Hace 1 año | Por Arariel a elsaltodiario.com
Publicado hace 1 año por Arariel a elsaltodiario.com

Como tantos otros niños, en mi infancia leí muchos relatos que hablaban del dolor de otros niños. Niños abandonados, niños huérfanos, niños convalecientes, niños golpeados en hospicios y escuelas. Pareciera, de hecho, que exista todo un género literario que se complace en hacer vivir a sus protagonistas infantiles las más horrendas y espantosas experiencias. Confieso, sin embargo, que entonces no me afectaban mucho, pero hoy, tantos años después, la lectura de estos textos me conmociona de un modo muy distinto.

Comentarios

Nobby

#5 a qué te refieres con la silla eléctrica?

devilinside

#7 Una no-tortura consistente en que te pones de espaldas a una pared, apoyando la espalda recta y vas bajando hasta ponerte en posición sedente (no totalmente en cuclillas) manteniendo la espalda recta. Inténtalo más de tres o cuatro minutos y me cuentas

fidelet

#1 Es muy novelesco, si. Pero si que había maestros malísimos(gente que empezó de maestro en los 50 cuando hacía Dalt muy poco para serlo) y también había muchíos prejuicios.

Alguien que no ha tenido maestros de lavueja escuela lo encontrará muy fantástico pero aunque novelesco algo había

El_Cucaracho

#1 A mí me tocó algún "personaje", por suerte la mayoría estaban a punto de jubilarse.

perrico

#1 No he leído el artículo, ero haberlos, los había.
Te pongo un ejemplo. En un grupo de Facebook de la Ciudad donde nací, salió la reseña de que se había muerto un exprofesor mío de inglés del colegio de curas
Los comentarios eran un cúmulo de descripciones de violencia gratuita por parte de profesores de ese colegio (incluido el finado)
Eso y las celebraciones por la muerte de ese cabrón y el deseo de que otros le siguiesen.
Imagínate que tipo de personajes eran.
Por cierto. Cosas que yo he visto en ese colegio lo corroboran. Y estoy hablando de un chaval con varios puntos en la cabeza de un golpe que le dió un cura. Por ejemplo.

r

Se asemeja mucho a la realidad que viví yo. Profesores maltratadores carentes de capacidad docente (y poco que les preocupaba). No discuto que ahora el profesorado y la educación tengan otros problemas. Pero la EGB tuvo sus problemas y casi nunca salieron a la luz. Éramos niños absolutamente indefensos ante la violencia física y verbal de adultos. Suerte que no todos los profesores eran de tal palo.

alexwing

Si le tienes que dar una torta al niño, se la das, palabras textuales de mi madre al profesor en mi infancia, y sí me lleve más de una, hoy algo impensable.

Supercinexin

#2 Y hoy en día tienes hijos y les educas a hostias también, como hacía tu madre y como hacían tus maestros de la escuela. Cuando el niño está inquieto, hostión con la mano abierta en la cara. Cuando el niño no se sabe la tabla de multiplicar, bofetón porque ha fallado. Cuando el niño no te deja concentrarte en el curro porque hoy lo tienes en casa, mascón en la cabeza para que se tranquilice.

Muy bien.

Afortunadamente no eres maestro.

e

Vaya novela

casius_clavius

#14 Tu caso es tan válido como el del resto. Cada uno tiene sus experiencias. A mí no me pegaron (mucho), era de los afortunados, pero eso no me impide ver que otros se llevaban la peor parte.

b

#15 Pero de ahí a hacer una montaña, vamos no me jodas.

Yo se recibí de vez en cuando un coscorrón (pero era porque no me callaba durante las clases o hacía el canelo). Alguna vez me echaron al pasillo.

Pero eso no crea ni traumas ni se viene el cielo abajo, ¿que en los cientos de colegios de España había escesivos palos en alguno de ellos?, pues seguro, siermpre hay ovejas negras en todos los ámbitos. Pero nada de lo que dice el artículo es cierto.

casius_clavius

#16 "Nada de lo que dice el artículo es cierto".
Buena forma de despachar el asunto.

b

#17 Venga hombre, dale con los casos personales (el del articulista). Es su opinión personal, basada en sus huevos morenos para ir sentando cátedra.

Un grano no hace una montaña y por eso he votado en consecuencia.

D

#16 Es que 1 capón ya es una montaña.

b

#20 OOOOOOOOOH, menudo trauma se crea.

Pobrecitos ellos que reciben un capón, debemos ser miles de niños los traumatizados y que no podemos llevar una vida normal ni relacionarnos con nadie, ni encontrar trabajo, porque nos dieron un capón hace décadas cuando eramos niños.

Tendremos que pedir daños y perjuicios por ello a España.

Joder con la generación de cristal que ha venido después, apañados estamos si son los que nos van a sacar las castañas del fuego.

D

#22 Sois los pilares de la transición.
Si, dejáis bastante que desear

Kamillerix

En mi caso no era EGB (eso se daba entonces como experimento en las capitales), era la Primaria y en colegio religioso... La liberación que me supuso pasar a un instituto público, sencillamente indescriptible: perder de vista y del alcance de aquellos psicópatas que nos amargaron durante 7 largos años fue increíble

b

Que gilipollada, yo estudié la EGB y no tengo ningún tipo de trauma. Lo que había antes, eran profesores que se hacían respetar, puede que alguna colleja soltaran si te pasabas de la raya en clase (dando la murga sin callar un poco, pasando de la clase y dando por culo a tus compañeros,etc), pero nada más.

Teníamos más respeto por el profesor (por la cuenta que nos traía) que a día de hoy.

Mierda de artículo con aires de ínfula, votando en consecuencia.

casius_clavius

#10 Pues muy bien, enhorabuena, pero tu caso no es el de otros niños que recibían hostias que ahora serían para meter al agresor en la cárcel. A un hijo mío le dan un puñetazo en la tripa o patadas, como he visto hacer y lo mismo el que va a la cárcel soy yo porque el "profesor" de turno acaba en el hospital.

b

#13 Venga hombre, tu expones tu caso y yo expongo el mío.

No son ejemplos de nada, así que menos lobos caperucita.