Hace 3 años | Por pablisako a revistaesfinge.com
Publicado hace 3 años por pablisako a revistaesfinge.com

Por más revolucionaria que pueda parecer la propuesta de Máximo Sandín, tiene una lógica abrumadora, y es difícil concebir que haya pasado desapercibida hasta ahora.
Máximo Sandín se ha empeñado en recuperar la figura de Jean-Baptiste Lamark, tan vituperado por el darwinismo, y que, sin embargo, fue un científico brillante y predijo ideas que la epigenética hoy en día ha demostrado, como la influencia del ambiente y la transmisión de los caracteres adquiridos.
La idea más innovadora de Máximo Sandín, dentro de este postulado de la tercera vía, ha sido la de considerar bacterias y virus como los constituyentes esenciales de la vida, en vez de considerarlos nuestros enemigos, como plantea el neodarwinismo.

Comentarios

Noctuar

Falacia del hombre de paja. El neodarwinismo no defiende que virus y bacterias sean "nuestros enemigos".

De hecho, la perspectiva neodarwinista considera que virus y bacterias tienden a mutar en versiones más benignas porque prosperan más exitosamente si no matan o enferman a sus portadores. Estamos rodeados internamente y externamente de virus y bacterias. Si en general fueran letales o perjudiciales entonces nosotros no estaríamos en el planeta.

El señor Sandín se monta unas películas tremendas para disfrazar un discurso político. Está haciendo lo mismo que denuncia en otros.

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No solo constituyentes esenciales de la vida en la Tierra, sino constituyentes previos, preexistentes en el universo. El doctor Sandín afirma que la vida llegó desde el espacio, y aquí en la Tierra lo que hizo es desarrollarse hasta alcanzar niveles de gran complejidad a partir de esos «ladrillos» iniciales.
La visión darwinista de los virus y bacterias nos los presenta como pequeñas vidas en clara competencia y oposición a nosotros, a los cuales tenemos que controlar y combatir. La visión del profesor Sandín es muy distinta. Cada elemento de la naturaleza cumple un papel esencial, y todos trabajan en conjunto. Desaparece el concepto de «los buenos» y «los malos». De hecho, los virus y bacterias serían los que contribuyeron al desarrollo de las características de la vida en la Tierra tal y como la conocemos. Los virus proporcionaron a las bacterias los genes relacionados con la fotosíntesis, las cianobacterias crearon el oxígeno de la atmósfera
La explosión de la vida multicelular, en el Cámbrico, tan repentina y de tan gran magnitud (con la aparición de las grandes líneas animales, moluscos, artrópodos, equinodermos, hemicordados, cordados), puede explicarse como respuesta de los genomas a grandes disturbios ambientales.
Precisamente los genomas de los organismos están llenos de elementos móviles, llamados trasposones, que tienen un claro pasado vírico, es decir, son virus integrados en los organismos superiores. A este tipo de información genética, en los albores de la secuenciación del genoma humano se le llamó «ADN basura», atendiendo a la idea darwinista y simplista de la evolución, alimentada por Richard Dawkins, de «un gen, una proteína», que consideraba que nuestros genomas incluían los residuos o basuras de un largo y depurado proceso de la evolución.

Hoy en día se ha visto que en los genomas no sobra nada, que estos elementos de origen viral tienen funciones estructurales y regulatorias que son cruciales, y que promueven una gran versatilidad, donde desde las secuencias codificantes de un único gen, por splicing alternativo y otros mecanismos, pueden combinarse trozos diferentes de información para crear proteínas muy distintas.

Actualmente se reconoce que los virus están implicados en distintos procesos embrionarios. Y cabría, por tanto, considerar la «aparición» de todos los tipos de organización animal existentes en la actualidad debida a programas embrionarios aportados por virus que pasaron a formar parte de los genomas de los seres vivos."