Dark Souls utilizaba la dificultad cabrona como filosofía de diseño y reclamo principal. Fue concebido para encandilar a quienes echaban de menos los desafíos importantes, esas personas que consideraban los entretenimientos actuales poco más que un paseo repleto de bostezos y preferían que les metiesen caña de la buena. Al mismo tiempo, eran productos muy buenos y muy alabados, que por su propia naturaleza no permitían rebajar su loquísima dificultad de ninguna manera. En Dark Souls no existía una opción para iniciar la odisea en modo «Fácil».
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