Entrevista a Jordi Llovet, catedrático de Teoría de la Literatura de la Universidad de Barcelona, en la que reflexiona sobre el estado de las Humanidades
Es un gran problema, cada vez más grave, la mercantilización de las universidades, cada vez más dominadas por consideraciones utilitarias, económicas y tecnológica impuestas desde el poder, que pretende que cumplan las funciones dictadas por los mercados y no las exigidas por una sociedad democrática. Las nuevas concepciones de la "excelencia", la "competitividad", la "eficiencia", la "optimización de recursos" o los "objetivos prioritarios" enmascaran un claro deterioro de la investigación, de la educación universitaria, y de su compromiso social, y de manera muy notable, de los estudios humanísticos que están sufriendo un ataque sin precedentes fruto de esta mercantilización que no sabe ver más allá de los términos coste-beneficio.
Es detrás de esta "optimización de recursos" donde se encuentran por un lado la subida o la invención de nuevas tasas, que hacen menos universal a la universidad, y por otro lado la reducción de gastos considerados menos necesarios como la renovación de personal que conlleva una inevitable degradación de la calidad investigadora y docente y la llamada fuga de cerebros, en realidad una expulsión.
Sin tiempo ahora mismo para leerme el artículo, estoy totalmente de acuerdo.
Algunos ejemplos de la antigüedad verifican lo que el catedrático Jordi Llovet dice: A Sócrates le hicieron beber la cicuta "por corromper a los jóvenes, enseñándoles a pensar". Nerón mandó a Séneca que se suicidara por "no compartir sus métodos". A Fray Luis de León, el Santo Oficio le encarceló por "enseñar a los jóvenes ideas contrarias a las suyas"
Es nefasto enseñar a pensar a la gente, después vienen las revoluciones por no querer ser borregos, por ser inconformistas, por no acatar las barbaridades que se cometen y por muchas otras cuestiones más que tienen que ver con la ética y la moral.
Comentarios
Ahora entiendo porque la mayoría de los politicos son abogados.
Es un gran problema, cada vez más grave, la mercantilización de las universidades, cada vez más dominadas por consideraciones utilitarias, económicas y tecnológica impuestas desde el poder, que pretende que cumplan las funciones dictadas por los mercados y no las exigidas por una sociedad democrática. Las nuevas concepciones de la "excelencia", la "competitividad", la "eficiencia", la "optimización de recursos" o los "objetivos prioritarios" enmascaran un claro deterioro de la investigación, de la educación universitaria, y de su compromiso social, y de manera muy notable, de los estudios humanísticos que están sufriendo un ataque sin precedentes fruto de esta mercantilización que no sabe ver más allá de los términos coste-beneficio.
Es detrás de esta "optimización de recursos" donde se encuentran por un lado la subida o la invención de nuevas tasas, que hacen menos universal a la universidad, y por otro lado la reducción de gastos considerados menos necesarios como la renovación de personal que conlleva una inevitable degradación de la calidad investigadora y docente y la llamada fuga de cerebros, en realidad una expulsión.
Mentira, un Ingeniero también es un buen ciudadano.
O es que en las de humanidades dan carnet de buen ciudadano
#4 No tiene nada que ver. Un ingeniero puede ser un buen ciudadano, ¡faltaría más!, pero no es ser ingeniero lo que le hace buen ciudadano.
#5 ni ser humanista.
Sin tiempo ahora mismo para leerme el artículo, estoy totalmente de acuerdo.
Algunos ejemplos de la antigüedad verifican lo que el catedrático Jordi Llovet dice: A Sócrates le hicieron beber la cicuta "por corromper a los jóvenes, enseñándoles a pensar". Nerón mandó a Séneca que se suicidara por "no compartir sus métodos". A Fray Luis de León, el Santo Oficio le encarceló por "enseñar a los jóvenes ideas contrarias a las suyas"
Es nefasto enseñar a pensar a la gente, después vienen las revoluciones por no querer ser borregos, por ser inconformistas, por no acatar las barbaridades que se cometen y por muchas otras cuestiones más que tienen que ver con la ética y la moral.
Un buen ciudadano no puede no ser escéptico. Ni desconocer el paradigma científico.