Con tan solo 6 centímetros de altura, esta figura pretendía provocar la risa a través del humor más básico. La figurilla representa a un actor cómico romano en plena acción: agachado, con el trasero proyectado hacia atrás, una mano en las nalgas y la otra en la boca, como si estuviera imitando el sonido de una flatulencia. Un “chiste visual” que ha sobrevivido intacto durante casi 2.000 años.