El nuevo método detecta una secuencia única de átomos que unen las moléculas constituyentes de las membranas externas de bacterias y células eucariotas vivas. Estas constituyen la gran mayoría de la materia biológica de la Tierra e incluyen los tipos de formas de vida que los científicos también esperarían encontrar más allá de nuestro planeta. Las firmas de estos enlaces que se encuentran en moléculas llamadas lípidos polares intactos (IPL) aparecen como un pico claro en un gráfico producido por el instrumento GC-MS (ver figura).
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Tal vez pudo haber incluso vida multicelurar pero tras la pérdida de la atmósfera y la erosión borró cualquier vestigio tras cientos de millones de años. Podría quedar alguna cápsula del tiempo sepultada en algún cañón cegado por algún derrumbe que permaneciera protegido a la erosión de la superficie y ajeno a la actividad volcánica.