La silla de clavos es otro instrumento adjudicado a la Inquisición española. Erróneamente, puesto que en ninguno de los decenas de miles de expedientes del tribunal figura su uso y ni siquiera fue un método real: no hay noticias de él hasta la segunda mitad del siglo XIX, al albur del romanticismo medievalista y los autores que la mencionan no aportan fuentes.

Comentarios

GeneWilder

Visité hace años uno de esos museos itinerantes de la Inquisición. La mayoría de artilugios eran made in Germany.

Tieso

Siempre me han hecho gracia estas sofisticaciones. Te cogen en cualquier siglo, la Inquisición te mete en una mazmorra, con la amenaza de quemarte en la hoguera, y con el cangelo que te entra no necesitan ni torturarte. Ni ninguno de estos artilugios. Un par de hostias, y les dices lo que quieran oír. Mientras te cagas encima. De hecho casi eran peor los métodos de ejecución de la justicia secular, que se aplicaban según delito, y que incluían desmembramiento por caballos, rotura de todos los huesos a golpes atado a una rueda, evisceramiento...

themarquesito

#2 Precisamente por eso la Inquisición no se fiaba mucho de la tortura como forma de extraer confesiones, viéndola como un método de poca calidad pero que en ocasiones era lo único que podían hacer respecto a un testigo renuente. Esto dice el artículo 49 de las ordenanzas de la Inquisición del año 1561:

Al tiempo que la sentencia de tormento se pronunciare, el reo sea advertido, particularmente de las cosas sobre que es puesto a questión de tormento: pero después de pronunciada la sentencia, no se le debe particularizar cosa alguna, ni nombrársele persona de los que parecieren culpados, o indiciados por su processo, y en especial, porque la experiencia enseña, que los reos en aquella agonía dicen qualquier cosa que les apunten, de que se sigue perjuicio de terceros, y ocasión para que revoquen sus confessiones, y otros inconvenientes

Noctambulista

Parece incómoda, pero nada comparado con el potro de tortura