Minutos después se encenderán los insultos, la policía golpeará a unos y defenderá a otros, pero aún no ocurre nada en la fotografía. Si la doblásemos por la mitad, separaríamos a los unos de los otros; al desdoblarla, la fuerza de los dedos actuará como barrera. En un extremo, varios participantes de la autorizada manifestación laica; en el otro, los peregrinos de la JMJ. Los primeros...
No me gusta esa fotografía porque los rostros están equivocados: los reproches deben hacerse no a los peregrinos, sino a quienes permiten el esperpento. Tienen nombres y apellidos; suelen aparecer en las fotografías. Están ahí porque muchos -católicos, musulmanes, judíos, agnósticos, ateos- escogieron la papeleta y la depositaron en la urna. Y permiten que la fotografía principal, la de una Iglesia que impone unos principios que ni ella misma respeta, y que es tema grave y aparte, tome nuestras calles y arrincone a quienes no comparten sus dogmas. No me molesta que los peregrinos recen o tomen Cuatro Vientos: molesta que se posibilite con nuestro dinero, que paralicen por unos la ciudad de todos, que las Administraciones públicas difundan un mensaje parcial y extremista, lleno de odio y contrario a la tolerancia que ruegan para ellos. Por Madrid y los madrileños, que nadie se preocupe: están acostumbrados a poner la otra mejilla.
Aparte de que ya resulta un poquito cansino el tema, algunos -o muchos- de los manifestantes laicos tampoco iban cargados de buenas intenciones y respeto. Muchas pancartas insultaban directamente a los peregrinos y sus creencias. Fanáticos e intolerantes siempre los hay en los dos bandos de cualquier contienda.
Comentarios
Que gran artículo. Parece mentira que esté publicado en El País.
Los verdaderos culpables
No me gusta esa fotografía porque los rostros están equivocados: los reproches deben hacerse no a los peregrinos, sino a quienes permiten el esperpento. Tienen nombres y apellidos; suelen aparecer en las fotografías. Están ahí porque muchos -católicos, musulmanes, judíos, agnósticos, ateos- escogieron la papeleta y la depositaron en la urna. Y permiten que la fotografía principal, la de una Iglesia que impone unos principios que ni ella misma respeta, y que es tema grave y aparte, tome nuestras calles y arrincone a quienes no comparten sus dogmas. No me molesta que los peregrinos recen o tomen Cuatro Vientos: molesta que se posibilite con nuestro dinero, que paralicen por unos la ciudad de todos, que las Administraciones públicas difundan un mensaje parcial y extremista, lleno de odio y contrario a la tolerancia que ruegan para ellos. Por Madrid y los madrileños, que nadie se preocupe: están acostumbrados a poner la otra mejilla.
Eso. Justo eso.
En eso estoy totalmente de acuerdo contigo.
Aparte de que ya resulta un poquito cansino el tema, algunos -o muchos- de los manifestantes laicos tampoco iban cargados de buenas intenciones y respeto. Muchas pancartas insultaban directamente a los peregrinos y sus creencias. Fanáticos e intolerantes siempre los hay en los dos bandos de cualquier contienda.
#2 Así es yo estaba lleno del pecado de lujuria, de gula y de sesquipedaliofobia ¿y?
Yo iba por el sitio autorizado sin provocar a nadie. Los católicos se sentaron en el medio y no nos dejaban pasar.
Exaltados hay en todas partes. Lo malo es la parcialidad de unas Administraciones que debian haber sido neutras