(...) Desplazó primero el contacto por el teléfono. Luego el teléfono por el correo. Después el correo por el Facebook. Y ahora prefiere tuitear, hacerlo todo allí. Y el lugar de una palmada en la espalda o una confidencia lo ocupa ahora el privado, el grado sumo de cercanía. No dice gran cosa y eso mismo espera del otro. Eso y rapidez. Porque la respuesta importa menos que su retraso y da igual la plataforma. El imbécil digital no da tregua ni comprende otra vida que la vida de pantalla, mejor cuanto más plana, más simple, más ligera (...)
Comentarios
#0 me sacaste 10 segundos
pues #uff para ti
Pues la verdad, que suena como si predicara desde un púlpito pero lamentablemente soy imbécil y ateo.
#3 ¿Y escocido tal vez?
A mí, lo confieso, me ha escocido un poco.
Ni ser imbécil dejan a uno.
Me tocan especialmente la moral los que están delante de personas de carne y hueso y no paran de darle a los botoncitos del móvil, o reciben tres llamadas por hora.
¿En serio no pueden esperar a estar solos para chatear o mandar chorradas por el Facebook?