Todo este asunto de las galletitas me ha recordado al texto satírico que el irlandés Jonathan Swift escribió en 1729 con su genial e imperecedera ironía inglesa. En este breve ensayo proponía la ingesta de los bebés de las clases pobres; así los pobres serían, menos pobres, y se acabaría, de paso, con el hambre general. Dado que muy poca gente ha leído este texto en España (aunque está editado en Alianza), me ha parecido bien compartirlo aquí y airearlo un poco. A disfrutarlo.
Comentarios
¿Ironía inglesa? Que era irlandééééés!!!!!
Ya lo decia un cafre:
-¿Quieres erradicar el hambre y la pobreza?
¡Comete un pobre!
Pero no se de que se escandaliza la gente. Es la cadena alimenticia:
El primer mundo se come los alimentos de los pobres -> El primer mundo engorda -> El primer mundo se hace liposucciones para perder grasa -> Damos esa grasa para que coma el tercer mundo -> como el tercer mundo tiene comida, nos llevamos los alimentos que no les hemos proporcionado
Bueno, él es irlandés, pero la ironía la toma uno de donde quiere.
Como los vascos, que nacen en Burgos porque les sale de los cojones.
Qué barbaridad
El relato de Swift es delicioso, uno de mis predilectos. Sólo encuentro un pequeño fallo, no queda claro el método de comerse a los niños pobres. Se les supone de tierna carne, claro, sugiere niños de hasta un año (a partir de esa edad, no les encuentra económicamente rentables). Pero Swift debería haber previsto que no se puede comer niños, por muy pobres que sean, a dentelladas, no les gustaría; sin pensar tampoco en la gente con dentadura débil, postiza, esas cosas. O sea que Swift debería haber sugerido la previa conversión de esa carne de bebé en sopitas, en albóndigas, esas cosas. Perfilar mejor el asunto, digo.
¿He oido "Soylent green"?