LITERATOS. Compartimos fragmentos.
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El cambio climático y el futuro de la alimentación mundial

Más allá de los cuatro grandes cultivos (trigo, soja, maíz y arroz), hay todo un mundo de otros productos alimentarios, cada uno con su futuro. Vamos a desglosar los diecisiete principales.

Los mayores impactos en el mundo de la agricultura se dejarán sentir en la cría de animales, al menos en términos relativos. La domesticación de animales es la invención humana original, anterior incluso al cultivo del trigo y el arroz. Y el mismo árbol tecnológico que nos trajo al mejor amigo del hombre y a la vigilancia de los graneros es responsable de todo, desde las hamburguesas hasta las alitas de pollo, pasando por el beicon y el foie gras. Pero, al igual que con casi todo lo demás, fue necesaria la Revolución Industrial combinada con el Orden globalizado para llevar la carne a las masas.

En la era preindustrial, los consumidores de carne se enfrentaban a tres retos. En primer lugar, los animales se criaban para el hogar. Las balanzas eran pequeñas porque las limitaciones de insumos impedían el crecimiento rápido de los animales. Se daban sobras a las gallinas; las vacas pastaban y producían leche. La proteína animal era un suplemento de nuestra dieta y, con la posible excepción de la leche y los huevos, no era algo que comiéramos todos los días. Hicieron falta los logros agrícolas de la era industrial, impulsados por los fertilizantes, para generar un exceso de producción de soja y cereales suficiente para proporcionar forraje a los animales.

El segundo reto, como siempre, era el transporte. El transporte a granel de animales vivos a largas distancias no era posible porque había que alimentarlos. La única excepción eran las ovejas, el animal que mejor aprovecha la hierba desde el punto de vista metabólico y, por tanto, puede engordar a base de pastos. Pero, incluso aquí, las ovejas (y el pastor) tenían que caminar hasta la ciudad. El ferrocarril, los barcos de vapor y los camiones aceleraron el proceso, pero el verdadero cambio no se produjo hasta el siglo XX, con el auge del transporte refrigerado de bajo coste. Ahora se pueden descuartizar y refrigerar los animales antes de enviarlos, y no hay que alimentar a los cadáveres.

En tercer lugar, el coste. Obtener la misma mezcla de proteínas y calorías de los animales cuesta aproximadamente nueve veces más que obtenerlas de las plantas. Fuera de la granja, la proteína animal se convierte en el bien de lujo por excelencia. Pero, en la era del Orden, los ingresos se dispararon junto con la población general. La demanda de todo tipo de carne se disparó, sobre todo a partir de 1990.

Nada de esto, por supuesto, es sostenible en un mundo posglobalizado. La producción de los cultivos utilizados para forraje —⁠sobre todo el maíz⁠— disminuirá. El transporte que lleva el maíz y la soja a los cebaderos y la carne al mundo se tambaleará. La renta mundial se desplomará, y las proteínas animales volverán a ser un lujo para el grueso de la población humana. La palabra clave es «gran parte». El nuevo mundo en su conjunto seguirá disfrutando de enormes excedentes de cereales y soja, lo que le permitirá continuar siguiendo el modelo de agricultura industrial en lo que respecta a la cría de animales.

Ese es el panorama más amplio. Sin embargo, hay otros más pequeños que siguen siendo bastante grandes.

La carne más comercializada es la de cerdo (el tercer producto agrícola más comercializado internacionalmente en valor), y su historia es dolorosamente sencilla. La carne de cerdo es la proteína animal prefería en Asia oriental. La mitad de la cabaña porcina mundial se cría en China, que recientemente se ha convertido también en el mayor importador de carne de cerdo del mundo. Cualquiera que haya apostado la granja a la demanda a largo plazo de China perderá la granja. Los centros secundarios de producción porcina de Dinamarca y España seguirán existiendo —⁠están lo suficientemente lejos del caos que será Europa central y oriental como para que los problemas de seguridad no los perturben⁠—, pero el aumento de los costes de los insumos reducirá la producción futura. Esto deja a los estadounidenses la tarea de dominar el resto del mercado, sobre todo en el Sudeste Asiático, donde la población local adora la carne de cerdo tanto como los chinos (en términos per cápita, los vietnamitas ya comen más).

El siguiente es el pollo (el décimo producto agrícola más comercializado internacionalmente en valor). Es, con mucho, la proteína animal más barata y menos quisquillosa, pero solo gracias a los insumos de la era industrial. Históricamente, los pollos han sido pequeños y escuálidos porque su dieta consistía en restos de mesas, insectos y semillas de hierba, pero, si se los alimenta con grano a granel, se hacen enormes. Algunos critican a la industria avícola estadounidense por el uso masivo de cercados, pero, si el objetivo es mantener el pollo como la más barata de las proteínas animales, es la única forma de criarlo. (Los verdaderos pollos de corral cuestan más por libra que la mayoría de los filetes, y las pechugas de pollo deshuesadas/sin piel cuestan más por libra que todos los cortes de filete, excepto el filet mignon)[145]. Esos encierros estadounidenses explican por qué Estados Unidos es el único exportador importante de carne de pollo, y por qué los precios del pollo fuera de Estados Unidos suelen triplicar o más el precio dentro.

Esto simplifica las cosas desde el punto de vista de la previsión. No hay nada en la producción de pollo estadounidense que vaya a verse afectado negativamente por la desglobalización. Para muchos, el pollo americano puede ser la única carne importada que permanezca a su alcance.

La leche de origen animal (8.ª en valor) ha sido fundamental en la dieta humana durante milenios, sobre todo en el sur de Asia, las zonas de África que hoy son el norte de Nigeria y Kenia y en todo el mundo occidental. Debido a su carácter extremadamente perecedero, la leche rara vez sale del país en el que se produce, con la única (y gran) excepción del mercado único de la UE, que se ha convertido en… extraño. La UE tiene una Política Agrícola Común (PAC), un programa de subvenciones que es, con diferencia, la mayor partida presupuestaria de la UE. La PAC no solo ha contribuido a mantener en activo a productores agrícolas no competitivos, sino que también ha fomentado involuntariamente la aparición de grandes centrales lecheras en países que históricamente no habían sido grandes productores de leche, sobre todo los Países Bajos, Alemania y Polonia. El resultado es una sobreinversión masiva, un exceso de producción y una venta a pérdida a escala mundial de todo tipo de productos lácteos, sobre todo queso (5.º en valor). Pero, si se suprime la UE y la PAC, desaparece la mayor parte del exceso de producción de leche y queso de Europa.

Por regla general, Estados Unidos tiene leche de mayor calidad y más barata que los europeos, pero el problema del carácter perecedero limita las exportaciones lácteas estadounidenses a leche en polvo de poco valor. Los estadounidenses no han desarrollado una cultura del queso como, por ejemplo, Francia. Los franceses y los italianos —⁠aunque son grandes beneficiarios de la PAC⁠— se han centrado en la producción de quesos nicho de alta calidad y muy apetecibles. Su demanda persistirá pase lo que pase con la UE. Yo me encargaré personalmente de que así sea. No cabe duda de que sus ventas se reducirán, pero seguirán teniendo fácil acceso a Norteamérica y el norte de África.

El verdadero futuro del sector lácteo mundial está en Nueva Zelanda. Los kiwis disfrutan de un clima templado, con veranos frescos e inviernos cálidos, mucha lluvia y ausencia de depredadores, por lo que sus vacas no necesitan cobijo, ni siquiera forraje. Los productos lácteos neozelandeses tienen una estructura de costes aún más baja que los estadounidenses, producen leche de mayor calidad que ellos y están desarrollando una cultura quesera al estilo francés, con un valor añadido increíble[146]. Una cosa más: cuando una vaca lechera deja de ser productiva, se envía al matadero. Ese pequeño detalle ha convertido a Nueva Zelanda en el quinto exportador mundial de…

… carne de vacuno (11.ª en valor). Junto con los neozelandeses, los principales productores de vacuno son Estados Unidos, Australia, Países Bajos, Canadá e Irlanda. De estos seis países, Estados Unidos es el que se encuentra en mejor posición, principalmente porque cuenta con vastas extensiones de tierras federales que los productores de carne de vacuno pueden arrendar para el pastoreo[147]. Por otro lado, la inestabilidad climática de Australia hará de este país el menos fiable de los grandes exportadores a largo plazo. La salida de carne de vacuno de los Países Bajos e Irlanda solo es posible con ayudas a la renta vinculadas a la PAC.

Técnicamente, India y Brasil también son grandes productores y exportadores, aunque —⁠de nuevo, técnicamente⁠— su «ternera» no procede del ganado vacuno, sino de un bicho llamado «cebú», más aclimatado al bochorno de los trópicos. Esto empuja su producto a una categoría de calidad inferior, pero no hay razón para esperar que desaparezca en un mundo desglobalizado. En todo caso, las limitaciones de infraestructuras en Brasil atraparán la soja en el interior del país y fomentarán la producción y exportación de más cebú, ya que tendrá un mayor valor añadido que la soja cruda. El cebú puede ser de baja calidad para los estándares de la carne de vacuno, pero, en un mundo de costes limitados, la carne más barata tendrá un atractivo propio.

Para todos los demás que quieren carne de vacuno, las opciones son escasas. Literalmente, escasas. Las típicas carnes de res estadounidenses (y canadienses, australianas y brasileñas) son enormes bestias que suelen pesar más de una tonelada en el momento del sacrificio. Además, alcanzan ese tamaño en cuestión de meses, en gran parte porque se las alimenta con una dieta constante de maíz y soja, y se les inyectan antibióticos y hormonas con regularidad para favorecer su crecimiento y supervivencia. El ganado vacuno más tradicional, alimentado al aire libre y menos manipulado, tarda entre tres y cinco veces más en madurar, tiene la paletilla centímetros más corta y suele tener un peso en matadero inferior a un tercio del de sus congéneres más manipulados, lo que, por cierto, lo convierte en la proteína animal más cara. Estas vacas «patrimoniales» pueden saber mejor a algunos paladares, pero, en un mundo de comercio y acceso restringidos, sus niveles de productividad mucho más bajos harán que la carne de vacuno pase de ser un alimento ocasional para el grueso de la humanidad a un alimento casi nunca consumido.

Mi mundo no puede funcionar sin café (7.º en valor) y estoy… preocupado. El café se parece mucho a la cocaína… en cuanto al lugar donde puede cultivarse. Exige una mezcla muy específica de condiciones de altitud, temperatura y humedad. Si el clima es demasiado seco, la cosecha se marchita. Si es demasiado húmedo, se pudre. Si hace demasiado calor, amarga. Y si hace demasiado frío no florece. La altitud ideal es de unos 2300 metros, lo que la sitúa muy por encima de la mayoría de las zonas habitadas y dificulta su mantenimiento y transporte. La cultura masiva del café solo es posible en un sistema globalizado en el que los insumos puedan acceder a zonas tan poco accesibles. El café arábica que se puede comprar en cualquier sitio, desde McDonald’s hasta tu cafetería expreso favorita, se enfrenta a los mayores desafíos, mientras que el café robusta que se utiliza para el café instantáneo tolera mucho mejor el calor y la sequía. La combinación de desglobalización y cambio climático sugiere que la mayor parte del mundo está a punto de recibir una bajada de café.

El aceite de palma (6.º en valor) es ubicuo. En productos no alimentarios, aparece en jabones, champús, desodorantes y dentífricos. También está presente en casi todos los alimentos procesados imaginables. Mientras que la mantequilla y el aceite de oliva pueden utilizarse en la preparación de pequeños lotes de alimentos para su distribución local, salvo algunas tecnologías punteras de procesado, los lácteos y las aceitunas tienden a estropearse y/o volverse amargos cuando se someten a un calor o un movimiento excesivos. Y, en cualquier caso, el aceite de palma es más barato que ambos. Esto obliga a cambiar al aceite de palma para proteger la textura y prolongar la vida útil, sobre todo si el producto es untable. Sin aceite de palma no habría margarina, ni masa de pizza, ni fideos instantáneos, ni helados, ni… ¡Nutella!

La palma necesita un suelo fértil, nada de frío y mucha agua todo el tiempo, por lo que es ideal para los trópicos costeros. Los mayores productores, con diferencia, están en el Sudeste Asiático. El principal problema en el futuro será la fertilidad del suelo. En el sudeste asiático practican la agricultura de roza y quema para generar los nutrientes necesarios para el suelo, pero eso solo puede hacerse una vez. Después, hay que fertilizar o quebrar, y es probable que el Sudeste Asiático sufra escasez de fertilizantes, sobre todo de potasio y fosfato.

Hay algunos parches. Lo que hace que el aceite de palma funcione es su grasa: si se añade hidrógeno a los átomos de carbono que forman la columna vertebral de hidrocarburo de una molécula de aceite, se convierte en un sólido a temperatura ambiente (esto es lo de «hidrogenado» que se ve en la etiqueta de ingredientes de la mayoría de los alimentos procesados). Aunque el aceite de palma es el mejor (¡y el más barato!), también puede hacerse con aceite de soja, maíz o algodón. No es tan sabroso —⁠como muchos europeos comentarán largo y tendido cuando se lamenten de la comida procesada estadounidense, rica en aceite de soja y de maíz⁠—, pero sigue funcionando. Sin embargo, si salimos de las zonas templadas, estas opciones se vuelven más difíciles, sobre todo si el comercio mundial se resquebraja.

La pérdida de comercio de aceite de palma para el mundo avanzado es un problema muy del primer mundo: se trata de sabor y textura. Para el mundo en desarrollo se trata de la vida útil, y eso se traduce rápidamente de conveniencia a terror. Muchos pueden pensar que el acceso universal a los alimentos procesados es una de las causas de la obesidad y no se equivocan. Pero ese acceso es también una de las glorias del Orden. La mayor parte del mundo en desarrollo carece de experiencia en el mantenimiento de grandes poblaciones sin alimentos almacenables. Si se retira el aceite de palma de las zonas que no pueden producir su propio aceite de cocina, las hambrunas estacionales están prácticamente garantizadas.

Después de que los íberos rompieran las Rutas de la Seda con su comercio de especias impulsado por la marina, muchos de los imperios europeos se dedicaron a disputarse el azúcar (12.º en valor). El azúcar de caña es muy exigente. Necesita agua constantemente, pero también calor, y prefiere las llanuras aluviales inundables y sin sal. Hay muy pocos lugares en el planeta que cumplan estos criterios. La mayoría están en Brasil y el Caribe. En el siglo XIX, los alemanes se enfrentaron a los británicos y, al hacerlo, perdieron el acceso a todo lo procedente de lugares cálidos. Su solución fue cortar las plantas locales y cruzarlas para crear lo que hoy conocemos como «remolacha azucarera». La remolacha azucarera es tan buena en climas fríos como la remolacha normal[148]. Esto sugiere que cualquier clima razonablemente fresco y templado —⁠y eso incluye Alemania, Rusia, Turquía, Canadá, Francia y el norte de Estados Unidos⁠— debería poder abastecerse de azúcar de remolacha.

El rey del azúcar de caña —⁠que, admitámoslo, sabe mucho mejor que el de remolacha⁠— es Cuba, que tiene el clima perfecto para lo que normalmente es un producto exigente. Cualquier país capaz de mantener relaciones económicas normales con los cubanos disfrutará de un tsunami del dulce… que destrozaría absolutamente la economía del azúcar de remolacha, más caro y de menor calidad[149].

El tabaco (14.º en valor) es una belladona que exige calor y humedad sin calentarse ni mojarse demasiado. Esto significa una estrecha lista de lugares: las Carolinas, Anatolia, las zonas más secas de Brasil e Indonesia, una franja de las zonas más frías de las tierras altas del Gran Rift africano, zonas costeras de la India y las regiones chinas de Yunnan, Hunan y Sichuan. Sin alcance mundial no solo no hay petróleo ni fabricación mundiales, sino que tampoco hay tabaco mundial. Si estás enganchado a los cigarrillos y careces de acceso casi inmediato a una de esas zonas de producción, la desglobalización está a punto de ayudarte a dejar de fumar. Los franceses, polacos y rusos adictos a la nicotina tendrán especiales dificultades para acceder a los cancerígenos palitos de la muerte.

Los plátanos (18.º por valor) varían enormemente en cuanto al tipo, pero todos tienen tres características clave. En primer lugar, necesitan los trópicos y el calor, la humedad, el agua y la ausencia de invierno que los acompañan.

En segundo lugar, cultivar y cosechar plátanos es posiblemente el proceso agrícola que requiere más mano de obra y más fertilizantes. No se necesitan simplemente los trópicos; se necesita un país muy pobre, muy poblado y con un acceso internacional fiable.

En tercer lugar, los plátanos —⁠especialmente la variedad Cavendish que disfrutan los estadounidenses⁠— son clones, lo que los hace eminente y peligrosamente vulnerables a las plagas y, especialmente, a las enfermedades fúngicas. Si se infecta un platanero, normalmente hay que arrasar toda la plantación. Para los amantes de lo orgánico que se niegan a comer cualquier cosa que haya sido tocada con algo artificial, sepan que un radio de aproximadamente media milla alrededor de las plantaciones de plátanos está prácticamente plagado de pesticidas (eminentemente no orgánicos), herbicidas y fungicidas para proteger sus propensiones. Los productos orgánicos también suelen cultivarse en zonas más altas y secas para limitar las plagas, lo que significa que los plátanos necesitan una irrigación masiva para crecer. El resultado es el producto alimentario con la mayor huella química y de carbono, así como la mayor rotación de personal por fallecimiento en cualquier grupo de productos de cualquier industria. Que aproveche.

El algodón (17.º en valor) es una planta extraña, ya que necesita mucha agua y sol, y no hay muchos lugares en el planeta que sean desiertos pantanosos. La solución, por supuesto, es el riego. Los egipcios aprovechan el Nilo, los pakistaníes el Indo y los turcomanos y uzbekos el Amu y el Syr. La desglobalización por sí sola obligará a los cuatro pueblos a pasar del algodón que pueden vender en el extranjero a los cultivos que pueden comer, e, incluso si no se produce la desglobalización, un toque de cambio climático reducirá el agua que los cuatro tienen disponible para el riego.

El algodón chino se enfrenta a problemas aún mayores, no (simplemente) porque se cultive en la eslavocracia genocida de Xinjiang, sino porque los ríos de Xinjiang no desembocan en el océano, sino en la cuenca interna, terminal y hace tiempo desertificada del Tarim. Bastarían muy pocos cambios en las normas climáticas para que esos ríos se secaran hasta la inutilidad y se llevaran consigo cualquier esperanza de regar los sedientos campos de algodón de Xinjiang. El algodón indio será probablemente más sostenible, pero depende de los monzones, por lo que su producción perderá fiabilidad.

No importa cómo tejas esta manta, tendremos una escasez mundial de algodón.

Solo hay dos grandes productores que pueden seguir jugando: los países del hemisferio occidental, Brasil y Estados Unidos. Puede que su algodón no sea la variedad de fibra larga que prefiere el mundo, pero se produce en el hemisferio más seguro y no requiere tanta irrigación, lo que hace que los suministros brasileños y estadounidenses sean mucho más fiables en el mundo venidero.

Los cítricos (16.º) se parecen un poco al algodón en su deseo de mucho calor y agua. Por suerte, también necesita mucha humedad y se expande allí donde es posible su cultivo. El futuro de los cítricos está bastante claro. En los lugares donde el clima es apropiado y llueve lo suficiente como para no tener que regar —⁠principalmente Florida y el norte de Brasil⁠— todo parece ir de maravilla. Pero en aquellos lugares donde los efectos del Orden por excelencia han permitido el cultivo mediante la aplicación masiva de capital, fertilizantes e irrigación —⁠sobre todo Egipto y España⁠— deberían despedirse de sus naranjas y uvas.

Todo lo que sea jugoso y esté en una vid necesita un riego constante y controlado, ya sean uvas de mesa o de vino (20.º por valor). Si se riega poco, se marchitan y, si se riegan mucho, se parten. La clave es el control, y eso significa climas secos más capacidad de riego. Algunas de las mejores uvas del mundo proceden de las regiones áridas y, sobre todo, desérticas de California, Italia, España, Argentina, Australia, Chile, Irán y el gran valle del río Columbia, en el estado de Washington.

La oferta disminuirá. El riego requiere capital, lo que en el mundo del vino no ha sido un problema en las tres últimas décadas. Pronto lo será. Pero la oferta caerá solo un poco. La mayoría de los productores son del nuevo mundo o —⁠como Sudáfrica y Francia⁠— al menos parcialmente inmunes al caos que se avecina.

La demanda, en cambio, caerá más. Si se rompe el crecimiento económico mundial, la demanda mundial de bebidas alcohólicas de alto coste se romperá con él. En conjunto, el vino es uno de los pocos productos agrícolas que pueden abaratarse. Por desgracia, no estoy en condiciones de predecir si el vino mejorará[150].

El clima preferido tanto para el girasol (19.º por valor) como para la colza (23.º) —⁠cultivos en hileras que se trituran por su aceite⁠— es el de las zonas más frescas y semiáridas. Entre los mayores proveedores del mundo se encuentran Ucrania, que probablemente abandonará el mercado, y las provincias de las praderas canadienses, que envían casi toda su producción a China, un mercado que implosionará. Por suerte para los canadienses, la mayor parte del territorio de girasol y colza puede reutilizarse para la producción de trigo.

Las manzanas y las peras (en conjunto 21.º por valor) solían ser los cultivos fáciles, pero en el Orden globalizado todos decidimos que las manzanas del tamaño de pelotas de tenis no eran suficientes. Si quieres una manzana del tamaño de tu cabeza, necesitas fertilizantes y riego. El resultado ha sido un grado salvaje de segmentación del mercado, no solo entre países, sino dentro de ellos. Gran parte de esta variedad requiere el acceso a diferentes microclimas, y, en un mundo en el que no interactuamos tanto, esa variedad será necesariamente limitada. Los mayores exportadores brutos que desaparecerán de los mercados mundiales son los que sencillamente no pueden sacar su producto: sobre todo la mayor parte de los países europeos y China (cuyas manzanas son un poco asquerosas de todos modos). Los grandes mercados en crecimiento del Sudeste Asiático y América Latina deberían ir bien, lo cual es una gran noticia para los productores de Estados Unidos, Argentina y Chile.

Por último, llegamos a lo que hace posible el maravilloso chocolate: el cacao (22.º en valor). Piensa en él como una versión del café más tolerante al calor y de menor altitud, con preferencia por la humedad tropical. Procede básicamente de dos lugares: la producción de África occidental se enfrenta a limitaciones de seguridad y acceso al comercio, insumos materiales y fuentes de capital (y, probablemente, climáticas), mientras que México parece estar perfectamente. Si prefieres las variedades centroamericanas ligeramente afrutadas, no tendrás ningún problema. Pero si tu concepto de chocolate es el ultradenso, fuerte como un mazo, que te desconcierta, que te deja sin aire, por el que se conoce al cacao de África occidental, la vida está a punto de volverse mucho menos dulce.

El fin del mundo sólo es el comienzo. Peter Ziehan.

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La trastienda de la revolución

La necesidad de destruir es aún más poderosa que el deseo de construir… ¿Para cuántos de nosotros, la revolución, antes de ser una obra de transformación social, es primeramente la oportunidad de saciar una necesidad de venganza, la cual encontraría una satisfacción embriagadora en la revuelta, en el motín, en la guerra civil, en la conquista brutal del poder? ¡Qué delirio de represalias el día en que, gracias a una victoria bien sangrienta, pudiéramos imponer a nuestra vez nuestra tiranía: la tiranía de «nuestra» justicia!

Los Thibault. Martin Du Garde

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Una manera de medir a la gente

La personas superiores hablan de ideas.

Las personas medianas hablan de hechos.

Las personas inferiores hablan de otras personas.

Ernst Jünger. La emboscadura.

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Mayo del 68...

Ahora los periodistas de todo el mundo

Os lamen el culo. Yo no, queridos

Tenéis caras de hijos de papá

Os odio como odio a vuestros padres (… )

Cuando ayer en Valle Giulia os pegasteis

Con los policías

¡Yo simpatizaba con los policías!

Porque los policías son hijos de pobres

PIER PAOLO PASOLINI

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La desviación política

Vivimos bajo el poder censor de “las minorías”.

Lo que también responde a la lógica neoliberal. Cuando éstas desvían el epicentro de la contestación social a la lucha contra el racismo, el heteropatriarcado y la moral sexual tradicional –es decir, contra la “punición de los cuerpos”– los nuevos movimientos sociales contribuyen a desactivar la lucha contra las desigualdades sociales.

De esta forma el Estado-providencia mutó en Estado-neoliberal, la lucha contra la exclusión pasó a sustituir a la lucha contra la explotación, y la protección de las “minorías” pasó a sustituir a la protección de los trabajadores.

Maxime Ouellet

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El fiasco posmoderno

Es bien sabido que, desde un punto de vista filosófico, la posmodernidad irrumpió como la muerte de los llamados “grandes relatos”: las construcciones ideológicas que suministraban explicaciones omnicomprensivas de la realidad: las religiones, el patriotismo, el marxismo, el progresismo, etc. Todas estas construcciones ideológicas eran, huelga decirlo, mortalmente serias . A partir de los años setenta del pasado siglo la posmodernidad introdujo un elemento de juego, de aleatoriedad y de cinismo en un mundo en el que la Verdad había implotado, y en el que los metarrelatos daban paso a una miríada de microrrelatos, todos ellos tan válidos como irrelevantes. Conviene tener presente que la posmodernidad filosófica se define, ante todo y por encima de todo, por los juegos de lenguaje . Desde sus presupuestos casi todo se reconduce a una cuestión de semiótica , al libre juego entre el significante y el significado , a la desacralización del lenguaje, que se ve expuesto como envoltura retórica con infinitos niveles de lectura. Nada hay, por tanto, que pueda salvarse de la quema: todo es susceptible de ser deconstruido en inacabables juegos lingüísticos con un horizonte de autonomía absoluta desde el momento en que ninguno de ellos remite a una realidad trascendente .

Toda esta cocción deconstruccionista –cuyas cabezas pensantes serían conocidas en América como la “french theory”– pasaría a proporcionar, en los años setenta, cierta credencial teórica al vendaval de gamberradas y de provocaciones que pasó a alojarse bajo el nombre de contracultura . Tomando el relevo de los situacionistas de los años 1950 y 60 (que estaban todavía lastrados de utopismo marxista) los “jóvenes airados” de la posmodernidad se alzaban sobre la quiebra del sistema valorativo burgués, al tiempo que cabalgaban las angustias e incertidumbres de la nueva sociedad posindustrial. En cierto modo estos jóvenes representaban la inversión nihilista y sarcástica del activismo progresista de 1968. Con la llegada de la posmodernidad, los dogmatismos ideológicos cedían el paso a una época en la que los punk se adornaban con esvásticas (corte de mangas al establishment de la Segunda Guerra Mundial), en la que las bandas de rock tenían nombres fascistas o anarquistas –Joy Division , New Order , Durruti Column –, en la que el “sex pistol” Sid Vicious disparaba sobre el público en un concierto y en la que el rockero Alice Cooper anunciaba que iba a colgar a un enano en el escenario. Provocaciones que hoy serían imposibles, pero que entonces a nadie se le ocurría tomar demasiado en serio. Al fin y al cabo, todo era una gigantesca broma –los punk eran compulsivos bromistas (pranksters )–, una distorsión irónica entre significantes y significados. Siguiendo la semiótica posmoderna todo parecía indicar que, al negarse la univocidad y la objetividad del lenguaje, al reivindicarse su inagotable polisemia, se llegaría a un estadio de libertad absoluta en que sería posible decirlo todo, cualquier cosa, anything goes . Y sin embargo …

Sin embargo, sucedió justamente lo contrario. Al cabo de dos décadas un nuevo puritanismo –la corrección política– desencadenó una purga inquisitorial sobre el vocabulario; listas enteras de palabras quedaron proscritas, malditas, para ser sustituidas por una una orwelliana “Nuevalengua” destinada a blindar los dogmas del sistema. La risa pasó a contemplarse con desconfianza, en cuanto casi siempre es irrespetuosa, suele ser cruel y es además susceptible de ofender a alguna minoría. Por eso la risa pasó a enlatarse en las fórmulas previsibles y pasteurizadas de los guiñoles televisivos y del “entretenimiento informativo” (infotainment ). Las sofisticaciones posmodernas cedieron al paso a un furor moralista y justiciero que todo lo invadía y que no toleraba ambigüedades. La empresa positiva de unificación benéfica de la humanidad no tolera bromas fuera del guión: autocensura y vigilancia, todos somos pecadores.

¿Eso era, a fin de cuentas, la posmodernidad? Si en sus inicios ésta se presentaba como un horizonte de posibilidades infinitas, desde el punto de vista de las libertades concretas –libertad de pensar, libertad de disentir, libertad de crear, libertad de provocar– el experimento desembocó en todo lo contrario: en el Imperio del Bien (Philippe Muray) con sus devotos, sus capillas y sus “ligas de la Virtud”. Un monumental fiasco. Cabe por tanto preguntarse si la posmodernidad –que al fin y al cabo anunciaba el fin de los “grandes relatos”– no fue adulterada o traicionada, hasta ser reconducida hacia un nuevo/viejo “gran relato” progresista, biempensante y mundialista, nada cínico y mortalmente serio.

Adriano Erriguel

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El tiempo de los asesinos - Henry Miller (1956)

Y los tontos hablan de reparaciones, inquisiciones, retribución, de alineamientos y coaliciones, de comercio libre, estabilización económica y rehabilitación. Nadie cree, en el fondo de su corazón, que la situación mundial tenga arreglo. Todo el mundo espera el gran acontecimiento, lo único que nos preocupa día y noche: la próxima guerra. Todo lo hemos trastocado y nadie sabe dónde ni cómo hallar la llave del control. Los frenos están todavía allí, pero ¿funcionan? Sabemos que no. El demonio está en libertad. La edad de la electricidad ha quedado tan atrás en el tiempo como la edad de piedra . Esta es la edad del poder, puro y simple. Se trata ahora del cielo o el infierno; ya no hay alternativa; y según todos los indicios, elegiremos el infierno.

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Así te echaste a perder...

Dijiste: «Iré a otra tierra, iré a otro mar.

Otra ciudad ha de haber mejor que ésta.

Cada esfuerzo mío es una condena dictada;

y mi corazón está —como un muerto— enterrado.

¿Hasta cuando estará mi alma en este marasmo?

Adonde vuelva mis ojos, adonde quiera que mire

veo aquí las negras ruinas de mi vida,

donde pase tantos años que arruine y perdí.»

No hallarás nuevas tierras, no hallarás otros mares.

La ciudad te seguirá. Vagarás por las mismas

calles. Y en los mismos barrios te harás viejo;

y entre las mismas paredes irás encaneciendo.

Siempre llegarás a esta ciudad. Para otra tierra —no lo esperes—

no tienes barco, no hay camino.

Como arruinaste aquí tu vida,

en este pequeño rincón, así

en toda la tierra la echaste a perder.

La ciudad. Konstantin Kavafis. 1901

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El infantilismo

 Los niños no son el futuro porque algún día vayan a ser mayores, sino porque la humanidad se va a aproximar cada vez más al niño, porque la infancia es la imagen del futuro.

Los niños son el futuro porque el mundo, la sociedad y sus mecanismos, se infantilizan por momentos.

El libro de la risa y el olvido. Milan Kundera.

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Spleen...

"Me aburro, eso es todo... Es un aburrimiento profundo, profundo, el profundo corazón de la existencia, la misma materia de la que estoy hecho".

(J.P. Sartre, 1905)

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El peor día

Lo malo realmente empieza cuando tienes que contratar a alguien para que se mire al espejo en tu lugar.

Una parte del todo. Steve Toltz.

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Absoluto

"Absoluto, adj. Independiente, irresponsable. Una monarquía absoluta es aquella en que el soberano hace lo que le place, siempre que él plazca a los asesinos. No quedan muchas: la mayoría han sido reemplazadas por monarquías limitadas, donde el poder del soberano para hacer el mal (y el bien) está muy restringido; o por repúblicas, donde gobierna el azar". Ambrose Bierce, Diccionario del Diablo (1911)

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Los ricos y las leyes

Las leyes con como las telarañas: sólo atrapan a los débiles.

Ilusiones perdidas. Balzac

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Hélàs...

"Además, nunca sabes de qué suerte peor te ha salvado tu mala suerte."

Cormac Mc Carthy "No es país para viejos"

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El urbanismo de un puente

—Cuando dicen que la palabra es un puente entre culturas y religiones, desconfío que alguien esta metiendo prisa. La palabra es lo que atraviesa ese puente. Primero fue el arquitecto, que es la buena voluntad, luego el presupuesto, que es la tolerancia, y después la empresa constructora, que es la necesidad de entenderse. Y si todas se juntan, se construye el puente, para que pasen los camellos de los contratos, las bicicletas de la poesía y los triciclos de los chistes.

—¿Y los censores? —pregunté irónico.

—Esos son baches y socavones. Estorban, pero nunca consiguieron cortar el tráfico.

Hombres, cadáveres y fantasmas. Javier Pérez

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Los imperativos de la Ilustración

"Los imperativos de la Ilustración se dirigen contra la ceguera del tener por cierto sin hacerse cuestión; contra las acciones que no pueden efectuar lo que intentan –como las acciones mágicas– porque descansan en supuestos que pueden demostrarse son falsos; contra la prohibición del preguntar e indagar sin restricciones; contra los prejuicios tradicionales. La Ilustración pide un ilimitado esforzarse por alcanzar la evidencia y una conciencia crítica de la índole y los límites de toda evidencia"

Karl Jaspers - «La filosofía desde el punto de vista de la existencia»

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Las ramblas

Maldita sea, el entorno de Méndez, o sea la Calle Nueva de la Rambla, había sido inventado por segunda vez. El primer invento lo hizo, según se dice, un capitoste llamado Conde del Asalto, amante del orden, la paz pública y se supone que de las mujeres llenitas, porque las delgadas pertenecían entonces a las clases revolucionarias. El invento consistió en una calle recta y lo bastante ancha para que por ella pudiese cargar un escuadrón de caballería y, sable en mano, darles lo suyo a los obreros en huelga, los anarquistas que no creían en Dios (y además lo decían), las mujeres de los revolucionarios (que no tenían ni seguro de viudedad, las muy burras) y las putas que no podían trabajar porque aquella semana tenían la regla. El invento urbanístico del señor Conde del Asalto, que permitía correr a sablazos a los obreros desde la Rambla al Paralelo, fue muy elogiado por fabricantes, banqueros y obispos de toda clase que iban en peregrinación a Roma.

Pero las ciudades y las calles necesitan ser inventadas, pensaba Méndez, y no las inventan los urbanistas ni los coroneles de caballería: las inventan los seres más o menos desamparados que viven en ellas. Y así la calle Conde del Asalto —ahora calle Nueva de la Rambla— la inventaron con su hambre los jornaleros de las fábricas del Raval, con sus trampas los dueños de las timbas, con su coño las putas de las cercanías y con su esperanza los poetas y las niñas de las academias de baile.

Bueno, eso era la calle Nueva de la Rambla, pensaba Méndez mientras iba sigilosamente hacia su lugar de trabajo.

Pero ahora, maldita sea, había sido inventada otra vez, lo cual —la verdad sea dicha— no disgustaba del todo a Méndez. Ahora había más luz, más casas nuevas, más duchas y más encuentros de cama entre tía y tío (o entre tía y tía o entre tío y tío) realizados en condiciones sanitarias. Pero la historia estaba siendo expulsada de la calle. Ya no había, como antes, ratas centenarias ni madames centenarias aferradas al retrato de su abuela, que fue la primera que hizo la calle y contribuyó, por tanto, al sosiego de la ciudad. Ya no había bares donde se consumieran peces del neolítico ni hoteles para parejas donde el marido y la esposa hacían lo posible para no coincidir a la misma hora.

Acoso sexual (Méndez) - Francisco González Ledesma

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A su alcance...

El nazismo es el horror sagrado de los griegos puesto al alcance de la pequeña burguesía.

La caza salvaje. Jon Juaristi

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Ley Volstead...

"Oh! ya sé que en la actualidad puedes beber lo mismo, y si eres un bebedor apasionado puedes levantarte a la mañana siguiente con una resaca de tamaño natural, pero al menos bebes whisky, y el whisky auténtico no te mata, a menos que seas un cerdo..."

Groucho Marx.

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Et avec les rats...

"Ya que él sabía lo que esa multitud alegre ignoraba, y que podemos leer en los libros, que el bacilo de la peste no muere ni desaparece nunca, que puede permanecer durante decenas de años dormido en los muebles y la ropa, que espera pacientemente en las habitaciones, los sótanos, los baúles, los pañuelos y los legajos, y que, quizás, vendría el día en que, para desgracia y la enseñanza de los hombres, la peste despertaría a sus ratas y las enviaría a morir en una ciudad feliz".

A. Camus (La Peste) -Pozí!-

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¿Quien es un líder?

Líder es el hombre capaz de convertir la masa en Pueblo.

El mito del siglo XX. Alfred Rosenberg.

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El alma de un personaje

—¿Por dentro? ¿Por dentro de quién? ¿De ti?, ¿de mí? Nosotros no tenemos dentro. Cuando no dirían que aquí no pasa nada es cuando pudiesen verse por dentro de sí mismos, de ellos, de los que leen. El alma de un personaje de drama, de novela o de nivola no tiene más interior que el que le da...

—Sí, su autor.

—No, el lector.

Niebla, Miguel de Unamuno.

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El diccionario del diablo

Antipatía

s. Sentimiento que nos inspira el amigo de un amigo.

 Año

s. Período de trescientos sesenta y cinco desengaños.

 Apelar

v. i. En lenguaje forense, volver a poner los dados en el cubilete para un nuevo tiro.

 Apetito

s. Instinto previsor implantado por la Providencia como solución al problema laboral.

 Aplauso

s. El eco de una tontería. Monedas con que el populacho recompensa a quienes lo hacen reír y lo devoran.

Ambrose Bierce, "El diccionario del diablo."

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Imposible metafísico

No hay manera de vivir correctamente una vida equivocada.

Theodor Adorno.

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La buena conciencia

Podría ser el mejor lanzador de cuchillos del circo, pero se duerme mejor siendo payaso.

Fake. Manuel Albero.

menéame