La mayoría de los cuentos, “novelas cortas” y textos (sagrados o profanos) del antiguo Egipto fueron hallados en templos o tumbas. Los primeros solían teatralizarse en público, ya que la mayoría de la población no sabía leer. La literatura del país de El Nilo tiene un asombroso parecido con la occidental aunque ahora, en el siglo XXI, se consideraría “políticamente incorrecta”.
#5:
esto tiene varios errores:
- para empezar no es un relato de "hace más de 3000 años", su única fuente es Herodoto (en que se basó Herodoto no lo sabemos, pero probablemente en algún cuento satírico de época tardía)
- Rampsinito es un faraón ficticio, no Ramsés III, y Herodoto lo ubica como antecesor de Jufu (Kheops), así que en todo caso sería Seneferu.
- Kat Tahut no tiene que ver con la prostitución sagrada, según Lise Manniche es más bien un término usado para referirse a mujeres que engañan mediante algún tipo de treta (tahut sería prostituta, aunque es una palabra dudosa según mis diccionarios). Por cierto, en general hay bastante poca evidencia de prostitución en las fuentes egipcias antes de la época ptolemaica (aunque evidentemente existía) y que yo sepa no hay evidencia de prostitución sagrada en el antiguo Egipto (la referencia que conozco, Estrabón, parece ser una mala interpretación del original griego, y de hecho todo el concepto de "prostitución sagrada" en el mundo antiguo está en revisión, ver The Myth of Sacred Prostitution in Antiquity de Stephanie Budin).
#2:
#1 Amos a ver, en el cuento el rey hace prostituir a su hija para pillar al ladrón y luego la hace casarse con éste.
Eso es inaceptable. Lo políticamente correcto en nuestra época habría sido que el ladrón fuera el rey y que los representantes electos de los ciudadanos le ayudasen a escapar.
#12:
¡Si yo conozco este cuento! Es sólo que yo lo conocía como "El ladrón de la cámara del Dux de Venecia", y es un cuento popular italiano. En él, el constructor de la cámara del tesoro del Dux deja una piedra floja que sólo él conoce y la usa para robar, aunque junto a su hijo Riccardo, y no junto a su hermano. El Dux, cuando se da cuenta de que le roban, manda vaciar la cámara, la llena de paja y la prende fuego, para ver por dónde sale el humo, y descubre la piedra floja. A continuación, pone bajo ella un barril de brea al fuego. Cuando Riccardo y su padre entran de nuevo, éste queda atrapado en el tonel de brea, y -como en el cuento egipcio- le pide a su hijo que le corte la cabeza para que no le puedan reconocer.
Riccardo se lleva la cabeza de su padre y la entierra en el jardín. El Dux sabe con esto que hay dos ladrones y, pensando que pueden ser parientes, manda arrastrar el cadáver mutilado por las calles de Venecia, a ver si alguien llora cuando lo ve. Al pasar bajo la casa de Riccardo, la madre del mismo ve el pobre cuerpo de su marido maltratado de esa manera y, sin poder contenerse, suelta un grito de dolor. De inmediato suben los soldados a su casa, pero Riccardo toma un cuchillo y se hiere en la mano izquierda. Cuando los soldados llegan, les dice con cara de apuro que estaba jugando con el cuchillo y se lo ha clavado, y por eso su madre ha gritado. Los soldados tienen que decirle al Dux que han visto a varias personas llorar y santiguarse por pena, pero nada concluyente.
El Dux decide entonces colgar el cadáver en la picota para su vergüenza. La madre de Riccardo le ruega que no deje que sometan el cuerpo de su padre a esa humillación. El joven sale por las calles de la ciudad y busca a juerguistas borrachos y les paga las copas. Después los lleva con él al sótano de su casa, les da máscaras horrendas, túnicas y antorchas, y reserva para él un caballo que cubre con una túnica llena de ganchos, a cada cual prende una vela. Se pone asimismo una máscara espantosa y dice a los borrachos que hagan todo lo que él haga. Los hombres, totalmente ebrios y metidos en jarana, lo encuentran muy divertido, y se los lleva a la plaza donde está vigilado el cadáver. De inmediato se ponen a perseguir a los guardias y en medio del jaleo, Riccardo se lleva el cuerpo y lo entierra en su jardín.
Al día siguiente, los soldados, aún asustados, le dicen al Dux que una tropa de demonios -entre el que estaba el propio Satanás, que iba a caballo- irrumpieron en la plaza y se llevaron al condenado. El Dux, cada vez más decidido a pescarle, prohíbe la venta de carne en toda Venecia durante ocho días. Después, manda sacrificar una ternera recién nacida y deja que la vendan a un florín la libra (carísima). La madre de Riccardo decide ir a comprar, pero él se lo quita de la cabeza, sin embargo, como es un buen hijo, no puede negarle nada a su madre, así que prepara una torta rellena de queso con especias y una botella de vino dulce con opio. Se disfraza y se dirige a los soldados que custodian la ternera de noche y les pregunta por el domicilio de un tal Gluck. Los guardias le preguntan por su apellido y él dice que no lo recuerda, que va a volver a casa para preguntar y, para ir más deprisa, les pide que le cuiden la cesta. Los soldados, que en su guardia no tienen permitido cenar, se ven tentados por el apetitoso olor que sale de la cesta, se comen la torta, beben el vino y caen dormidos. Riccardo se lleva la ternera, la despieza y la reparte en cestas por muchas casas separadas unas de otras con una nota que dice "Bondad del Dux de Venecia".
El Dux desea cada vez más encontrar al ladrón, pero ya no para castigarle, sino porque ve que se trata de un hombre avispado e inteligentísimo. Así que manda llamar a los 25 jóvenes más listos de Venecia -entre los que está Riccardo- con la esperanza de que sea uno de ellos, y les dice que les invita a dormir en el palacio junto con su hija. En una estancia enorme, ponen la cama de su preciosa hija, y las camas para los demás. La joven tiene, oculto entre la sábana y el suelo, un cuenco de tinta, y el Dux le dice que, si alguien se le acerca por la noche, lo marque de tinta. Riccardo no puede evitar acercarse a la joven y darle un beso y ella, fingiendo acariciarle el rostro, le mancha de tinta. Riccardo lo nota. Así que coge el cuenco de tinta, y mancha a todos los jóvenes; a uno le hace seis rayas, a otro diez, a otro tres... él mismo se marca cuatro más y después se va a dormir.
Claro está, al día siguiente se produce el jolgorio padre cuando todos los chicos se ven manchados de rayas negras. El mismo Dux se parte de risa y dice a las claras que está buscando al ladrón de su cámara, al que recuperó el cadáver de la plaza, robó la ternera y besó a su hija, y que desea darle a esta por esposa y hacerle su sucesor, puesto que es evidente que se trata de un hombre de gran entendimiento. Riccardo confiesa y, en efecto, el Dux cumple su palabra. Y durante muchos años, Venecia tuvo al Dux más inteligente que se pudo imaginar.
#1:
En un mundo en el que hasta lo políticamente incorrecto es políticamente incorrecto, decir que las obras de hace tres milenios nos van a perecer políticamente incorrectas me parece políticamente incorrecto.
esto tiene varios errores:
- para empezar no es un relato de "hace más de 3000 años", su única fuente es Herodoto (en que se basó Herodoto no lo sabemos, pero probablemente en algún cuento satírico de época tardía)
- Rampsinito es un faraón ficticio, no Ramsés III, y Herodoto lo ubica como antecesor de Jufu (Kheops), así que en todo caso sería Seneferu.
- Kat Tahut no tiene que ver con la prostitución sagrada, según Lise Manniche es más bien un término usado para referirse a mujeres que engañan mediante algún tipo de treta (tahut sería prostituta, aunque es una palabra dudosa según mis diccionarios). Por cierto, en general hay bastante poca evidencia de prostitución en las fuentes egipcias antes de la época ptolemaica (aunque evidentemente existía) y que yo sepa no hay evidencia de prostitución sagrada en el antiguo Egipto (la referencia que conozco, Estrabón, parece ser una mala interpretación del original griego, y de hecho todo el concepto de "prostitución sagrada" en el mundo antiguo está en revisión, ver The Myth of Sacred Prostitution in Antiquity de Stephanie Budin).
#11 ni idea, Herodoto dice que se lo cuentan unos sacerdotes, pero nunca es muy explícito con sus fuentes. De este cuento dice que él mismo no se lo termina de creer y que solo cuenta lo que le dicen, pero tampoco se si lo dice de forma sincera o como recurso justificativo, al estilo "no digo que sean aliens, pero...". Es también posible que los sacerdotes lo estuvieran trolleando, en los párrafos que le siguen a esta historia también dice que Kheops prostituyó a su hija para pagar su pirámide, así que había alguien ahí bastante obsesionado con el tema
#21 eso no es un error, el que habla de vino es Herodoto mismo, y el vino también se tomaba en Egipto. Es más, había varios tipos de cerveza, pero la más común, según los experimentos que se han hecho para recrearla, parecería ser que tenía muy bajo contenido alcohólico y era más parecida a una "sopa" que a lo que nosotros hoy en día consideramos cerveza.
#23 más que sopa, una especie de gachas, porque era espesa y con grumos... Y hasta los niños tomaban cerveza, era una parte muy importante de la dieta en el antiguo Egipto
#23 entiendo que es una licencia de Herodoto a su público para hacer ver las consecuencias de una bebida alcohólica que si bebían vino. No creo hubiera viñas en Egipto.
#5 considerando la impronta egipcia en las religiones mistéricas y recordando las diatribas de Pablo de Tarso en Corinto contra los que subían al templo de Afrodita, parece coherente que este tipo de prostitución en templos existió en Egipto.
¡Si yo conozco este cuento! Es sólo que yo lo conocía como "El ladrón de la cámara del Dux de Venecia", y es un cuento popular italiano. En él, el constructor de la cámara del tesoro del Dux deja una piedra floja que sólo él conoce y la usa para robar, aunque junto a su hijo Riccardo, y no junto a su hermano. El Dux, cuando se da cuenta de que le roban, manda vaciar la cámara, la llena de paja y la prende fuego, para ver por dónde sale el humo, y descubre la piedra floja. A continuación, pone bajo ella un barril de brea al fuego. Cuando Riccardo y su padre entran de nuevo, éste queda atrapado en el tonel de brea, y -como en el cuento egipcio- le pide a su hijo que le corte la cabeza para que no le puedan reconocer.
Riccardo se lleva la cabeza de su padre y la entierra en el jardín. El Dux sabe con esto que hay dos ladrones y, pensando que pueden ser parientes, manda arrastrar el cadáver mutilado por las calles de Venecia, a ver si alguien llora cuando lo ve. Al pasar bajo la casa de Riccardo, la madre del mismo ve el pobre cuerpo de su marido maltratado de esa manera y, sin poder contenerse, suelta un grito de dolor. De inmediato suben los soldados a su casa, pero Riccardo toma un cuchillo y se hiere en la mano izquierda. Cuando los soldados llegan, les dice con cara de apuro que estaba jugando con el cuchillo y se lo ha clavado, y por eso su madre ha gritado. Los soldados tienen que decirle al Dux que han visto a varias personas llorar y santiguarse por pena, pero nada concluyente.
El Dux decide entonces colgar el cadáver en la picota para su vergüenza. La madre de Riccardo le ruega que no deje que sometan el cuerpo de su padre a esa humillación. El joven sale por las calles de la ciudad y busca a juerguistas borrachos y les paga las copas. Después los lleva con él al sótano de su casa, les da máscaras horrendas, túnicas y antorchas, y reserva para él un caballo que cubre con una túnica llena de ganchos, a cada cual prende una vela. Se pone asimismo una máscara espantosa y dice a los borrachos que hagan todo lo que él haga. Los hombres, totalmente ebrios y metidos en jarana, lo encuentran muy divertido, y se los lleva a la plaza donde está vigilado el cadáver. De inmediato se ponen a perseguir a los guardias y en medio del jaleo, Riccardo se lleva el cuerpo y lo entierra en su jardín.
Al día siguiente, los soldados, aún asustados, le dicen al Dux que una tropa de demonios -entre el que estaba el propio Satanás, que iba a caballo- irrumpieron en la plaza y se llevaron al condenado. El Dux, cada vez más decidido a pescarle, prohíbe la venta de carne en toda Venecia durante ocho días. Después, manda sacrificar una ternera recién nacida y deja que la vendan a un florín la libra (carísima). La madre de Riccardo decide ir a comprar, pero él se lo quita de la cabeza, sin embargo, como es un buen hijo, no puede negarle nada a su madre, así que prepara una torta rellena de queso con especias y una botella de vino dulce con opio. Se disfraza y se dirige a los soldados que custodian la ternera de noche y les pregunta por el domicilio de un tal Gluck. Los guardias le preguntan por su apellido y él dice que no lo recuerda, que va a volver a casa para preguntar y, para ir más deprisa, les pide que le cuiden la cesta. Los soldados, que en su guardia no tienen permitido cenar, se ven tentados por el apetitoso olor que sale de la cesta, se comen la torta, beben el vino y caen dormidos. Riccardo se lleva la ternera, la despieza y la reparte en cestas por muchas casas separadas unas de otras con una nota que dice "Bondad del Dux de Venecia".
El Dux desea cada vez más encontrar al ladrón, pero ya no para castigarle, sino porque ve que se trata de un hombre avispado e inteligentísimo. Así que manda llamar a los 25 jóvenes más listos de Venecia -entre los que está Riccardo- con la esperanza de que sea uno de ellos, y les dice que les invita a dormir en el palacio junto con su hija. En una estancia enorme, ponen la cama de su preciosa hija, y las camas para los demás. La joven tiene, oculto entre la sábana y el suelo, un cuenco de tinta, y el Dux le dice que, si alguien se le acerca por la noche, lo marque de tinta. Riccardo no puede evitar acercarse a la joven y darle un beso y ella, fingiendo acariciarle el rostro, le mancha de tinta. Riccardo lo nota. Así que coge el cuenco de tinta, y mancha a todos los jóvenes; a uno le hace seis rayas, a otro diez, a otro tres... él mismo se marca cuatro más y después se va a dormir.
Claro está, al día siguiente se produce el jolgorio padre cuando todos los chicos se ven manchados de rayas negras. El mismo Dux se parte de risa y dice a las claras que está buscando al ladrón de su cámara, al que recuperó el cadáver de la plaza, robó la ternera y besó a su hija, y que desea darle a esta por esposa y hacerle su sucesor, puesto que es evidente que se trata de un hombre de gran entendimiento. Riccardo confiesa y, en efecto, el Dux cumple su palabra. Y durante muchos años, Venecia tuvo al Dux más inteligente que se pudo imaginar.
En un mundo en el que hasta lo políticamente incorrecto es políticamente incorrecto, decir que las obras de hace tres milenios nos van a perecer políticamente incorrectas me parece políticamente incorrecto.
#1 Amos a ver, en el cuento el rey hace prostituir a su hija para pillar al ladrón y luego la hace casarse con éste.
Eso es inaceptable. Lo políticamente correcto en nuestra época habría sido que el ladrón fuera el rey y que los representantes electos de los ciudadanos le ayudasen a escapar.
#2 Y que a la vez un juez revisa todas las pruebas y decide procesar al rey, pero por un delito menor que ya está prescrito, aunque da igual porque la sentencia no sale ya que antes ha muerto en una cacería en un lejano país de asia menor...
#2 No has otorgado ningún papel relevante a la hija, por no hablar de los cero papeles que has otorgado para minorías varias. El guión propuesto sigue siendo deficiente en cuanto a politico-correctismo.
"aunque ahora, en el siglo XXI, se consideraría “políticamente incorrecta”."
¿Quién la consideraría políticamente incorrecta? ¿El autor del artículo? Porque se me ocurren novelas, películas y cómics de los últimos 10 años mucho más controvertidos que este cuentecito con final feliz.
Cuando la princesa escuchó sus relatos, le pidió que le diese la mano para ir al lecho y, como sólo había unas pocas velas encendidas y estaban en la penumbra, el ladrón le acercó el brazo del muerto y ella se aferró a él como una lapa. Luego se escuchó un grito de horror y el caco desapareció como un espectro.
#15 a mí me ha recordado a la leyenda urbana del perro debajo de la cama lamiendo al dueño y en realidad era un asesino que había matado al resto de la familia
Comentarios
esto tiene varios errores:
- para empezar no es un relato de "hace más de 3000 años", su única fuente es Herodoto (en que se basó Herodoto no lo sabemos, pero probablemente en algún cuento satírico de época tardía)
- Rampsinito es un faraón ficticio, no Ramsés III, y Herodoto lo ubica como antecesor de Jufu (Kheops), así que en todo caso sería Seneferu.
- Kat Tahut no tiene que ver con la prostitución sagrada, según Lise Manniche es más bien un término usado para referirse a mujeres que engañan mediante algún tipo de treta (tahut sería prostituta, aunque es una palabra dudosa según mis diccionarios). Por cierto, en general hay bastante poca evidencia de prostitución en las fuentes egipcias antes de la época ptolemaica (aunque evidentemente existía) y que yo sepa no hay evidencia de prostitución sagrada en el antiguo Egipto (la referencia que conozco, Estrabón, parece ser una mala interpretación del original griego, y de hecho todo el concepto de "prostitución sagrada" en el mundo antiguo está en revisión, ver The Myth of Sacred Prostitution in Antiquity de Stephanie Budin).
#5 me encanta leerte siempre, gracias por compartirlo
#6 gracias a ti! Fue un comentario que escribí de rebote a las 3 de la mañana, no pensé que tuviera tanta repercusión
#26 es que a mí Egipto me fascina y siempre te leo, jeje. Venga a cuidarse!
#5 ¿Existe la posibilidad de que este cuento tenga su origen en una tablilla sumeria?
#11 ni idea, Herodoto dice que se lo cuentan unos sacerdotes, pero nunca es muy explícito con sus fuentes. De este cuento dice que él mismo no se lo termina de creer y que solo cuenta lo que le dicen, pero tampoco se si lo dice de forma sincera o como recurso justificativo, al estilo "no digo que sean aliens, pero...". Es también posible que los sacerdotes lo estuvieran trolleando, en los párrafos que le siguen a esta historia también dice que Kheops prostituyó a su hija para pagar su pirámide, así que había alguien ahí bastante obsesionado con el tema
#5 otro error es hablar de vino cuando la bebida alcohólica era la cerveza
#21 eso no es un error, el que habla de vino es Herodoto mismo, y el vino también se tomaba en Egipto. Es más, había varios tipos de cerveza, pero la más común, según los experimentos que se han hecho para recrearla, parecería ser que tenía muy bajo contenido alcohólico y era más parecida a una "sopa" que a lo que nosotros hoy en día consideramos cerveza.
#23 más que sopa, una especie de gachas, porque era espesa y con grumos... Y hasta los niños tomaban cerveza, era una parte muy importante de la dieta en el antiguo Egipto
#23 entiendo que es una licencia de Herodoto a su público para hacer ver las consecuencias de una bebida alcohólica que si bebían vino. No creo hubiera viñas en Egipto.
#28 por supuesto que hay y hubo viñas en Egipto, el vino fue muy importante también
#29 ok
#5 considerando la impronta egipcia en las religiones mistéricas y recordando las diatribas de Pablo de Tarso en Corinto contra los que subían al templo de Afrodita, parece coherente que este tipo de prostitución en templos existió en Egipto.
#24 hay que tener extremado cuidado en proyectar a la realidad histórica egipcia pensamientos y dichos de época greco-romana
¡Si yo conozco este cuento! Es sólo que yo lo conocía como "El ladrón de la cámara del Dux de Venecia", y es un cuento popular italiano. En él, el constructor de la cámara del tesoro del Dux deja una piedra floja que sólo él conoce y la usa para robar, aunque junto a su hijo Riccardo, y no junto a su hermano. El Dux, cuando se da cuenta de que le roban, manda vaciar la cámara, la llena de paja y la prende fuego, para ver por dónde sale el humo, y descubre la piedra floja. A continuación, pone bajo ella un barril de brea al fuego. Cuando Riccardo y su padre entran de nuevo, éste queda atrapado en el tonel de brea, y -como en el cuento egipcio- le pide a su hijo que le corte la cabeza para que no le puedan reconocer.
Riccardo se lleva la cabeza de su padre y la entierra en el jardín. El Dux sabe con esto que hay dos ladrones y, pensando que pueden ser parientes, manda arrastrar el cadáver mutilado por las calles de Venecia, a ver si alguien llora cuando lo ve. Al pasar bajo la casa de Riccardo, la madre del mismo ve el pobre cuerpo de su marido maltratado de esa manera y, sin poder contenerse, suelta un grito de dolor. De inmediato suben los soldados a su casa, pero Riccardo toma un cuchillo y se hiere en la mano izquierda. Cuando los soldados llegan, les dice con cara de apuro que estaba jugando con el cuchillo y se lo ha clavado, y por eso su madre ha gritado. Los soldados tienen que decirle al Dux que han visto a varias personas llorar y santiguarse por pena, pero nada concluyente.
El Dux decide entonces colgar el cadáver en la picota para su vergüenza. La madre de Riccardo le ruega que no deje que sometan el cuerpo de su padre a esa humillación. El joven sale por las calles de la ciudad y busca a juerguistas borrachos y les paga las copas. Después los lleva con él al sótano de su casa, les da máscaras horrendas, túnicas y antorchas, y reserva para él un caballo que cubre con una túnica llena de ganchos, a cada cual prende una vela. Se pone asimismo una máscara espantosa y dice a los borrachos que hagan todo lo que él haga. Los hombres, totalmente ebrios y metidos en jarana, lo encuentran muy divertido, y se los lleva a la plaza donde está vigilado el cadáver. De inmediato se ponen a perseguir a los guardias y en medio del jaleo, Riccardo se lleva el cuerpo y lo entierra en su jardín.
Al día siguiente, los soldados, aún asustados, le dicen al Dux que una tropa de demonios -entre el que estaba el propio Satanás, que iba a caballo- irrumpieron en la plaza y se llevaron al condenado. El Dux, cada vez más decidido a pescarle, prohíbe la venta de carne en toda Venecia durante ocho días. Después, manda sacrificar una ternera recién nacida y deja que la vendan a un florín la libra (carísima). La madre de Riccardo decide ir a comprar, pero él se lo quita de la cabeza, sin embargo, como es un buen hijo, no puede negarle nada a su madre, así que prepara una torta rellena de queso con especias y una botella de vino dulce con opio. Se disfraza y se dirige a los soldados que custodian la ternera de noche y les pregunta por el domicilio de un tal Gluck. Los guardias le preguntan por su apellido y él dice que no lo recuerda, que va a volver a casa para preguntar y, para ir más deprisa, les pide que le cuiden la cesta. Los soldados, que en su guardia no tienen permitido cenar, se ven tentados por el apetitoso olor que sale de la cesta, se comen la torta, beben el vino y caen dormidos. Riccardo se lleva la ternera, la despieza y la reparte en cestas por muchas casas separadas unas de otras con una nota que dice "Bondad del Dux de Venecia".
El Dux desea cada vez más encontrar al ladrón, pero ya no para castigarle, sino porque ve que se trata de un hombre avispado e inteligentísimo. Así que manda llamar a los 25 jóvenes más listos de Venecia -entre los que está Riccardo- con la esperanza de que sea uno de ellos, y les dice que les invita a dormir en el palacio junto con su hija. En una estancia enorme, ponen la cama de su preciosa hija, y las camas para los demás. La joven tiene, oculto entre la sábana y el suelo, un cuenco de tinta, y el Dux le dice que, si alguien se le acerca por la noche, lo marque de tinta. Riccardo no puede evitar acercarse a la joven y darle un beso y ella, fingiendo acariciarle el rostro, le mancha de tinta. Riccardo lo nota. Así que coge el cuenco de tinta, y mancha a todos los jóvenes; a uno le hace seis rayas, a otro diez, a otro tres... él mismo se marca cuatro más y después se va a dormir.
Claro está, al día siguiente se produce el jolgorio padre cuando todos los chicos se ven manchados de rayas negras. El mismo Dux se parte de risa y dice a las claras que está buscando al ladrón de su cámara, al que recuperó el cadáver de la plaza, robó la ternera y besó a su hija, y que desea darle a esta por esposa y hacerle su sucesor, puesto que es evidente que se trata de un hombre de gran entendimiento. Riccardo confiesa y, en efecto, el Dux cumple su palabra. Y durante muchos años, Venecia tuvo al Dux más inteligente que se pudo imaginar.
#12 ...y desde entonces se elige Dux al que demuestra ser el mayor ladrón...
#12 muchas gracias por escribirlo. ¡Qué interesante!
En un mundo en el que hasta lo políticamente incorrecto es políticamente incorrecto, decir que las obras de hace tres milenios nos van a perecer políticamente incorrectas me parece políticamente incorrecto.
#1 Amos a ver, en el cuento el rey hace prostituir a su hija para pillar al ladrón y luego la hace casarse con éste.
Eso es inaceptable. Lo políticamente correcto en nuestra época habría sido que el ladrón fuera el rey y que los representantes electos de los ciudadanos le ayudasen a escapar.
#2 Y que a la vez un juez revisa todas las pruebas y decide procesar al rey, pero por un delito menor que ya está prescrito, aunque da igual porque la sentencia no sale ya que antes ha muerto en una cacería en un lejano país de asia menor...
#2 No has otorgado ningún papel relevante a la hija, por no hablar de los cero papeles que has otorgado para minorías varias. El guión propuesto sigue siendo deficiente en cuanto a politico-correctismo.
#4 La hija queda absuelta porque lo hizo por amor.
#16 Joder, cómo ligas los temas, ahora con una referencia a nuestra historia judicial reciente (para quien lo sepa leer), me quito el sombrero.
#1 a veces me hace plantearme quién son realmente los "ofendiditos", está el autor del texto como muy a la defensiva jaja
#8 Si el cuento tiene 3000 años el autor del texto no creo que se ofenda.
#1
"aunque ahora, en el siglo XXI, se consideraría “políticamente incorrecta”."
¿Quién la consideraría políticamente incorrecta? ¿El autor del artículo? Porque se me ocurren novelas, películas y cómics de los últimos 10 años mucho más controvertidos que este cuentecito con final feliz.
Cuando la princesa escuchó sus relatos, le pidió que le diese la mano para ir al lecho y, como sólo había unas pocas velas encendidas y estaban en la penumbra, el ladrón le acercó el brazo del muerto y ella se aferró a él como una lapa. Luego se escuchó un grito de horror y el caco desapareció como un espectro.
Y ese es el origen de la broma de la mano de pega
#15 a mí me ha recordado a la leyenda urbana del perro debajo de la cama lamiendo al dueño y en realidad era un asesino que había matado al resto de la familia
Pues la ilustración del artículo tiene pinta de ser José en Egipto con la esposa de Potifar mirándolo. Yo ahí lo dejo.
Tenían su propio Robobo de la jojoya.