Ayer casi tuvo que venir la policía. Estuve con mi padre, un anciano de 80 años, en una sucursal del BBVA. El motivo de tan grata excursión fue arreglar un trámite muy simple de domiciliación de recibos. Este trámite, que era sencillo en apariencia, ha sido convertido en el castigo de Sísifo por el BBVA que, hace ya cuatro meses, aseguró haber realizado. Pues bien, después de meses de recibos impagados del gas, luz, agua, de reclamaciones, gestiones, visitas a sucursales (como van cerrando unas, las cuentas van saltando a...