Hace 3 años | Por --636234-- a publico.es
Publicado hace 3 años por --636234-- a publico.es

Juan Carlos I intentó parar el caso de las tarjetas opacas –o black– cuando supo que la Fiscalía le estaba investigando. El rey emérito empezó a devolver a través de transferencias bancarias parte del dinero que había recibido del empresario Allen Sanginés-Krause. El emérito hizo esas transferencias a una cuenta de Ibercaja que tanto él como sus nietos como las infantas Elena y Cristina y sus nietos Froilán y Victoria utilizaron para gastos personales entre 2015 y 2018.

Comentarios

ElTioPaco

No todos los héroes llevan capa...

¡Montoro, no te tengo miedo!

D

Torpe e incompetente hasta para delinquir.

Ya sabéis chicos, a nosotros nos da igual la corrupción de Juan Carlos I. Cada vez que leáis algo del estilo de "Juan Carlos I hizo tal y tal fechoría... " sustituidlo mentalmente por "la monarquía como institución hizo tal y tal fechoría... ", porque aunque parece que la delincuencia es cometida por Juan Carlos I (tal y como nos quieren hacer creer unos cuantos idiotas que nos gobiernan), en realidad automáticamente se produce también una delincuencia paralela institucionalizada por parte de la monarquía, dado que la monarquía impide que el pueblo español trabajador pueda defenderse de la delincuencia de Juan Carlos I, tanto por la vía judicial (vía inviolabilidad) como por la vía democrática (impidiendo a los trabajadores españoles expulsar a Juan Carlos I de la jefatura de Estado por unas elecciones democráticas). Es decir, Juan Carlos I comete los delitos, pero a nosotros no nos interesa eso, a nosotros nos interesa que la monarquía como institución es cómplice e instrumento para esos delitos.

Es lo que tiene que el único requisito que se ponga para que una persona ocupe la jefatura de Estado es que dicha persona pertenezca genético-consanguíneamente a una determinada familia, portando su apellido: que a partir de entonces deben quedar lógicamente excluidos cualesquiera otros requisitos en relación al acceso (o no acceso) a la jefatura de Estado. Por eso, para preservar la heredabilidad del cargo de jefatura de Estado, no se le pueden exigir al rey responsabilidades que pudieran condicionar o afectar su acceso o ocupación del cargo, y por esto existen el refrendo (para que gobiernen y se responsabilicen los gobernantes cuyo nombramiento sí dependa de elecciones democráticas) y la inviolabilidad (para que el rey no tenga que responder de sus delitos).

En realidad la monarquía es un régimen institucional que nos ofrece una demostración preciosa de la increíble inferioridad, vulnerabilidad y limitación del cerebro humano, puesto que hay millones de personas dispuestas a defenderla como algo bueno para hacer prosperar el país.