Hoy en día, las peleas de perros están prohibidas en toda la Unión Europea y en la mayoría de países de Latinoamérica pero siguen siendo legales en lugares como Venezuela, Japón, Albania o Bangladesh. Y en otros, como Rusia, aunque oficialmente están vetadas, se siguen practicando de forma habitual. Las peleas de perros se han convertido en una actividad ligada al crimen organizado, al tráfico internacional de animales y, en numerosos casos, incluso al blanqueo de dinero