Los nombramientos dependerán, por tanto, de un trato con el PSOE. Una negociación imposible. Los populares tienen así muy cerca, pero a la vez muy lejos, la posibilidad de empujar en poco más de unos meses una salida rápida del presidente. Conde-Pumpido se convirtió, casi desde su nombramiento, en uno de los enemigos íntimos del partido de Alberto Núñez Feijóo, que le atribuye un control férreo del grupo progresista del Constitucional, ahora mayoritario.