El conquistador a lomo de caballo ofrece una imagen de cómo el colonialismo se movió a lo largo y ancho de las Américas, pero ni caballo ni conquistador tuvieron la destreza suficiente para escalar cordilleras o navegar hileras de plantaciones; al menos no con tanta habilidad como las mulas y sus guías negros e indígenas. Los caballos ofrecen velocidad, estatus social y, ocasionalmente, coraje. Sin embargo, sus zancadas son muy largas e inconsistentes para cargar grandes pesos en condiciones extremas. Para ello, los imperios necesitaban mulas.