Francisco Capella realiza una breve reflexión sobre la compatibilidad de la libertad con el determinismo y de éste con el libre albedrío. Considera que estos conceptos pueden ser compatibles si se entienden correctamente y, sobre todo, si se sabe a qué nivel o ámbito se debe de aplicar cada uno.
#0"El determinismo no destruye la responsabilidad moral"
Desde luego no cabe hablar de una destrucción de la responsabilidad pero desde el momento en que uno toma conciencia de que sus decisiones no le pertenecen en un sentido estricto se hace imperativo buscar las soluciones en la cadena causal previa a la toma de decisiones.
Y también ha de hallarse algún grado de responsabilidad ahí, lo contrario sería empujar a alguien por un precipicio e identificar la muerte como suicidio.
El individuo no es ajeno a la circunstancia, es parte consustancial de ella.
Todo el mundo habrá jugado al billar americano. La virtud de colarse por el hueco no es de la bola que entra sino de la bola blanca que la golpea. Esto que en el billar es tan sumamente evidente no parece estar identificado con tanta claridad cuando en lugar de bolas de billar hablamos de seres humanos, por haber "multitud de bolas blancas incidiendo a la vez" sin que pueda determinarse a priori una relación de causalidad tan nítida como sobre el tapete.
Pero ahí es donde terminan las diferencias entre una bola de billar y un ser. Eso, y que algunos tienen pelo
Luego, decía que no cabe hablar de una destrucción de la responsabilidad pero parece sensato contemplar por lo menos una clara dilución.
Lo que se establece entonces es que el concepto de responsabilidad tradicional como se entiende en el marco jurídico, y en términos más generales, es un enfoque muy limitado que resulta en un pobre reflejo de la realidad.
A las personas nos conforman dos factores nada más: nuestra experiencia y nuestra genética.
Y lo cierto es que no tenemos como individuos ningún grado de responsabilidad en ninguno de ellos. ¿Qué culpa tiene una bola de billar de ser redonda?
De ese irrefutable hecho proceden expresiones tan sabias como "me cago en tu padre", "hijo de puta" o "hijo de mil perras bastardas", de remontarse en la cadena causal en busca del defecto que origina la situación indeseada y/o indeseable. En un nivel de reflexión aún superior tenemos la clásica expresión "me cago en dios", engendrada tal vez desde posiciones teístas.
Para ahorraros tiempo, tras un análisis pormenorizado la única conclusión posible a la que la razón nos arroja es que la existencia es el primer y único error. Algo que sin duda, para alivio de todos, será ineluctablemente corregido.
De hecho, dando a nuestras vidas un sentido de misión, debería tratarse de comprender exactamente como se origina la vida para evitar que pueda reproducirse el desastre de nuevo en cualquier momento y lugar y sólo tal misión justifica el hecho de preservar la especie antes de proceder a la voluntaria y definitiva extinción de todo bicho viviente.
De paso con esta reflexión se responde a la famosa paradoja de Fermi, esa que viene a decir ¿por qué estamos solos en el universo?
Bien, la respuesta vendría a ser: porque somos los últimos gilipollas que aún no se han dado cuenta de que no tendrían que estar aquí. Y ésa es y no otra la razón de todas nuestras tribulaciones.
Me gustaría errar en mis conclusiones pero lo cierto es que aún no he hallado dónde, se acepta con gusto y se solicita ayuda para hallar cualquier posible enmienda a los postulados previos pero me temo que son tan inapelables como nuestro destino.
#7 si he entendido bien, no entiendo por qué aceptando que nuestras decisiones y nuestro Yo está determinado, por tanto un clásico sentido existencial de la vida no tiene fundamento, cosa que comparto, llegas a la conclusion que terminar con nuestra vida (y de toda la especie) es la única opción, pues, al menos para mí, seguiría siendo una decisión determinada y carente de ese sentido.
Permanecer toda la vida tomando decisiones sin un sentido existencial, al menos para mí, tiene el mismo nulo sentido existencial que dejar de tomarlas para siempre.
Por otro lado, tampoco entiendo que hayan tumbado la noticia.
#13 Siendo del Instituto Juan de Mariana tumbar la noticia es lo equivalente a la medicina preventiva
Aunque en este caso no estaba mal del todo el artículo.
Sobre tu reflexión, no me parece lo mismo la determinación que la falta de sentido.
De todas formas sinsentido por sinsentido nos ahorramos todos el mal rato.
*Y de todaS laS especieS* que yo soy animalista, joder, no vas a dejar a los pobres bichos aquí sufriendo y evolucionando millones de años para llegar a la misma conclusión... eso sería cruel y egoísta
Un problema más interesante es valorar si la intencionalidad o consciencia de una acción y sus resultados (o su ausencia) son exigibles para que exista responsabilidad ética o moral: yo creo que no he hecho algo porque no he sido consciente de ello, o porque no era eso lo que pretendía, o porque considero que mi yo sólo es la parte consciente de mi mente e ignoro todo lo inconsciente.
Comentarios
#7 Y... ésa es y no otra la razón de todas nuestras tribulaciones.
Systemic Mode Off HNY !!
""...La realidad es determinista, indeterminista, o una combinación de ambos atributos, pero no hay otras posibilidades...""
#0 "El determinismo no destruye la responsabilidad moral"
Desde luego no cabe hablar de una destrucción de la responsabilidad pero desde el momento en que uno toma conciencia de que sus decisiones no le pertenecen en un sentido estricto se hace imperativo buscar las soluciones en la cadena causal previa a la toma de decisiones.
Y también ha de hallarse algún grado de responsabilidad ahí, lo contrario sería empujar a alguien por un precipicio e identificar la muerte como suicidio.
El individuo no es ajeno a la circunstancia, es parte consustancial de ella.
Todo el mundo habrá jugado al billar americano. La virtud de colarse por el hueco no es de la bola que entra sino de la bola blanca que la golpea. Esto que en el billar es tan sumamente evidente no parece estar identificado con tanta claridad cuando en lugar de bolas de billar hablamos de seres humanos, por haber "multitud de bolas blancas incidiendo a la vez" sin que pueda determinarse a priori una relación de causalidad tan nítida como sobre el tapete.
Pero ahí es donde terminan las diferencias entre una bola de billar y un ser. Eso, y que algunos tienen pelo
Luego, decía que no cabe hablar de una destrucción de la responsabilidad pero parece sensato contemplar por lo menos una clara dilución.
Lo que se establece entonces es que el concepto de responsabilidad tradicional como se entiende en el marco jurídico, y en términos más generales, es un enfoque muy limitado que resulta en un pobre reflejo de la realidad.
A las personas nos conforman dos factores nada más: nuestra experiencia y nuestra genética.
Y lo cierto es que no tenemos como individuos ningún grado de responsabilidad en ninguno de ellos. ¿Qué culpa tiene una bola de billar de ser redonda?
De ese irrefutable hecho proceden expresiones tan sabias como "me cago en tu padre", "hijo de puta" o "hijo de mil perras bastardas", de remontarse en la cadena causal en busca del defecto que origina la situación indeseada y/o indeseable. En un nivel de reflexión aún superior tenemos la clásica expresión "me cago en dios", engendrada tal vez desde posiciones teístas.
Para ahorraros tiempo, tras un análisis pormenorizado la única conclusión posible a la que la razón nos arroja es que la existencia es el primer y único error. Algo que sin duda, para alivio de todos, será ineluctablemente corregido.
De hecho, dando a nuestras vidas un sentido de misión, debería tratarse de comprender exactamente como se origina la vida para evitar que pueda reproducirse el desastre de nuevo en cualquier momento y lugar y sólo tal misión justifica el hecho de preservar la especie antes de proceder a la voluntaria y definitiva extinción de todo bicho viviente.
De paso con esta reflexión se responde a la famosa paradoja de Fermi, esa que viene a decir ¿por qué estamos solos en el universo?
Bien, la respuesta vendría a ser: porque somos los últimos gilipollas que aún no se han dado cuenta de que no tendrían que estar aquí. Y ésa es y no otra la razón de todas nuestras tribulaciones.
Me gustaría errar en mis conclusiones pero lo cierto es que aún no he hallado dónde, se acepta con gusto y se solicita ayuda para hallar cualquier posible enmienda a los postulados previos pero me temo que son tan inapelables como nuestro destino.
¿Hay otra conclusión* posible? 🎱
*Repárese en el sentido polisémico del término.
C/C #2 #3 #4 #5 #6
#1 Vuelve al basurero mental del que provienes, engendro del demonio.
#7 Mañana lo leo.
#8 Atención, tenemos un humorista en la sala
Puedes aplicarte el comentario dirigido a #1
#9 Su falta de humor me resulta irritante.
#10 Joder. Pues es verdad que no te lo has leído
#7 si he entendido bien, no entiendo por qué aceptando que nuestras decisiones y nuestro Yo está determinado, por tanto un clásico sentido existencial de la vida no tiene fundamento, cosa que comparto, llegas a la conclusion que terminar con nuestra vida (y de toda la especie) es la única opción, pues, al menos para mí, seguiría siendo una decisión determinada y carente de ese sentido.
Permanecer toda la vida tomando decisiones sin un sentido existencial, al menos para mí, tiene el mismo nulo sentido existencial que dejar de tomarlas para siempre.
Por otro lado, tampoco entiendo que hayan tumbado la noticia.
#13 Siendo del Instituto Juan de Mariana tumbar la noticia es lo equivalente a la medicina preventiva
Aunque en este caso no estaba mal del todo el artículo.
Sobre tu reflexión, no me parece lo mismo la determinación que la falta de sentido.
De todas formas sinsentido por sinsentido nos ahorramos todos el mal rato.
*Y de todaS laS especieS* que yo soy animalista, joder, no vas a dejar a los pobres bichos aquí sufriendo y evolucionando millones de años para llegar a la misma conclusión... eso sería cruel y egoísta
Soy pobre... a mí la Filosofía.
Pole
El libre albedrío no existe, es una invención de la teología católica.
La rueda de molino. Mirad lo que le pasó al bueno de Boecio y su consolatio Philosophiae. El señor Capellán, se creerá que ha inventado la pólvora.
Un problema más interesante es valorar si la intencionalidad o consciencia de una acción y sus resultados (o su ausencia) son exigibles para que exista responsabilidad ética o moral: yo creo que no he hecho algo porque no he sido consciente de ello, o porque no era eso lo que pretendía, o porque considero que mi yo sólo es la parte consciente de mi mente e ignoro todo lo inconsciente.
Auguro un manifiesto feminista en torno a esto.