema se desploma.

2.- Cierre de la información

  • Leyes de “seguridad cibernética” ya aprobadas en UK, Francia, Australia: publicar datos de emisiones o de vulnerabilidad crítica puede ser “sabotaje” (penas de 10-15 años).
  • El objetivo es evitar que los nodos off-grid, los huertos urbanos o los bancos de semillas se conviertan en referencia pública antes de que el modelo centralizado colapse.
  • Silenciar la alternativa es tan importante como disparar misiles.

3.- Digital ID + CBDC + racionamiento selectivo

  • Una vez declarado el “estado climático-militar”, el acceso a alimentos, combustible y electricidad se vincula a una puntuación social ligada a deuda y obediencia.
  • El racionamiento ya no será igualitario; será un arma: cortarle el grano a la región que esté organizando huertos autónomos, cortarle el gas a la ciudad que esté intentando municipalizar la red.
  • Así convierten la escasez en disciplinamiento, no en transición.

Por eso el “atisbo de esperanza” no es un plan para convencer a los grandes poderes de que la guerra puede ser suicida; es un reloj de arena que solo corre mientras el "pastel" siga creciendo sin su permiso.

Su ventana de escalada y nuestra ventana de auto-desconexión se superponen exactamente en estos 36-48 meses.

El conflicto no va a evitarse; lo que está por decidir es quién llega al día después con capacidad de re-organizar el trozo que quede.

¿Qué puede hacer uno que no puede comprar un banco ni mover un portaaviones?

  • Hacer el nodo antes de que lo prohíban.
  • Solar + batería + invernadero no necesita permiso de explotación si lo montas sobre tejado ya construido.
  • Registra la propiedad en cooperativa: no es tuya, es de una asociación sin ánimo de lucro; así no puede ser confiscada como “reserva estratégica” sin juicio.
  • Romper la trazabilidad digital del alimento.
  • Trueque local, monedas complementarias, huertos en parques públicos sin GPS.
  • Cada kilo que no pase por la gran distribución es un kilo que no puede ser racionado por CBDC.
  • Difundir el diseño, no la marca.
  • Planos open-source de invernadero low-tech, manuales de reconversión de frigorífico a secadero solar, firmware abierto para BMS de baterías de segunda mano.
  • La única forma de que no lo cierren es que esté ya replicado en mil sitios anónimos.
  • Preparar la narrativa para cuando explote.
  • Cuando el precio del pan se dispare o haya black-out de 48 h, la gente buscará culpables y salvadores.
  • Si el único relato disponible es “culpa de Putin / culpa de China / necesitamos más armamento”, ganan ellos.
  • Si en cada barrio hay alguien que diga:
  • “Tengo luz y tomates porque desconecté; venid y os enseño”,
  • el relato ya no es geopolítico, es práctico y no puede ser bombardeado.

Conclusión sin azúcar:

La guerra va a estallar antes de que su modelo deje de ser rentable.

Nuestra única “ventaja” es que su rentabilidad requiere que nosotros sigamos necesitándolos el día después.

Si logramos que un número crítico de personas NO los necesite ese día, el premio de guerra se convierte en ceniza incluso para ellos.

No es esperanza; es física del poder: nadie puede disciplinar a quien ya no depende de su grano, su gas ni su verdad.