
Lo conocí en una discusión sobre física cuántica y feminismo en un hilo que iba, en teoría, sobre el nuevo rediseño de la web. Su nick era algo entre un chiste informático y una referencia a Blade Runner. Me habló primero en privado para corregirme una errata —claro— y acabamos chateando semanas enteras sobre cosas que no contaré aquí porque quiero que sigáis teniendo erecciones cuando penséis en él.
Nos vimos en una quedada improbable, entre birras calientes y camisetas negras con frases sarcásticas. Era feo con encanto, como si la inteligencia mal gestionada se le hubiera quedado atrapada en las cejas. No tenía cara de malo pero me miraba de una forma... como si estuviera escaneando algo más que mi escote. Nos caímos bien, raro en estos tiempos. Raro en Menéame.
Esa noche me llevó a su casa y, antes de cerrar la puerta, me dijo: «Me calientas como un bug en producción». Me reí. A carcajadas. Y me lo follé. Bueno, más bien, me lo fui comiendo. Era mi plan: quería devolverle el favor de haberme hecho sentir lista y deseada a la vez.
Pero pronto algo cambió. La forma en que me sujetó la cabeza. El gesto rápido, seco, como quien configura una variable sin preguntar. No me dolió al principio. Lo tomé como entusiasmo, como nervios. Pero cuando la mano se volvió ancla y la polla se quiso volver puño, entendí lo que pasaba. No quería placer. Quería poder.
Me quité, lo miré y le dije, no sin ternura: «No es lo mismo saborear un coño como si fuera un poema de Kavafis que metérsela a alguien en la tráquea como si quisieras borrar el silencio». Él se rió, incómodo. Me preguntó si no me gustaba el sexo duro. Y le contesté, con la garganta aún ardiendo: «Lo que no me gusta es que creas que follar es algo que se hace contra alguien».
No hubo bronca. Tampoco segunda parte. Se quedó pensativo, como si acabara de entender que los puntos negativos no solo se votan, también se sienten.
Me fui, deseándole sinceramente que algún día alguien le comiera el alma con la boca, no con los dientes. Porque el erotismo no está en la fuerza, sino en el temblor. Y eso, amigo meneante, no se aprende en los comentarios destacados.
Tras años y años de desgaste de retina debido al anaranjado radiactivo de la web, he decidido hacer un addon simplón para Firefox que permite cambiar el color a un estilo mas tranquilo como el azul o verde... o morado si queremos volver a vivir el 8m para siempre.
addons.mozilla.org/firefox/addon/mnmtheme/
(Si no te fías del addon lo puedes analizar y ver que no es más que css, y js modificando css. Me importa un comino si lo usas o no, lo hice para mí)
**EDIT:
Acabo de publicar otra versión del addon puramente en css y más limpita (solo en azul):
addons.mozilla.org/es/firefox/addon/mnmtheme_blue_standalone/
(En la versión de colores estaba obligado a usar javascript para aplicar el color elegido por el usuario)
Recojo las notas de alguien que explica en qué consiste un funeral de estado:
En un funeral de Estado:
- Una batería de artillería habría hecho una salva de 21 cañonazos al salir el cortejo fúnebre.
- El trayecto del féretro lo habrían realizado fuerzas militares. Una escolta estaría constituida por unidades de los Ejércitos de Tierra y Aire y la Armada.
- La guardia que se ocupase del jefe del Estado habría formado una guardia de honor y habría rendido honores militares a los restos, con Bandera, escuadra de gastadores, banda y música.
- Un piquete de ocho miembros de esta guardia habría flanqueado el féretro a ambos lados.
- El féretro habría sido conducido en un armón de artillería custodiado por dos oficiales generales de cada Ejército, formando un cortejo con la fuerza de escolta delante y la guardia de honor detrás.
- Durante la reinhumación se habría repetido otra salva de 21 cañonazos.
- También durante la reinhumación la guardia de honor habría hecho una descarga de fusilería.
- Las banderas y estandartes habrían llevado una corbata negra, y habría banderas a media asta.
- Habría sonado el himno militar completo, y se habrían presentado armas.
- La bandera nacional habría presidido la ceremonia.
- Las fuerzas del cortejo habrían ido con las armas a la funerala, con las banderas enlutadas enrolladas, con las cornetas con sordina y los tambores destemplados.
- Se habría adoptado la posición d presente al paso del cuerpo
- Al llegar al lugar de despedida del duelo, las fuerzas militares habrían desfilado ante los restos, y la guardia de honor los habría acompañado hasta la reinhumación.
- Se podría haber declarado duelo nacional.
- Habría estado presente el Jefe del Estado, el presidente y el Gobierno en pleno.
- Habrían estado presentes los presidentes del Congreso, del Estado, del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional.
-Habrían estado presentes los presidentes de las Comunidades Autónomas.
- Habrían estado presentes el resto de representantes de las instituciones del Estado.
- Se habría invitado mandatarios internacionales.
- Las instituciones habrían presentado sus condolencias o respetos a la familia.
- Se habría permitido una amplia demostración de afecto popular en los lugares principales del recorrido.
Y, en fin, muchísimas cosas más.
Se puede criticar la operación ejecutada (y yo he criticado algunos aspectos). Pero no (sin mentir) decir que haya sido un funeral de Estado.
El hilo original aquí: twitter.com/oriolguellipuig/status/1187389614983733249
Publica El Mundo un artículo sobre el deporte femenino en Arabia Saudí donde se afirma: "De los 11,7 millones de niñas entre cinco y 14 años, sólo 195.000 practican alguna disciplina deportiva, apenas un 1,65%". ¿No parece raro ese dato de 11,7 millones de niñas entre 5 y 14 años?, porque eso significaría un población total de más de 23 millones entre 5 y 14 años, algo muy raro si se tiene en cuenta que la población total de Arabia Saudí estará sobre los 35-37 millones. Para estos casos, lo mejor es ir a las fuentes originales, es decir, las estadísticas oficiales de gobierno saudí, donde podemos comprobar que para 2021 daban una población de niñas entre 5 y 14 años de unos 2,8 millones.
No es que se hayan equivocado en unos cientos de miles, es que han dado una cifra que es el cuádruple de la real. Ahora, si consideramos cierta la cifra de 195.000 niñas haciendo deporte, el porcentaje sería del aproximadamente del 7%.
A todos los usuarios de esta estupenda red social: sé que estáis llenos de dolor y odio por el asesinato de un niño. Sé que cuando alguien comete un crimen que es maldad pura sólo podemos contestar con odio, porque no podemos aceptar un mundo en el que esos crímenes puedan ocurrir.
El mundo está lleno de odio, el mundo está lleno de gente egoísta, malvada, brutal, estúpida... ahora, con todo vuestro odio no estáis haciendo del mundo un lugar mejor. Estáis haciendo del mundo un lugar peor.
Nuestras leyes y nuestro sistema judicial con sus garantías sirven para poner límite a nuestro odio, para que nuestros sentimientos negativos no saquen nuestro peor lado, nuestro peor instinto. Esas leyes están para poner límites a nuestra furia. Todos los que pensáis que es necesario cambiar esas leyes, que es necesario aplicar la pena de muerte, la cadena perpetua... estáis dando vía libre a nuestros peores instintos.
Vuestro odio no devolverá la vida a Gabriel, vuestro odio no ayudará ni a jueces ni a policías, dudo también que vuestro odio pueda consolar a la familia. Vuestro odio sólo atraerá la atención de los periodistas, que os saben adictos al odio, y los periodistas lo alimentarán para lograr vuestra atención, para que sintáis más odio y saquéis lo peor de vosotros.
El mundo es un lugar horrible. En el mundo hay miles de niños explotados sexualmente o que son trabajadores forzados. Gran parte de la ropa que llevamos se produce gracias al trabajo infantil en situaciones de esclavitud. Cambiar esos problemas es difícil, exige tiempo, conocimiento, trabajo y aceptar que un mundo más justo también significa un mundo en el que tendremos menos.
Por el contrario, soñar con linchar a un asesino de niños es más fácil. Pedir la pena de muerte o compartir manifiestos que exigen venganza es fácil. Si sientes odio por la maldad del mundo, piensa que, realmente, terminar con la maldad exige esfuerzo, trabajo, conocimiento, paciencia e, incluso, comprensión. No estás haciendo nada para arreglar nada, no estás ayudando. Sólo estás desahogando tu odio de una forma fácil, brutal y simple. Deja a la policía y a los jueces trabajar, no te vuelvas en carnaza para la prensa y aprende a dominar tu odio y dirigirlo hacia metas constructivas.
Copiado de un amigo de Facebook. Gracias Carles.
Este artículo es una respuesta al artículo "Por qué va a perder Trump las elecciones", escrito por el usuario @Feindesland. Antes de proceder a la lectura de este artículo, os ruego que primero vayáis a leer el suyo. Aquí no vamos a debatir si Trump ganará o no las elecciones de 2020, ni tampoco vamos a debatir por qué Trump ganó las elecciones de 2016. Aquí vamos a centrarnos en el artículo propiamente dicho; primero nos centraremos en describir las falsedades y medio verdades que presenta, para luego proponer varias interpretaciones sobre por qué el usuario siente la necesidad de escribir tales falsedades y medio verdades.
Empecemos por Irak. El artículo que enlaza como prueba de que se están retirando tropas de Irak es en realidad una noticia de El Mundo que explica que sólo se ha ordenado "la retirada inmediata de los funcionarios no esenciales de su embajada en Bagdad". Es decir, que no han retirado tropas, sino funcionarios.
Cuando habla de Afganistán, se le olvida decir que la administración Trump envió 3000 militares más a la región en 2017. La noticia que enlaza como prueba de que se han retirado tropas de Afganistán es en realidad un artículo sobre la "filtración" de un posible plan para la retirada de tropas. En la actualidad no ha cambiado nada; EEUU lleva unos meses negociando con los talibanes, pero la retirada de tropas no forma parte de sus planes, según la AFP.
Con respecto a Siria, se acumulan las medias verdades: se olvida de mencionar los ataques realizados durante la administración Trump (este es sólo un ejemplo), como tambíen se olvida de mencionar que sólo se evacúan la mitad de las tropas americanas, el resto (unos 1000 militares) están destinados a quedarse. Hacia 2020 ese número descenderá hasta los 400 militares, indica Reuters, mostrando de nuevo que los americanos tienen la voluntad de quedarse en la región.
Vamos, que en Oriente Medio todavía van a tener que soportar a los americanos durante un buen rato.
Feindesland afirma que "se acabaron las chorradas de los misiles" pero el régimen norcoreano ha seguido probando misiles hasta al menos abril de este año, como recoge la BBC.
También afirma que "se llaman y se escriben regularmente" como si de una pareja adolescente se tratara, pero no da ninguna prueba de ello. Lo que sí sabemos es que la cumbre bilateral EEUU-Corea del Norte celebrada en Hanoi en febrero de 2019, acabó abruptamente al segundo día, después de que Estados Unidos se negara a negociar el fin de las sanciones.
A pesar de los actos simbólicos como la reciente visita de Trump a la zona desmilitarizada, la relación de amistad que se intenta pintar entre los dos países es simple y llanamente falsa.
Así de buenas a primeras, no tiene pruebas para sustentar la afirmación de que a Trump no le interesa derrocar a Maduro. Es una especulación, y además es más falsa que una moneda de tres euros: la administración Trump ha aprobado sanciones contra Venezuela día sí y día también(página 2, párrafos 2-8.), ha reconocido a Guaidó como presidente de Venezuela y le ha otorgado los beneficios del petróleo venezolano. El propio Trump ha respaldado públicamente a Guaidó y ha comentado varias veces la posibilidad de una intervención armada, o sea, de derrocar a Maduro por la fuerza.
El argumento de Feindesland parece centrarse en la CIA, imputándola a la agencia la voluntad de derrocar a Maduro y haciendo de Trump un tipo que pasaba por ahí y que no tiene la culpa de nada. Esta separación radical entre dos entidades estatales es clásica entre los ideólogos del "Deep State", una teoría que postula que en Estados Unidos hay un estado dentro del estado que es quien realmente tiene las riendas. Más exactamente es una teoría de la conspiración, ya que no tiene ni pies ni cabeza, por la simple razón de que Trump, como jefe del ejecutivo es responsable de la política exterior de Estados Unidos, según la propia constitución de EEUU. La diplomacia exterior está dirigida por Trump, y si bien para algunas cosas como los tratados necesita la aprobación del senado, es él y solo él quien puede autorizar el reconocimiento de Guaidó como presidente.
Un poco de contexto. El artículo se refiere a varios ataques a buques petroleros en el estrecho de Ormuz; Estados Unidos saltó rápidamente diciendo que el ataque había sido realizado por Irán y para demostrarlo publicó una serie de fotos y videos. A pesar de ciertas evidencias que apuntan a la presencia de barcos iraníes durante el ataque, las fotos no son concluyentes y no permiten confirmar que fueron realmente los iraníes quienes atacaron; véase este análisis realizado por Deutsche Welle. Varios países se han negado a respaldar las acusaciones de Estados Unidos, entre ellos los países de la Unión Europea. Sin embargo, parece que a Feindesland le gusta veranear por el estrecho de Ormuz ya que habla como si supiera la verdad y afirma contundentemente que fue un ataque iraní.
Unos días después Irán derribó un dron americano que sobrevolaba aguas internacionales según EEUU, o aguas iraníes según Irán. A los pocos días salió a la luz que Trump había ordenado bombardear Irán pero se desdijo en el último momento al conocer el número de civiles que iban a morir. La única persona que puede ordenar un ataque y luego cancelarlo es el presidente, así que, si bien Feindesland resalta la cancelación y hace hincapié en el lado humanitario de Trump, esto es una media verdad. También hace falta insistir en que fue él mismo quien ordenó el ataque y estaba dispuesto, pues, a desatar una guerra con Irán.
A raíz de lo expuesto podemos concluir que el artículo está claramente escrito para realizar propaganda en favor de Trump. Las alabanzas que hace del presidente son burdas y falsas, imputándole méritos que en realidad son falsos y representando así una imagen de Trump como líder benévolo. La conclusión del artículo va también en este sentido. Según Feindesland, si en 2020 Trump pierde las elecciones, él no tendrá la culpa de nada; será por culpa del lobby armamentístico. Esta afirmación tampoco tiene fundamentos ya que como bien indica el usuario @mastermemorex en el artículo original, el presupuesto militar de la administración Trump es el más alto desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, Feindesland afirma que Trump es un presidente incomprendido, y el sentido de tales afirmaciones es claro: blindarse contra la autocrítica en un nuevo gesto propagandístico. Personalmente me parece tremendamente irónico ya que es algo que siempre se reprocha a la izquierda.
A partir de aquí vamos a proponer varias interpretaciones sobre lo que ha impulsado a Feindesland a escribir el artículo. La primera interpretación razonable es que el artículo está escrito por una persona que cree acríticamente en la administración Trump. Feindesland cree que si Maduro sigue vivo no puede ser porque su amado líder no tiene la capacidad suficiente para derrocarlo, o porque Maduro no quiere ser derrocado, no; tiene que ser porque el amado líder en realidad no quiere derrocarlo. Feindesland se cree que el Deep State existe ya que así lo dice el líder, y que este está enzarzado en una épica batalla contra las fuerzas del mal, batalla de la que está saliendo ganador. Si el amado líder dice que Irán atacó a los buques esto pasa a ser una verdad incuestionable, como las armas de destrucción masiva que tenía Sadam. Feindesland tiene memoria selectiva y se olvida de las disputas entre Kim y Trump; él prefiere conservar para siempre la magia de la primera vez.
Sin embargo, esta interpretación no es del todo satisfactoria, ya que el propio Feindesland realiza críticas (tímidas, pero críticas al fin y al cabo) a Trump. Dice que es "el más gilipollas y bocazas de los presidentes americanos" lo cual nos parece una verdad como un templo. Así pues, la segunda interpretación razonable es que el artículo no está escrito por alguien que cree acríticamente en Trump, sino que está escrito por alguien que usa a Trump como un forma de vehicular su propia "agenda", o lo que es lo mismo, sus propias ideas. A pesar de las lamidas de culo, Trump no es el fin, sino un medio para expresar ciertas ideas. Desde este punto de vista cobran sentido dos críticas que el autor realiza hacia dos actores particulares: el lobby armamentístico y los medios progresistas.
A lo largo del artículo Feindesland insinúa que el lobby armamentístico es quien controla la política y las elecciones, y que por culpa de su propio pacifismo, Trump está perdido. La creencia sobre el poder de manipular elecciones del lobby armamentístico constituya la piedra de toque de su artículo, a pesar de ser una creencia sin fundamento alguno. Podemos deducir que en la visión del mundo de Feindesland, es de vital importancia denunciar la existencia de entidades supra-estatales omnipotentes, capaces de imponer sus intereses a toda costa y en contra de los intereses de la población. Esa visión no se deja amedrentar por las contradicciones, como el hecho de que una entidad omnipotente no haya sabido imponer su voluntad al presidente "más gilipollas" de la historia americana. Al contrario, Feindesland se apoya en Trump para insistir en la posibilidad de vencer a ese todopoderoso enemigo en la sombra.
La importancia de la denuncia implica, además, un binarismo que divide a todos los actores en dos campos similares a los del bien y del mal: los que ejercen la dominación, y los que la sufren o luchan contra ella. La crítica que realiza Feindesland de los medios de comunicación se inscribe en este marco conceptual. En el penúltimo párrafo critica no todos los medios, sino sólo aquellos medios "progresistas" y recayendo así en el binarismo que separa los medios de comunicación que difunden la Berdad, de aquellos que solo venden mentiras. En este caso, la Berdad es que el lobby armamentístico quiere tumbar a Trump y que éste ha sido en realidad el presidente más benévolo de la historia americana. Esta visión binaria de la realidad presupone la unidad de intereses de cada bando, es decir, que todos los miembros de un bando comparten los mismos deseos y voluntades. Si Feindesland reserva un párrafo para críticar a los medios de comunicación en un artículo sobre el lobby armamentístico y Donald Trump, es porque éstos comparten los mismo intereses que el lobby armamentístico.
Esta segunda interpretación que acabamos de realizar nos muestra a una persona muy contradictoria. Por un lado, posee la sana preocupación de preservar el ejercicio del poder lejos de entidades anti-democráticas; por otro lado vemos que esta preocupación está llevada al extremo ya que, si bien existen empresas y organizaciones que conspiran para someter el interés común a sus intereses particulares, la argumentación del artículo supone que existe, no una, sino toda una conjunción de entidades que trabajan al unísono para controlar la sociedad, a todos los niveles posibles: político, económico, mediático y social. Como hemos visto, esta creencia extrema está basada en una visión binaria en la cual existen dos bandos, y podemos suponemer que esta fuerza al creyente a interpretar la realidad en términos absolutos. Si Feindesland percibe que una persona pertenece al bando de los buenos, de aquellos que luchan contra las estructuras de dominación, le dará todo su apoyo. El caso de Trump es paradigmático: a pesar de ser el presidente más gilipollas y bocachancla del mundo, su retórica anti-establishment le ha valido un sitio en el campo de los buenos. Esta forma de clasificación provoca obligatoriamente disonancias cognitivas que, para ser evitadas, harán que Feindesland filtre la información de forma cada vez más restrictiva y parcial; en el caso de Trump, eso significa contar las falsedades que hemos refutado. Al poseer una visión extremadamente binaria de la realidad, Feindesland está abocado a una espiral de maniqueísmo.
Esta interpretación nos sugiere que, a pesar de su voluntad de ser crítico con las estructuras de dominación, Feindesland no es capaz de realizar una crítica adaptada y certera de esas mismas estructuras de dominación, ya que su percepción de la realidad no le permite analizar razonablemente la información sin pasarla por un filtro maniqueísta. En el caso de Trump y Venezuela, a pesar de todas las evidencias que hemos mencionado y de la larga historia de intervencionismo de EEUU en América Latina que, tanto la una como la otra, permiten concluir razonablemente que Trump desea derrocar a Maduro (ya sea por la fuerza, mediante sanciones económicas o llamando a los venezolanos a rebelarse); a pesar de toda la información disponible al alcance de unos clicks, Feindesland filtra la realidad y se inventa que Trump no desea el derrocamiento de Maduro. Le imputa esa veleidad al lobby armamentístico, omnipotente pero sin fuerzas contra la resistencia de Trump. Así pues, parafraseando a Umberto Eco, Feindesland está condenado a perder la guerra contra las estructuras de dominación porque es incapaz de evaluar objetivamente las fuerzas del enemigo. No solo es incapaz de comprender el alcance del apoyo a Maduro en la población venezolana, especialmente en las fuerzas militares, sino que también ignora el importante rol de Trump en la dominación americana sobre Venezuela.
Para acabar, no podemos ahondar en el por qué Feindesland posee tales creencias; sin embargo subrayaremos una hipótesis sugerida por diversos estudios, que es que el apoyo a retóricas anti-establishment proviene de un sentimiento de frustración y/o de insatisfacción ante una mala situación personal, económica y socialmente hablando. Esta tesis apunta que la retórica anti-establishment es un recurso de desahogo, gracias al cual Feindesland puede concluir que la causa de su mala situación es que ha sido manipulado; que como venganza por haber sido manipulado él debe trabajar para revelar al mundo la manipulación; que también por venganza, puede apropiarse de la manipulación y utilizarla para sus propios fines. El manipulado aquí se transforma en manipulador.
Desgraciadamente el artículo no contiene datos personales, por lo que no podemos verificar tales elucubraciones.
Siempre pasa que cuando vamos a hacer los ejercicios de yoga ayurvédico aparecen espontáneos y, con ánimo de demostrar su inelasticidad y torpeza, se quitan los zapatos y aquello se convierte al instante en la Segunda Batalla de Ypres. Hablamos claro está de los efectos sofocantes del zapato. En la antigüedad el zapato nos protegía de la suciedad exterior pero hace tiempo que se convirtió en una industria de inmundicia que va dispersando miasmas y gases hediondos en las habitaciones de yoga de todo el mundo. Es un calzado que da problemas a los pies y también al entorno humano más cercano de los urbanitas. Éstos, víctimas y verdugos a un mismo tiempo, se pasan el día correteando de una habitación a otra cocinando sus pies dentro de los zapatos y cultivando allí insufribles olores a queso francés, mantequilla rancia y coles podridas que luego esparcen despreocupadamente en cualquier habitación en la que deciden detenerse para estirarse y descansar.
El zapato con suelas de cuero o caucho recubiertas de piel o telas es un invento destinado a las rigurosas estepas y las insalubres ciudades del norte de Europa, lugares fríos, sucios, lluviosos, llenos de humedad donde la gente se movía dificultosamente por las callejuelas chapoteando entre fango de excrementos salpicado de pobres, cochinos y grandes perros negros prestos a devorar los deditos de los pies de los viandantes de no llevarlos embutidos en esas minibarcas con las que salvaban aquellos peligrosos lodazales. Pero tales condiciones casi no existían en el sur de Europa, y no existen en las ciudades modernas. La vida urbana de la mayoría de la población no requiere calzado que se ajuste a medios tan extremos. Sin embargo en los asépticos y climatizados ambientes de nuestros entornos urbanos seguimos conservando los zapatos que, además de que ya no son de utilidad contra el barro o los pobres se han convertido en si mismos en un foco de enfermedades y gases nauseabundos.
Con el zapato somos un reservorio móvil de malos olores que combatimos adquiriendo plantillas de carbón, polvos antibacterianos o camuflándolos mediante perfumes ignorando que, según la cantidad y el tipo de perfume que nos echemos encima, el remedio puede ser mucho peor que la enfermedad. Esta moda que hace que seamos una pequeña bomba química andante, nos derritamos dentro de nuestros trajes en el trabajo y acabemos despilfarrando energía para refrescarnos se ha mantenido a lo largo de los últimos siglos porque el capitalismo surgió en esas ciudades gélidas, sucias y legamosas del norte de Europa y el zapato vino, con el resto del uniforme del trabajador burgués, a devaluar el estatus del calzado autóctono del sur que habían llevado patricios y emperadores, la alternativa saludable que siempre ha estado con nosotros, es decir: la sandalia, en su estado tecnológico más avanzado, el sistema de sandalias con calcetines #1.
La sandalia con calcetín es como un zapato al que se le puede cambiar la cubierta. Así se controla mejor que en cualquier otro calzado la temperatura y la transpiración y hasta buena parte de la estética, según se escojan diferentes tipos de calcetines. El calcetín es un elemento clave que recoge el sudor evitando que éste se desparrame por la planta del pie, mezclándose con la tierrecilla del exterior y formando un pequeño barrizal. Si la sandalia se usa muy seguido sin su calcetín, acabará oliendo a perro muerto, además de que la urea y el ácido del sudor la degradarán. Yo sigo la rutina de usar unos dos pares de calcetines al día, de este modo los calcetines pasan poco tiempo de trajín y basta con darles un agua con jabón y una ecobola #2 para tenerlos como nuevos al día siguiente. Con sus ciclos de calcetín la sandalia se mantiene impoluta y sólo se deteriora por desgaste de suela y correajes. Las sandalias son un calzado amigable, con ellas el pie vive mejor, no se cuece, los dedos no se espachurran y uno puede descalzarse en el yoga sin crear malos ambientes ni sofocos.
Un equipo de arquitectos recibe miles de toneladas de materiales de obra. Con ellos pueden construir un palacio apoteósico para un solo hombre o cientos de casas para familias. Ambos proyectos son absolutamente viables desde un punto de vista técnico, pero los arquitectos ejecutarán el que ordene aquel que les paga, y dentro del precio estará la defensa pública que los arquitectos deberán hacer del mismo, afirmando ante cualquiera que era el único proyecto técnicamente posible y avalado por la ciencia.
Prácticamente todos tenemos ideología y, dejando aparte a quienes defienden un discurso simplemente porque les pagan por ello, nos condiciona en todas las facetas de nuestra vida. Un profesor de Derecho que se ubique en la derecha rancia, defenderá a ultranza la inviolabilidad del rey pese a que tal concepto es contrario a la justicia más elemental. También hará una interpretación centralista de los preceptos constitucionales relativos a la organización territorial del Estado, satanizará al independentismo, apoyará la Ley Mordaza y se desentenderá completamente de los derechos sociales.
Yo, que soy republicano y socialista por este orden, me he dedicado a escribir sobre derechos sociales, desobediencia civil y democracia participativa dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=2963612 Y lo he hecho porque considero que el Derecho es un instrumento que sólo tiene sentido y legitimidad si se usa para garantizar la dignidad de cada individuo, y esa dignidad sólo se respeta cuando la persona deja de ser súbdita y se convierte en ciudadana, lo cual implica el absoluto control popular de la instituciones y el poder político, así como el aseguramiento a cada individuo de oportunidades reales de desarrollo personal y acceso a las prestaciones y recursos que precisa para que todos sus derechos humanos sean respetados. Y admito que es mi ideología la que motiva mis preferencias de investigación.
Durante las pruebas de la plaza de profesor contratado a la que se refiere esta noticia www.eldiario.es/sociedad/justicia-anula-dedazo-adjudicacion-plaza-prof de los miembros del tribunal me dijo que mis textos publicados estaban plagados de ideología. Y efectivamente es mi ideología republicana y socialista la que me lleva a elegir unos temas de investigación y no otros, así como a opinar, por ejemplo, que la inviolabilidad del rey es una aberración grotesca que contradice la más elemental igualdad entre españoles e institucionaliza la libertad absoluta para delinquir de un sujeto simplemente por haber nacido en una familia. Aunque, pensándolo bien, la inviolabilidad regia debería repugnar a cualquier demócrata independientemente de su ideología.
Ahora bien, lo que no puedo admitir es que, como sucede generalizadamente en este país, se me diga que mezclo ciencia e ideología cuando todos sabemos que la ideología impregna absolutamente todo y a todos, aunque los conservadores tengan la mala costumbre de afirmar que sus mantras (defensa de la monarquía, centralismo, democracia representativa anquilosada, restricción de los derechos LGTBI todo lo que sea posible dentro de la UE, defensa de la sociedad de castas que llevamos arrastrando desde hace siglos, defensa de "tradiciones" arcaicas y sanguinarias como los toros...) no es ideología sino orden natural de las cosas.
En todos los niveles educativos a partir de Primaria, se reproducen en determinadas asignaturas discursos, actividades y enseñanzas que contienen alabanzas a la monarquía, defensa acrítica del régimen actual, apología de la tauromaquia o la caza en las comunidades autónomas donde PP y Vox gobiernan en coalición... y todo eso es ideología. Cuando es el profesor el que defiende estos discursos de forma espontánea, está sin duda amparado por su libertad de cátedra (si bien se hace necesario que haya otros profesores que contemos al alumnado las verdades del barquero y así cada estudiante pueda formarse su propio criterio). En ambos casos y con idéntica intensidad, los profesores expresamos nuestra ideología durante la impartición de la asignatura, que es precisamente lo que ampara la libertad de cátedra, un derecho fundamental.
El discurso de que los rojos quieren sustituir el rigor técnico y la ciencia por su ideología tiene otras muchas manifestaciones, por ejemplo en el ámbito de la economía. Cuando un economista de izquierdas defiende subidas de impuestos a las clases altas o aumento del SMI, enseguida aparece la corte de economistas conservadores (muchos de ellos financiados por Ayuso y cía, como por ejemplo Daniel Lacalle) a decir que eso es científicamente imposible y nos llevará al desastre. Cuando el Gobierno le echa narices e implanta la medida, se observa que era absolutamente viable y que el mundo no se ha acabado, sino que ha mejorado. Es decir, no era una aberración contraria a la ciencia, sino una propuesta progresista que chocaba con la ideología de quienes, amparando sus dogmas ideológicos en una falsa verdad científica, defendían los privilegios de los de siempre.
Huelga decir que la implantación generalizada de este falso mantra en las conciencias de los ciudadanos, otorga a la derecha una posición de ventaja sumamente valiosa, pues la gente concibe a los progresistas como analfabetos dogmáticos y a los conservadores como rigurosos estadistas que se limitan a hacer lo único posible desde un punto de vista científico. Por suerte, cada vez más gente se da cuenta de la falacia y no se la traga.
Insultar en Menéame es posible, pero se tienen que dar una serie de circunstancias que te lo permitan. Las voy a resumir a grosso modo:
El punto uno puede incluso a veces ser ignorado si el insulto no es de calado. Hay insultos que son aceptados sin ser considerados insultos. Escribir
sino que eres un BOCAZAS
por algún motivo no es un insulto. También hay otros como "patético", "ignorante", "miserable", "tonto", "hipócrita", etc. que no entran dentro de la categoría. No son insultos dirás, son descripciones.
Expresiones homófobas con la intención de ofender también están permitidas en Menéame:
Os dejo que sigáis comiendo las pollas mutuamente,que bueno que los dos seáis de tragar.
También puedes insultar utilizando respuestas ajenas:
> Lo que hacen en ese ministerio es un despropósito, deberían centrarse en promover la igualdad de verdad, y dejar de hacer el imbécil.
> Primero deja de hacerlo tú.
Este tipo de provocación es magistral y se tarda años en alcanzar. Consigues llamar imbécil a quien comenta, que es un insulto con enjundia y además un reporte a tu comentario no tendría recorrido. Hay que quitarse el sombrero.
Obviamente conseguir esta impunidad y estilo no sale a la primera de cambio. Es fruto de mucho esfuerzo, años puliendo la técnica. No todo el mundo va a poder alcanzar estas alturas aunque se lo proponga. Al principio posiblemente te metan algún strike mientras estás intentando ajustar la ofensividad de tus insultos a la tolerancia de quien modere Menéame. Pero una vez alcanzado el ajuste, te podrás dedicar a escribir comentarios insultantes, ofensivos y provocadores a tutiplén convirtiéndote en todo un adalid del progresismo y azote del facherío que impera en la página.
Como extra, hazte la víctima cuando alguien te acuse de algo. Obviamente lo que haces es ruin y deleznable, pero el fin justifica los medios: eres una persona de izquierdas, recuerda, y los fachas se lo tienen merecido.
Espero que os sea de ayuda.
Período preestatal (antes de 1948)
Antes de la creación del Estado de Israel, grupos paramilitares sionistas como Irgún, Leji y Haganá llevaron a cabo acciones violentas contra civiles palestinos, a menudo clasificadas como masacres.
Guerra árabe-israelí de 1948 (post-independencia)
Tras la declaración del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, el ejército israelí (FDI) asumió la responsabilidad de muchas operaciones.
Década de 1950
Década de 1980
Década de 1990
Intifada de Al-Aqsa (2000-2005)
Conflictos en Gaza (2008-presente)
💡 Yo qué sé... tuitear bromas críticas con el franquismo o el sistema.
⛔️ Cassandra Vera. Condenada inicialmente por la Audiencia Nacional a un año de prisión y siete de inhabilitación absoluta.
⛔️ César Strawberry. Condenado a un año de cárcel por seis tuits y retuitear otro.
💡 Yo qué sé... escribir y rapear canciones críticas.
⛔️ Josep Valtonyc Beltrán. Condenado a tres años y medio por escribir canciones.
💡 Yo qué sé... apuntarte a una ONG para salvar vidas.
⛔️ Miguel Roldán, bombero de Sevilla. Le piden 20 años de cárcel por rescatar personas migrantes en el Mediterráneo.
💡 Yo qué sé... trabajar con una entidad cultural y organizar manifestaciones pacíficas para defender tus ideas.
⛔️ Jordi Cuixart. 9 años de cárcel por organizar manifestaciones pacíficas.
💡 Yo qué sé... acampar pacíficamente en una plaza.
⛔️ 15M. Represión y multas para cientos de personas.
💡 Yo qué sé... manifestarte pero pacíficamente.
⛔️ Ester Quintana. Mutilada de un ojo con una pelota de goma de la policía. Los policías vinculados fueron absueltos.
En realidad existen miles de acciones pacíficas que en Europa y, especialmente, en el Estado español son perseguidas, multadas y/o condenadas con penas de cárcel por el simple hecho de pretender cambiar las cosas.
Cuando la resignación no es una opción, ¿qué caminos hay fuera de la criminalización de la protesta?
Fuente: www.facebook.com/aligi.molina/posts/10162345803195366
-Francisco, ¿quieres ir más despacio? ¿O es que te avergüenzas de ir con tu madre a recibir a Jose Antonio?
-Déjame, mamá.
-Mucho "déjame mamá" pero ¿quién te ha traído en coche?
-Que me dejes...
-A ver cuando te sacas el carné, ¿no? Ya tienes 48 añitos, Paco...
-Te dije que me venía en taxi. No hacía falta que me acompañases.
-¿Y con qué lo vas a pagar, Francisco? Si llevas 6 años en paro...
-¿ES QUE NO ME VAS A DEJAR DE RECORDAR ESO NI EL DÍA QUE DESPEDIMOS A JOSE ANTONIO?
-Y esas pintas que me llevas...¿por qué no me has dejado que te corte el pelo antes de salir?
-¿ME QUIERES DEJAR EN PAZ DE UNA PUTA VEZ?
-Míralo, que varonil se pone...luego bien que me pides que te acompañe al Zara para que puedas comprarte la dichosa camisa oscura...
-PERO REDIOS BENDITO, ¿QUÉ TE HE HECHO YO?
-No nombres a Dios en vano, sacrílego. Que esa es otra...dos meses llevas sin acompañarme a misa. ¿Te has mirado las uñas como las llevas? ¿Cuánto hace que no te las corto? Espera...
-¿PERO QUIERES GUARDAR EL CORTAUÑAS, MADRE?
-Mira, te he preparado unos tupers de tortilla de patatas con cebollita como te gusta y otro de pisto con el tomate frito casero, que el otro te da ardor. Cógelos. Y aquí te dejo el pan.
-Pero mamá, ¡QUE ME VAN A VER MIS AMIGOS!
-¿Qué amigos, Paco? ¿No dijiste que aquello del mariconeo fue solo una fase? ¿Que ya se te había pasado?
-Se acabó. Vuelvo a casa.
-Pero, ¿dónde vas? ¡Te perderás a Jose Antonio!
-¡QUE ME VOY A CASA HE DICHO!
-¡Espera, Paco, que no vas a saber regresar tu solo!
Me lo dijo en los 90 un funcionario nazi de Propaganda: "mientras íbamos ganando, hablábamos de lo que conquistábamos. Cuando empezamos a perder, hablamos de las bajas de los rusos en cada ofensiva. Al final, perdieron más de veinte millones de personas, pero perdimos igual."
¿No os suena un poco la jugada? Desde hace unas semanas, la mayor parte de las noticias sobre la guerra de Ucrania que publica la prensa occidental giran en torno a las pérdidas rusas. Mil muertos diarios, proclaman algunos. Hasta mil cien, llegan otros. Y el caso es que puede ser verdad, como era verdad lo que el Ministerio de Propaganda nazi contaba sobre los muertos rusos en el frente. Era verdad y a la vez, irrelevante.
Cuanto más hablen sobre las pérdidas rusas y sobre la falta de cumplimientio de sus objetivos, más cerca estaremos de una derrota ucraniana, o esa es la enseñanza que obtuve de aquell entrevista y algun más de aquellos años. Hay que preparar a la gente, como sea, para un escenario en el que podamos mantener la cara alta y el culo apretado. No hemos perdido nosotros, qué va: han perdido ellos, proque no han podido conseguir todos sus objetivos. ¿Y sabéis de dónde sale eso? De la Primera Guerra Mundial y el Tratado de Versalles. Eso fue lo que ambas partes dijeron, sobre todo los alemanes, que se comieron el sapo, pero no vieron su país invadido.
La Historia se repite, sí. La primera vez como tragedia y la segunda como farsa. Y en eso estamos. Por supuesto que los rusos no han conseguido lo que querían, ni de lejos. Por supuesto que la ayuda occidental ha sido importante, pero no para vencer a Rusia, porque semejante escenario no se lo creían ni los Reyes Magos, sino para evitar su victoria. Porque es muy distinto.
Podemos evitar que Rusia venza y puede ser suficiente para mantener la paz y la disuasión durante un tiempo. Pero no podemos vencer a Rusia. Se vio por primera vez en Yalta y parece que nos olvidamos. Rusia pretendía conquistar toda Europa, pero el desembarco Americano en Normandía ni siquiera les permitió conquistar toda Alemania. Hubo que partir el país. Se quedaron con Polonia, Rumanía, Checoslovaquia y Bulgaria, además de media Alemania, pero no pudieron pasar más allá. Su inmenso sacrificio contra los nazis no tuvo el premio esperado. Ganaron, pero no consiguieron sus objetivos, y así empezaron 45 años de Guerra Fría. Una mierda en toda regla.
¿Pero vencer a Rusia? Patton lo propuso y prefirieron dejar correr el tema. Para eso había que unirse a los alemanes, y mucha gente prefirió dejarlo correr. Si fue buena o mala idea, aún se discute. Von Neumann se pasó años, ya lo sabéis, proponiendo tirar bombas atómicas sobre la URSS antes de que ellos tuvuiesen armas nucleares, y nadie le hizo caso. Strangelove es su mejor caricatura.
Hoy vamos por el mismo camino, aunque ignoro aún el color de la seda con el que vestirán la mona. Que si Rusia ya ha perdido, que si su derrota es evidente. Que si ganar tres a cero es una humillación cuando pensabas ganar ocho a uno. Es simple propaganada para hacer que la gente trague la píldora de un acuerdo, más pronto que tarde. Pero el acuerdo, me parece, llegará antes de que la catástrofe sea completa. Llegará si los rusos quieren, que esa es otra, porque a ver qué incentivos tienen para ello, fuera de la retirada de las sanciones, que no creo que esté aún sobre la mesa.
¿Le retiramos las sanciones a Rusia después de doscientos mil muertos? Eso ya es más que un sapo. Eso es tragarse lso dragones de Juego de Tronos, uno a uno, sin patatas ni cualquier otro acompañamiento. Eso ya está cerca de poner el culo y pagar la vaselina. No creo que suceda. Y sin eso, ¿qué proponemos? ¿Que cada cual se quede con lo que ha pillado sobre el terreno y luego ya se verá? No va a funcionar.
No le vamos a ganar la guerra a Rusia. Ni hartos de porros. La cuestión es cómo conseguir que no la ganen elllos, sin dejarnos el pellejo en el intento.
Y no es fácil. Nada fácil.
--------
La foto es de Ferdinand Schörner, el mariscal alemán que dijo a sus hombres en Baranov, en 1944: "Deberíamos ser diez veces más o diez veces más grandes para resistir a lo que se nos viene encima. Sólo os puedo decir lo que la Biblia: ¡Creced y multiplicaos!". Las pérdidas rusas fueron apocalípticas, pero la batalla la ganaron de todos modos.
A ver: hay que empezar por la respuesta obvia: denuncian más por malos tratos a los maltratadores. Pero lo malo del asunto, y mi trabajo me ha llevado a saber muchas cosas sobre ello, es que hay otras muchas variables que conviene conocer sobre este asunto. La variable ser culpable o no es importante, pero no es la única.
-1- Denuncian más a hombres con hijos. Porque resulta que en muchos casos el objetivo de esa denuncia es poder utilizar las visitas a los hijos como moneda de cambio para algún otro tema. la denuncias por malos tratos imposibilita al denunciante para pedir la custodia compartida, pro lo que es muy útil en determinados casos. Y lo útil, abunda.
-2- Denuncian más a los tíos con dinero. Si existe una posibilidad de sacar una cantidad jugosa a cambio de retirar la denuncia o no comparecer en el juicio, o descargar la acusación, entonces la probabilidad de denuncia es mucho mayor. Funciona un poco como en el acoso sexual, un delito que, como ya os habréis fijado, los pobres casi nunca cometen a juzgar por la frecuencia de las denuncias que reciben.
-3-Denuncian más a la gente con estudios. Esta estadística me la pasó un colegio de abogados y no he sabido interpretarla del todo. Según me dice una abogada, la idea última reside en utilizar la denuncia como una forma de terror, y parece ser que a la gente con estudios le da más miedo ingresar en prisión, aunque sea por unas noches, que a la gente sin ellos. Yo tengo grandes dudas al respecto, pero lo comparto con vosotros a ver qué os parece.
-4-Denuncian más a los menos violentos. Este es un tema muy duro, pero así es la naturaleza humana. La mujer que tiene miedo, se lo piensa cuarenta veces antes de denunciar. De hecho, denuncia después de haber sufrido MUCHAS veces los malos tratos. En cambio, cuando el varón es pacífico y la mujer NO TIENE MIEDO, la probabilidad de una denuncia es mucho más alta, antes incluso del primer episodio doméstico, y con la única finalidad de obtener condiciones más ventajosas en la separación, en la custodia de los hijos, o como simple venganza por una infidelidad, etc. Es fácil de entender, aunque poco edificante: denunciar a una persona violenta puede tener un coste muy elevado. Denunciar a un pobre pringado, no tiene coste, deja beneficios y la satisfacción de ver sufrir al otro, razón última de una parte de estas denuncias.
Así que ya lo sabéis. Para evitar graves problemas con este asunto, nada de pegar a una mujer, en primer lugar. Y en cualquier caso, aunque no lo hayáis hecho, nada de niños, ni un puto duro, trabajo no cualificado, y que tenga más miedo que tú.
Obviamente no va en serio, pero manda cojones las cosas que prescribe la lógica...
Qué tiempos aquellos en que sólo odiábamos a nuestros enemigos...
Enorme polémica en las redes por lo que escribió Arcadi Espada en un artículo ¡de 2013! acerca de traer al mundo niños con enfermedades graves. El artículo se titulaba “Un crimen contra la humanidad” y allí decía: “Si alguien deja nacer a alguien enfermo, pudiéndolo haber evitado, ese alguien deberá someterse a la posibilidad, no solo de que el enfermo lo denuncie por su crimen, sino de que sea la propia sociedad, que habrá de sufragar el coste de los tratamientos, la que lo haga”. La polémica ha resurgido porque en una entrevista con Risto Mejide en el programa “Chester” se le preparó a Arcadi Espada una encerrona con un padre de un niño con síndrome de Down y, ante una impertinencia de Mejide, Espada abandonó el plató.
Pero es que probablemente el crimen sea traer niños al mundo independientemente de su condición genética. ¿Alguien ha leído el argumento de la asimetría que defiende David Benatar en su libro "Better Never To Have Been" (Mejor no haber existido nunca)? Dice más o menos así:
- El que no nace evidentemente no puede sufrir de ningún modo. No sufrirá mal o necesidad alguna ni tampoco sufrirá por ausencia de placer: no haber podido disfrutar de "una puesta de Sol" o alguna otra "migaja" emocional que nos haga obtener puntualmente dopamina y endorfinas. El que no nace no tiene cerebro y no puede sufrir en modo alguno: punto.
- Por otra parte, el que nace ciertamente obtendrá "chutes" ocasionales de neurotransmisores que lo harán sentirse bien (placer), pero también necesariamente se verá constreñido a padecer en muchas ocasiones sufrimiento, necesidad y frustración debido al modo en que funciona nuestro (evolutivo) sistema neuroendocrino.
En resumen:
- El no nato no sufre males (lo que está bien) ni obtiene placeres (lo que no está ni bien ni mal, ya que un ser inexistente y sin cerebro no puede echar de menos ni lamentarse por no poder recibir dopamina). <Por lo tanto, por un lado bien y por otro ni bien ni mal>.
- El que nace, sin embargo, sufrirá de muchos males existenciales (lo que está mal) y de ocasionales sentimientos positivos (lo que está bien). <Por lo tanto, por un lado bien y por otro mal>.
Vemos que existe asimetría entre ambos casos, y en opinión de David Benatar el hecho de que el que no nazca no pueda sufrir mal alguno al contrario de lo que le ocurre al que nace convierte la natalidad en general en un acto inmoral en su conjunto. Traer hijos a la existencia (crear nuevos cerebros) supone simple y llanamente traer también dolor al mundo. Un dolor que sencillamente no existiría sin nuestro acto de procreación. No tener hijos (no crear cerebros) es por tanto el único modo de evitar cualquier tipo de mal subjetivo, ya que no existe un "limbo" de fetos que vayan a lamentar con sus cerebritos ya formados no poder experimentar "puestas de Sol". ¡La ausencia de placer sobre el no nacido no es un mal por mucho que lo queramos extrapolar de ese modo!
En realidad todo este asunto es casi lo mismo que defiende Arcadi en su artículo sólo que llevado un paso más allá. No importa la cantidad de dolor que vaya a sufrir el que nazca (por enfermedad genética o lo que sea), sino el hecho de que nacer (sano o enfermo), SIEMPRE irá acompañado de dolor sin importar la predisposición (genética).
Porque además: ¿cuánto dolor estadístico -previsible- es la cantidad moral aceptable para abortar (o evitar la natalidad)? ¿Quién cuantifica el umbral de dolor por el que es o no moral tener hijos? ¿Y si el niño nace bien pero luego sufre un cáncer, o sufre depresiones, o muere en un accidente de coche? David Benatar piensa que la cantidad moral es cero...pero la única manera de lograr evitar el sufrimiento por completo ya sabemos que es mediante la antinatalidad.
Hay dos clases de gente: la que te llena y la que te vacía.
Hay personas que comparten contigo su tiempo y, cuando los dejas, sientes que te han llenado, no siempre de lo que tú quisieras, vale, pero te han llenado. Te han hablado de motos, que te importan un pijo, o de fútbol, que te importa tres pijos, tres, pero te han llenado. Algunos, los menos, te han aportado una idea en la que pensar, o una sonrisa, o simplemente un buen rato que apuntar en ese saldo que nos llevaremos al estrato de silicato que nos integrará en su colorido seno. Algo es algo.
Hay en cambio otra gente que, cuando se marcha, te deja la sensación de que te han vaciado. Gente que, sin pretenderlo, te ha quitado las ganas de algo, o la alegría, o te ha utilizado como urinario donde desahogar su mala digestión emocional. Son los putos sembradores de desalientos, esos cabrones. O los ingratos profesionales que no son capaces de apreciar ni lo que tienen ni lo que disfrutan. Cuando son creyentes, son desagradecidos con Dios, y cuando ateos, desagradecidos con el Mundo y hasta con la Carne.
De todas las bisagras que dividen el mundo y las personas que nos rodean, o con las que nos rodeamos, pocas distinciones hay más importantes que esta: los que te llenan y los que te vacían.
El problema, para mí, es que la vida pública se está poblando cada vez de más gente del segundo grupo. Es difícil entrar en un foro o una red social y encontrar algo más que gente dispuesta y decidida a cabrearte, a decirte que esto o aquello no vale la pena, cínicos que están de vuelta sin haber ido nunca a ninguna parte, aspirantes a ministro o a juez. Sobre todo a juez, y sin límites. Jueces del presente, del pasado, del futuro, vendedores de moralinas, catecismos y penitencias que te persiguen con sus monsergas laicas, como frailes exclaustrados de algún puticlub con pretensiones de templo.
Y con gente así, qué le vamos a hacer, es mejor juntarse con el grupo de los que hablan de fútbol, de tetas y de motos. Porque te llenan de mierda, vale, pero te llenan.
A tomar por culo los vampiros de las horas.
A tomar por culo.
Hace pocos días salió la noticia de la condena a un año de prisión a unos individuos por colocar 47 gramos de cocaína en el coche de un ecologista. Si los acusados hubieran vendido la cocaína al ecologista hubieran sido condenados a entre 3 y 6 años de cárcel.
Es decir colocarle a alguien droga contra su voluntad y sin su consentimiento está mucho menos penado que dársela cuando la pide voluntariamente. ¿Es esto lógico y sensato?
Pero este no es un hecho puntual, hay cosas aún mas irracionales. En los casos de violación por sumisión química, la pena por la violación será la que sea pero pero la pena por meterle la droga en la bebida suele ser una no muy cuantiosa multa por un delito de lesiones leves. En esto se le ve el plumero al estado represor porque en buena lógica el vender una droga a alguien debería considerarse también un delito de lesiones (suponiendo que la droga en cuestión le hiciera algún mal al que la toma, cosa que puede pasar alguna vez pero que no sucede en la mayoría de las veces). Es decir se pena mucho mas por un perjuicio hipotético que por un daño cierto ya que las victimas cuentan que pasaron un muy mal rato y mucha angustia.
A parte de estas relaciones de las drogas con los delitos, los distintos poderes políticos, policiales y mediáticos se empeñan en relacionar drogas y delitos, esto se consigue muy fácilmente legislando el consumo como un atenuante, si haces un delito y dices que ibas drogado o que lo cometías para poder comprar droga, la pena puede ser menor. Como la mayoría de la gente no es tonta todos los que son detenidos y van a juicio juran y perjuran que fue la droga la que les condicionó a delinquir, y es entonces cuando los que manejan el cotarro pueden asegurar con datos que droga y delito van juntos de la mano.
El como una artimaña tan simplista y evidente puede pasar por cierta solo se puede explicar con la complicidad de los medios de comunicación que están permanentemente en cruzada contra la droga, dando lugar a una cosa también increíble como es que de unas substancias que se vienen usando por la humanidad desde tiempos inmemoriales y que solo hace unos 100 años que están prohibidas, no se pueda decir nada positivo sino solo se dicen cosas negativas, las drogas no son algo que pueda ser inconveniente o peligroso en algunos casos, es que son malas por naturaleza como el robo la violación o el asesinato. Son el mal del que nos quiere proteger el estado.
El asunto de las drogas no es un asunto menor, como pretenden algunos, sino que es el límite de la libertad hoy en día, cuando el estado ha abierto la mano en lo referente a la homosexualidad, que está ya totalmente aceptada e integrada pero se pone en lo referente a las drogas como la línea roja que no se puede traspasar porque el estado siempre ha necesitado un peligro imaginario del cual proteger a súbditos o ciudadanos por mas que pueda incurrir para ello en las mas grandes contradicciones.
#teahorrounclick: no lo sabemos todavía
Este es el texto de la directiva aprobada ayer. El famoso artículo 11 pasa a ser el 15, al menos en este texto que parece no ser definitivo en cuanto al formato, pero sí en cuanto al contenido.
Antes de nada hay que entender que esto es una directiva europea, lo cual quiere decir que no es una ley que se aplique directamente en España, sino que el Gobierno tiene que desarrollar una ley que la implemente. Disculpas a los juristas por la simplificación, pero creo que la idea es esta.
En este PDF el artículo 11 (link tax) pasa a ser el 15. Estos son los puntos relevantes:
The rights provided for in the first subparagraph shall not apply to private or noncommercial uses of press publications by individual users.
¿Se considera que Facebook o Twitter son una herramienta para usuarios? En este caso, teniendo en cuenta que Menéame no enlaza como plataforma sino que son sus usuarios, ¿se aplicará a nosotros?
The protection granted under the first subparagraph shall not apply to acts of hyperlinking.
¿Incluye esto el titular de la noticia? Según esto, bastaría con redactar la entradilla de forma manual (o automática) de forma que no contenga texto de la noticia.
The rights provided for in the first subparagraph shall not apply in respect of the use of individual words or very short extracts of a press publication.
¿Cómo se cuantifica very short? Según la nota de prensa del Parlamento Europeo los snippets están explícitamente excluidos:
The ‘snippet’ can therefore continue to appear in a Google News newsfeeds, for example, or when an article is shared on Facebook, provided it is “very short”.
Ante esto, escenarios que pueden ocurrir, y debe quedar claro que todo esto es especulativo, porque a día de hoy es difícil tener más información
Relacionadas:
Internet acaba de cambiar para siempre: qué ocurrirá ahora tras la nueva ley de copyright
Un día triste para Menéame y para Internet: aprobada la reforma de copyright en Europa
Explicación de la reforma del copyright y tasa a los agregadores
Publica El Mundo un artículo sobre vivienda donde incluye un gráfico en el que se refleja el Esfuerzo Inmobiliario por CCAA: años de sueldo medio íntegro que se necesitarían para comprar una vivienda. Al observar los datos hay uno que llama la atención: ¿cómo es posible que el Esfuerzo en Baleares sea mucho mayor que en Madrid o Cataluña cuando los precios de la vivienda son menores?.
Cuando hay un dato que no cuadra lo mejor es comprobarlo por uno mismo. Por ello me he puesto a calcular el Esfuerzo Inmobiliaria tomando los datos de precios de la vivienda del artículo, los últimos de sueldo medio publicados por el INE y un tamaño de vivienda según los últimos datos que he encontrado sobre compraventas.
Los resultados se pueden ver en la siguiente tabla:
Puede comprobarse que los resultados coinciden sin grandes diferencias con los publicados en el artículo menos los correspondientes a Baleares: me da un esfuerzo de 9,6 años frente al valor de 17,6 años del artículo.
En los últimos 5 años, redes sociales como Facebook, Instagram o Youtube han conseguido mejorar su capacidad de segmentación exponencialmente.
Este hecho, que al principio solo tenía un objetivo comercial, lleva ya un lustro provocando consecuencias mucho más graves. El pensamiento, la ideología, las creencias, se están desatomizando, homogenizando. Nuestra vida, la de las redes, en las que pasamos casi seis horas de nuestro tiempo libre (y subiendo) se convierte así en un microcosmos de personas con ideas afines a las nuestras. Incluso si estas son mentira. Las redes sociales crean así un círculo vicioso que retroalimenta tus opiniones, ya creas que el hombre nunca llegó a la luna o que el Holocausto es una patraña.
Esto no solo afecta a aquellos que no tienen la suficiente capacidad crítica como para poner en duda la información y acaban cayendo en dogmas extremistas. Nos afecta a todos, que acabamos convirtiéndonos en criaturas egocéntricas que chapoteamos en una charca social donde todo el mundo opina como nosotros y pervierte nuestra realidad de forma inevitable, clasificando a todos los que nos rodean en aquellos que están conmigo o que están contra mí. Las redes sociales están haciendo desaparecer los grises. Dentro de poco solo habrá blanco y negro, porque es más divertido, es más excitante, es menos trabajoso, es más instantáneo. Y es, también, mucho más peligroso.
Pero ese microcosmos también afecta a aquellos que no viven en él, en aquellos que no tienen redes, porque viven rodeados de personas intoxicadas por esa charca social, que influyen sobres sus vidas, de una forma u otra.
Me resultó inexplicable ver a la gente alucinar con “El dilema de las redes sociales” de Netflix, un documental que denuncia prácticas que, precisamente lleva a cabo la propia plataforma audiovisual de forma extrema . Hasta ese punto hemos llegado.
Orwell y Huxley plantearon un futuro en el que el Estado dirigiría la vida de los individuos a través de poderosos medios de control. Lo que ninguno de los dos autores adivinaron es que serían los medios de control los que, precisamente, tomarían el mando de los Estados. Facebook, Instagram, Tinder, Youtube…dirigen, de una forma u otra, más directa o indirecta, los designios de millones de individuos, creando una cultura completamente focalizada a la banalización de las luchas sociales, la homogenización de la idea del éxito y la felicidad o el culto a la apariencia. Hasta el amor está cambiando y los estudios de mercado de la propia plataforma demuestran que, desde el boom de las aplicaciones para encontrar pareja, los hábitos sentimentales están cambiando, produciéndose un alteración en la duración de las relaciones amorosas de los estadounidenses que, entre los menores de 40 años, se ha reducido hasta un 40% en los últimos 5 años. Es demencial.
La universidad de Berkeley hizo un estudio sobre las tendencias musicales en base a las letras y los acordes de las canciones. Las conclusiones eran claras: desde que surge internet, la música sufre la época dorada de la banalización. (“La cultura se ha convertido en un eterno revival”, Byung-Chul Han). Las canciones son cada vez más iguales, más parecidas. Por otro lado el cine vive en un eterno ciclo tóxico de melancolía. Los arquitectos hablan de una homogenización en el interiorismo de la mano de AirbNb, una plataforma que ha tenido consecuencias desastrosas en la homogenización de los barrios (qué maravillosa era la economía compartida) y para qué hablar de Amazon y el pequeño negocio. Poderosas multinacionales que provocan un efecto embudo a nivel cultural, logrando, en unos pocos años, lo que no logró la tan cacareada globalización, pero trascendiendo ampliamente a lo económico.
Internet ha traído avances indiscutibles y extraordinarios, también para la libertad, eso es indudable, pero también la ha restado a pasos agigantados desde una perspectiva económica y cultural. Antes se acometían conflictos bélicos en defensa de multinacionales o de un modelo de consumo, pero hoy, ¿quién quiere guerras teniendo un buscador o una red social?
Y lo peor de todo esto no es lo que aquí describo. Hay algo muchísimo más peligroso y más tóxico. La gran tragedia es que lo hemos aceptado sin rechistar, con una facilidad pasmosa. Caminamos hacia el más absoluto de los limbos vitales, quemando libertades e identidades en una gran pira de consumismo. Y no solo no hacemos nada, sino que colgamos esto en una red social, buscando no sabemos muy bien el qué.
Mientras los niveles de bienestar, calidad sanitaria y esperanza de vida siguen subiendo hasta niveles que hace 10 años creíamos imposibles, el consumo de antidepresivos y ansiolíticos (incremento en España del 200% en los últimos 20 años) es ya el gran negocio de la industria farmacéutica.
¿Hacia dónde estamos yendo? ¿Qué coño nos ha pasado?
En el mundo, al menos, el 10% de la población mundial sufre de alguna enfermedad mental. El número llega hasta 792 millones de personas en 2017, siendo la depresión y los trastornos de ansiedad los más comunes entre la población mundial, éstas, por sí solas ocupan el 70% de las enfermedades metales alrededor del planeta (Ritchie, 2018).
Los datos resaltan una significante tendencia: Los hombres sufren menos enfermedades mentales que las mujeres, al menos eso dicen los datos. Pero escrutando cada país por separado, no hay ni uno solo en él que los haya más hombres que mujeres con enfermedades mentales. Esto es algo curioso, ya que, de largo, la cifra de suicidios es ampliamente ocupada por hombres.
En el mundo se suicidan 800.000 personas al año, una cada 40 segundos y menos del 2% del presupuesto en salud es destinado a las enfermedades mentales, y solo 9 de cada 100.000 personas se dedica al cuidado de las enfermedades mentales en el mundo (WHO, 2017).
En 2017, una de las estrellas de la NBA, Kevin Love, reconoció que su enfermedad mental estaba afectando negativamente a su juego. Dijo abiertamente que sufría ansiedad y depresión. Habló públicamente sobre su salud mental, lo cual produjo un revuelo tremendo entre los medios. No era el primer jugador de la NBA que se exponía en público reconociendo que sufría algún trastorno, antes lo había hecho ya DeMar DeRozan.
<<Al crecer, uno se da cuenta muy rápido de cómo debe actuar un chico. Aprendes lo que se necesita para “ser un hombre”. Es como un libro de jugadas: Sé fuerte. No hables de tus sentimientos. Supéralo por ti mismo. Durante 29 años de mi vida, seguí ese libro de jugadas. Estos valores sobre los hombres se parecen mucho a la depresión o la ansiedad. La mayor lección para mí fue el confrontar el hecho de que necesitaba ayuda>> (Love, 2018).
Otro relato digno de mención es el de Charlie Scaturro, un desconocido joven aficionado al gimnasio, que compartió su historia en los medios. Este narra cómo durante sus primeros 30 años de vida disfrutó yendo al gimnasio sin preguntarse siquiera por qué iba, cuál era su motivación para emplear tanto tiempo allí, o cómo es que lo disfrutaba tanto. Se dio cuenta que empleaba tanto tiempo allí, no porque fuese una actividad sana, sino porque le hacía sentir más masculino y menos débil. Se dio cuenta de que iba al gimnasio para construir una idea exterior de sí mismo, la cual, al menos, sí es fuerte: “Se trata de esperar que lo que estoy haciendo en el gimnasio me distraiga del hecho de que me siento deficiente en muchas otras cosas. Se trata del hecho de que, en la estrecha definición de cómo un hombre debe actuar y sentirse, la depresión y la ansiedad no tienen cabida. Voy al gimnasio porque me hace parecer fuerte. Incluso si no me siento fuerte por dentro, al menos no tengo que parecerlo por fuera” (Scaturro, 2017).
La ansiedad es extremadamente común en los seres humanos. De hecho, estaríamos en graves problemas si no tuviéramos la capacidad para tener ansiedad. Es la forma en la que nuestros cuerpos nos dicen que hay una amenaza a la que debemos prestar atención. Pero, por supuesto, con un trastorno de ansiedad, a menudo no hay una amenaza real. Y, en cambio, nuestro cuerpo está respondiendo como si la hubiera (Addis & Hofmann, 2019).
Los hombres, comparados con las mujeres, tienen la mitad de probabilidades de ser diagnosticados con un trastorno de ansiedad. Pero, ¿es esta una estimación exacta? O, ¿son algunos de estos dogmas culturales que nos influencian, particularmente a los hombres, los cuales hacen que estos repriman el miedo y la sensación de vulnerabilidad, lo que puede que esté distorsionando nuestra visión sobre el caso? Es decir, ¿estamos subestimando lo común que es que los hombres padezcan de un trastorno de ansiedad? (Addis & Hofmann, 2019).
Cuando los hombres luchan con el miedo, y la depresión, puede tender a salir más en forma de ira y la agresión. Michael Addis, profesor de psicología y director del Men’s Well-Being Research Group de la Universidad de Clark cuenta un caso simbólico en el que trabajó, el cual hizo que llegase a profundizar más en el tema: “Una de las cosas que me llevó a esta área de investigación ocurrió cuando yo estaba trabajando en un centro de tratamiento de la ansiedad, en un estudio de investigación, y terminé entrevistando a un hombre que tenía ataques de pánico a diario. Un ataque de pánico es una sensación abrumadora de ansiedad y miedo que aparece muy rápidamente. Puedes sentirte mareado, con náuseas, tener una sensación de irrealidad. Era un obrero de la construcción que trabajaba en esos andamios, a 30 pisos de altura, y teniendo ataques de pánico a diario. Esto estuvo sucediendo durante 10 años, y no había buscado ningún tipo de ayuda, porque sentía que era una debilidad por su parte. Pensaba que, si tuviera más carácter, o, se podría decir, si hubiera sido más masculino, habría sido, él pensaba, capaz de lidiar con el problema y poder solucionarlo” (Addis & Hofmann, 2019).
En nuestra temprana educación se nos enseña a no llorar, se nos enseña a aguantar, es decir, se nos enseña a ser un hombre. Todo ello está muy relacionado con la forma en que se tratan las emociones en el entorno masculino (Addis & Hofmann, 2019).
A través del proceso de socialización de los roles de género, los niños y los hombres son influenciados por expectativas sociales que los inculcan en valores de lo que son comportamientos y actitudes masculinos aceptables e inaceptables: Los hombres aprenden valores para temer y devaluar la feminidad (O'Neil, 1981). Debido a que la feminidad se asocia a menudo con la expresividad emocional, se cree que muchos hombres han interiorizado mensajes culturales que asocian la masculinidad en la cultura blanca con la inexpresividad emocional. Por ejemplo, algunos hombres pueden asociar el hecho de revelar sus sentimientos vulnerables (por ejemplo, el llorar) con el comportamiento femenino y pueden esforzarse por no parecer emocionales cuando experimentan una tristeza intensa (Wong Y. P., 2006).
Mientras que algunos hombres a los que estudia buscan terapia, otros suprimen sus sentimientos de ansiedad e incluso niegan que haya algo malo bajo la superficie. Addis dice que en algunos estudios ha visto hombres que, por signos externos, parecen estar clínicamente deprimidos, pero cuando se enfrentan a la posibilidad, contrarrestan diciendo que no están deprimidos porque todavía se levantan de la cama todas las mañanas y van a trabajar (Addis & Hofmann, 2019). Si sentimos que la ansiedad es un signo de debilidad, o de feminidad, o algo de lo que avergonzarse, entonces es menos probable que la reconozcamos en nosotros mismos y la expresemos a los demás. En cambio, tendemos a actuar de maneras más aceptables para los hombres, y es ahí donde se produce la atracción hacia la bebida, las peleas, etc. (Addis & Hofmann, 2019).
Los datos muestran que las mujeres con ansiedad tienden a acudir a sus amigos en busca de apoyo, los hombres con ansiedad son propensos a caer en conductas problemáticas. En un artículo dedicado a la ansiedad masculina publicado por el Wall Street Journal, se señalaba que los hombres son más propensos a usar alcohol y las drogas para hacer frente a problemas psicológicos: Lo que lo que parece un problema con la bebida, puede ser en realidad un trastorno de ansiedad subyacente (Petersen, 2019).
Existen tres tipos de estigmatización hacia las enfermedades mentales: La social, la auto-estigmatización y la de los profesionales de salud mental (Ahmedani, 2011). El estigma social está embebido de forma estructural en la sociedad y puede crear barreras para las personas con un trastorno mental. Que sea estructural significa que el estigma es una creencia sostenida por una gran parte de la sociedad en la que las personas enfermas forman parte de un grupo inferior. Este sistema de creencias puede dar lugar a un acceso desigual a los servicios de tratamiento. También puede causar disparidades en el acceso a los servicios y necesidades básicas, como el alquiler de un apartamento (Ahmedani, 2011).
Se ha demostrado que el estigma no sólo se mantiene entre personas diferentes en la sociedad, sino que también puede ser internalizado por el enfermo (Crocker, 1999). Así pues, el impacto continuo del estigma social puede influir en una persona para que se sienta culpable sobre su condición (Corrigan, 2004).
Por último, es posible que los profesionales de la salud no proporcionen una intervención adecuada, una detección temprana u opciones de derivación eficientes para las personas con trastornos mentales debido a sus propias creencias estigmatizantes e historias personales (Ahmedani, 2011).
Trasfiriendo estas lecciones a nuestro caso de estudio, dados los impedimentos de la sociedad, el estigma social a las enfermedades mentales que acaba en un estigma personal, y los valores masculinos de autosuficiencia y no debilidad, hace que todo ello resulte en que los hombres encuentren muy difícil el aceptar el problema tal y como se plantea en sus vidas, resultando, en muchos casos, en que estos no busquen tratamiento, mientras su problema se agrava.
La ansiedad es a menudo provocada por un trauma, y el trauma que comparten los hombres es el de la vigilancia de su género (O'Neil, 1981). Esto normalmente se hace sin malicia, a edades tempranas, cuando los padres, por ejemplo, pueden sentir que al desalentar los comportamientos codificados como femeninos, están protegiendo a sus hijos del posible ridículo futuro, corrigiéndolos desde el principio.
Sin embargo, estas correcciones, a largo plazo, consiguen delimitar una sección de comportamiento aceptable, de tal manera que para cuando el hombre llegua a la edad adulta, ya ha internalizado una larga lista de comportamientos que deben ser evitados para no hacer el ridículo en público. En resumen, los niños varones están sujetos a traumas en un esfuerzo por evitarlos.
Las expectativas de la sociedad, o las formas en que tradicionalmente se ha esperado que se comporten los hombres y las mujeres, pueden desempeñar un papel muy importante en la salud mental. En el caso de los hombres, las expectativas sociales sobre la forma en que "deberían" comportarse y lo que es la masculinidad incluyen la expectativa de que ellos tienen que ser el sostén de su familia y han de mostrar, lo que tradicionalmente se conoce como rasgos masculinos, como la fuerza, el estoicismo, el dominio y el control (Seidler, 2016).
Si bien querer sentirse fuerte y en control no son cosas intrínsecamente negativas, algunas investigaciones sugieren que la dependencia de estos ideales tradicionales como lo que significa ser "un hombre" puede tener un impacto negativo en la salud mental de los hombres (Seidler, 2016).
Sentirse fuerte constantemente es algo imposible para cualquier ser humano, en la vida de cualquier persona suceden imprevistos o problemas de toda índole. Y sentirse en control es otra cualidad difícil de conseguir para el ser humano, ya que controlamos un número muy reducido de cosas en nuestro entorno, cómo nuestras emociones, movimientos y pensamientos. Por lo que es otra cualidad que, si no se acepta perder, puede llegar a generar una gran frustración y ansiedad en la persona.
Los hombres ansiosos pueden tener problemas para dormir o hacer vida social. La irritabilidad, donde hasta las cosas más triviales te molestan, es una característica de la ansiedad. En los hombres que sufren de ansiedad, a menudo conduce a estallidos de ira. Alrededor del 10% de los hombres en América sufren de algo llamado "desorden explosivo intermitente", o ira, en otras palabras. Lo cual es una válvula de escape para aquellas emociones de frustración que este ha podido ir acumulando.
Lamentablemente, en España, el suicidio se mantiene nuevamente como la primera causa de muerte externa, es decir, no causada por enfermedades, pese al leve descenso del 0,9% que se detectó en 2016, con 3.679 fallecimientos en 2017, un 3,1% más (CGPE, 2019).
Este grave problema de salud pública, definido así por la OMS, sigue siendo la primera causa externa de muerte en los hombres, con 2.718 fallecidos, seguida de las caídas accidentales (1.603) y los accidentes de tráfico (1.507), y la tercera entre las mujeres (961 fallecidas), por detrás de las caídas accidentales (1.454) y del ahogamiento, sumersión y sofocación (1.450) (CGPE, 2019).
Por cada mujer que se suicida, 4 hombres llegan a cometer tal acto (Ritchie, 2018). El suicidio, a menudo, se comete, debido a un “estrechamiento de miras o sensaciones como la desesperanza, es decir, sensaciones de que las cosas no van a mejorar. Las ideas sobre cómo debe ser la masculinidad que los hombres han ido absorbiendo (como el resolver todos sus problemas por su cuenta, el esconder las debilidades, el tener éxito a toda costa…etc) no ayudan. Es fácil ver cómo estos dogmas aumentarían esa sensación de desesperanza si estás enfrentando algún problema grave como la ansiedad crónica. Así que, podemos decir que hay una relación que influye entre el suicidio de los hombres y los valores de la masculinidad tradicional (Addis & Hofmann, 2019).
Investigaciones a lo largo de los años sobre las actitudes de los hombres que se comportan de una manera que se ajuste a las expectativas de autosuficiencia y poder sobre los demás, demuestran que estas se asocian con una mayor angustia y una peor salud mental (Wong Y. H., 2017). Algunas investigaciones también sugieren que los hombres que se sienten incapaces de hablar abiertamente sobre las emociones pueden ser menos capaces de reconocer los síntomas de los problemas de salud mental en sí mismos, y es menos probable que busquen apoyo (Seidler, 2016).
Un estudio de la universidad de Virginia demostró que la identificación de los roles de género masculino afecta a una valoración eficiente de situaciones específicas como estresantes en los hombres (Eisler, 1988). Los resultados indicaban que los hombres experimentan más estrés por su rol masculino que las mujeres. En los participantes se reconoció un aumento de la ira, un aumento de la ansiedad y un empeoramiento de las conductas de salud (Eisler, 1988).
Por otro lado, investigaciones sociológicas, influidas por perspectivas feministas, han observado cómo la inexpresividad emocional de los hombres está influida y apoyada por el privilegio patriarcal del que estos gozan. Esos enfoques sostienen que la "inexpresividad" debe romperse para construir la igualdad de género y mejorar el propio bienestar de los hombres. Sin embargo, las nuevas investigaciones han cuestionado el argumento de que los hombres son "emocionalmente inexpresivos": Hoy en día, muchos hombres practican ahora formas "más suaves" o "más emocionales" de masculinidad (Hearn, 2017)
Permitir a los niños pequeños la libertad de ser quienes son sin definir tales comportamientos como masculinos o femeninos disminuirá la disonancia cognoscitiva (tensión interna por conflicto entre ideas) y el estrés emocional que tantos hombres sienten cuando intentan navegar por las cambiantes normas sociales (White, 2017).
Fomentar la expresión de emociones como las lágrimas, ya sea de alegría o de tristeza, reducirá el estrés de las emociones asfixiantes que a menudo se expresan de formas menos saludables, como la violencia. Animar a los niños a hablar de sus sentimientos les ayudará a construir redes de apoyo social que van más allá de las formas típicas de "vinculación masculina" (White, 2017).
Requiere que todos nosotros cambiemos nuestras expectativas de los hombres y los niños para hacer nuevas formas de ser aceptables y recompensados. Las mujeres ya no "protegerán" a los hombres sufriendo en silencio, y los hombres necesitan hacerse responsables unos a otros de ser masculinos sin la toxicidad que crea tantos problemas para todos nosotros (White, 2017).
Comprender las emociones de los hombres y hacer que los hombres entiendan las emociones es vital para trabajar con las desigualdades de género, así como para mejorar el bienestar y los resultados de salud de los hombres (Hearn, 2017).
Bibliografía
Addis, M., & Hofmann, S. (14 de Octubre de 2019). Understanding How Anxiety Might Be Different For Men.
Ahmedani, B. K. (2011). Mental Health Stigma: Society, Individuals, and the Profession. PMC.
CGPE. (25 de Enero de 2019). El suicidio se mantiene como la primera causa externa de muerte en España, según el INE. Obtenido de Consejo General de Psicología de España: www.infocop.es/view_article.asp?id=7863
Corrigan, P. (2004). How stigma interferes with mental health care. American Psychologist, 59(7), , 614–625.
Crocker, J. (1999). Social Stigma and Self-Esteem: Situational Construction of Self-Worth. Journal of Experimental Social Psychology, 89-107.
Eisler, R. S. (1988). Masculine Gender-Role Stress:Predictor of Anger, Anxiety, and Health-Risk Behaviors. JOURNAL OF PERSONALITY ASSESSMENT, 52(1),, 133-141.
Hearn, J. (2017). Are men getting more emotional? Critical sociological perspectives on men, masculinities and emotions. The Sociological Review, 1-18.
Love, K. (2018). The Players Tribune. Obtenido de www.theplayerstribune.com/articles/kevin-love-everyone-is-going-throug
O'Neil, J. M. (1981). Patterns of gender role conflict and strain: Sexism and fear of femininity in men’s lives. APA PsycNet, 203–210.
Petersen, A. (Julio de 2019). Anxiety Looks Different in Men. Wall Street Journal, págs. www.wsj.com/articles/anxiety-looks-different-in-men-11564494352.
Ritchie, H. R. (2018). Our World in Data. Obtenido de ourworldindata.org/mental-health
Scaturro, C. (24 de Julio de 2017). Obtenido de twloha.com/blog/masculinity-anxiety-and-depression/
Seidler, Z. D. (2016). The role of masculinity in men’s help-seeking for depression: A systematic review. . Clinical Psychology Review, 49:106-118.
White, R. C. (22 de Diciembre de 2017). Toxic Masculinity as a Mask for Anxiety. Obtenido de Psychology Today: www.psychologytoday.com/us/blog/culture-in-mind/201712/toxic-masculini
WHO. (2017). World Health Organisation. Obtenido de www.who.int/data/gho/data/themes/mental-health
Wong, Y. H. (2017). Meta-analyses of the relationship between conformity to masculine norms and mental health-related outcomes. Journal of Counselling Psychology,.
Wong, Y. P. (2006). Men’s Restrictive Emotionality: An Investigation of Associations With Other Emotion-Related Constructs, Anxiety, and Underlying Dimensions. Research Gate.
Comentar cualquier noticia sobre gitanos se ha convertido en un momento de redoble de tambores. Y es curioso y a la vez interesante, porque se trata de un pulso de sensibilidades, un debate entre ofendidos y un choque de trenes vacíos que no van a ningún sitio.
La única solución, me parece a mí, es afrontar las cosas con la mínima seriedad. Esa cosa que siempre falta, poorque hasta el más tonto hace relojes y el más nabo sabe que las emociones van por delante de las ideas.
¿Hay racismo contra los gitanos? Sí, una parte del rechazo a los gitanos es racista. Un parte importante, creo yo.
¿Hay motivos socioculturales para ese rechazo, aparte del racismo? Sí. Los hay. Y motivos estadísticos de sobra.
¿Vamos a mejorar la situación evitando el debate? Para nada. Lo vamos a convertir en un criptodebate que no va a mejorar la situación y va a perpetuar el rechazo, mezclando el motivo primero con el motivo segundo hasta que sean indescernibles.
¿Se ayuda a la normalización e integración de esta cultura reduciendo el problema a cuatro majaderos racistas y sus mamonadas? Para nada. El problema tiene muchas aristas y reducirlo a un par de argumentos no ayuda a nadie. Salvo a los que instrumentalizan el conflicto en un sentido u otro.
Alegar discurso del odio es una bobada como otra cualquiera. La gente odia o no, con independencia del discurso. Y cuando el discurso desaparece no desaparece el odio, sino que más bien se enquista, sin argumentos, y arrecia, porque ni siquiera queda la espita liberadora del debate.
El problema no es que alguien pida una G en un comentario cuando hay una pelea familiar o un maltrato salvaje a un sanitario. El problema, y muy grave, es la probabilidad de que el que pida una G acierte. La cuestión es similar a la que vemos cuando una mujer aparece muerta en su casa. Al primero que detienen es a su examrido. Y la putada es que la policía no lo hace porque sea feminista, sino por cuestión de probabilidad, sostenida sobre una montaña de expedientes anteriores.
Se le puede llamar prejuicio o se le puede llamar heurística, y en ninguno de los dos casos es totalmente justo. Lo que no se puede es ponerle un tapón en la boca a Gauss y su Normal, porque cuando se hace eso, sustraer el debate, la víctima siempre es lo probable. Y eso refuerza al cabrón del prejuicio.
Un último ejemplo: defraudador queda libre. ¿A qué muchos pensáis que es rico? ¿A que muchos creemos que es de derechas? Yo sí, lo reconozco.
Pues partamos de la verdad para llegar a la verdad. Partamos de lo probable. Sin rencor. Sin miedo.
Salud.
P.D: Va por ti, maestro.
No es la primera que trato este tema por menéame, y muy a mi pesar, dudo que sea la última. ¿Se ha trumperizado España? ¿Hay cada vez más ciudadanos embebidos en el mundo de la conspiración y el consumo de bulos constante? ¿Hay una radicalidación del ciudadano medio hacia ciertos sustantivos como el progresismo, el ecologismo, etc.?
Desde hace tiempo, me encuentro cada vez más un caldo político social en el que ciertas ideas han cuajado en parte de la sociedad. Personas con las que no habías hablado de política nunca o casi nunca, personas que considerabas cabales, sensatas, de repente, han comprado ideas de un discurso político basado en el bulo constante, muy similar a lo que ha ocurrido en EE.UU. con Trump.
Desde terraplanistas, a personas que odian a Irene Montero como si fuera el peor ser que hay sobre la capa de la tierra (y no es porque yo la tenga en excesivo estima) y te repiten bulos sobre el feminismo, gente que te dice que el gobierno está metiendo a inmigrantes a escondidas en Mallorca porque sale en un video de no se qué policia, que el cambio climático es un timo, que el gobierno está vaciando los pantanos, que los animalistas tienen la culpa de los incendios, etc.
Tengo la sensación que todo esto empezó con el confinamiento de la pandemia y se radicalizó con el tema vacunaciones.
Hace poco, la AEMET tuvo que defenderse por la cantidad de gente en redes sociales que los insulta e incluso amenaza, porque según estos la sequía está provocada. Estos suelen ser los mismos que compran conspiraciones de cualquier otro tipo, y que tengo la sensación que antes eran cuatro, pero que ahora no son un número despreciable en absoluto.
Y, si bien, los más extremos son una minoría, si tengo la sensación que la onda expansiva de todo esto llega a mucha más gente, y acaba mezclandose la teoría chiflada con el bulo contra el gobierno, y te encuentras gente ultradesinformada o que repite lo que dice el youtuber derechoso de turno.
Yo apenas hablo de política fuera de menéame, ya que, en la mayoría de casos ya no encuentro argumentos, sólo gente que me repite bulos, desinformaciones, etc. Gente, por ejemplo, que yo sé que voto a partidos de izquierda, que ni siquiera diría que hoy día son de derechas, pero que sin duda, han comprado mucha de la basura que vende la ultraderecha en este páis. Gente con la que apenas vas a poder debatir porque desmontar su bulo es mucho más difícil que comprar el bulo siguiente.
Y no quiero que se entienda esto como una crítica a la gente que no piense como yo, me he encontrado gente de derechas muy formada e ilustrada con la que conversar y debatir de una forma enriquecedora, pero esto desde luego no lo es.
Mi sensación es que las redes sociales, y ciertos programas han comido la cabeza a mucha gente y que esto tiene difícil vuelta atrás, que esto es una especie de virus que va contagiando, pero bueno, quizás solo sea mi sesgo personal y no esté pasando más allá de "mis fronteras".
Que la mayoría de los políticos tome por subnormal al pueblo que gobierna parece una constante que se mantiene a lo largo de los tiempos; que ciertos políticos tomen como enemigo a parte de su pueblo (generalmente para ganar las simpatías de la otra parte del pueblo) es algo que se da menos, pero se da, con trágicas consecuencias. De lo que no estábamos preparados es para el término medio, es decir, del político que toma a su pueblo como subnormal pero que hace gala de una ignorancia y un desprecio tan bochornoso que se limita no a cuestiones geopolíticas, sino a lo que le sale del cerebro reptiliano. Es la nueva caterva de políticos populistas, limitados, ridículos e irracionales, que hasta cierto punto toleramos porque recuerdan a los tiempos de monarquías absolutistas y totalitarismos personificados (cosa que inconscientemente seguimos arrastrando) pero que son absurdos en sistemas democráticos.
Ha llamado recientemente la atención el hecho de que Isabel Díaz Ayuso abandone cierta reunión de políticos españoles por el hecho de que se hablaban lenguas que no eran la "española". Fuera de politiqueos, y aunque ésto irrite a los regionalistas/independentistas, cuando se habla de una lengua española no se refiere a que dicha lengua sea de todos los españoles, sino que esa lengua se integra y pertenece al estado español. Y el gallego, el catalán, el valenciano, el euskera, el bable y el rayano son lenguas que forman parte del estado español. Si uno es meridianamente patriota, aunque sea un oficinista de Leganés, si quiere defender y promover la cultura española, los distintos idiomas de la península son patrimonio cultural inmaterial de incalculable valor que merecen el respeto, el aprecio y la difusión similar a una pintura de Goya, a un poema de Machado o a un diseño de Gaudí. Un español que presuma de ser español, en mi opinión, debería sentirse orgulloso de que en su tierra se hablen varias lenguas, de que éstas sean oficiales y de que mantengan un nutrido grupo de hablantes. Como decía un amigo, ya fallecido, que dedicó su vida a la enseñanza: "yo soy catalán y español, no me meto en política, pero en este pueblo y por el bien de los nenes, l'escola en català ara i sempre".
Pero las "ayusadas" de este calibre no deberían sorprendernos. En estos tiempos de populismos pseudo-ultraderechistas (se aprecian de ultra-derecha pero son demasiado imbéciles y carentes de cualquier base lógica, si la hubiera, para justificar sus políticas), como con tantas otras cosas, los referentes nos llegan de Estados Unidos. Comenzó ligeramente con Reagan, evolucionó considerablemente con Bush "junior", y con Trump hemos llegado a la evolución absoluta. Tipejos que ensalzan la ignorancia como política, payasos contratados por el capital para entretener al público que cacarean chistes sin gracia porque coinciden con el darwinismo social que ellos mismos ni aprecian ni analizan al encontrarse en la cúspide de la cadena trófica.
Alaska tiene en sus tierras una de las montañas más altas del mundo: el Denali. Lo llamaban así los autóctonos de la zona, los Denaa o Koyukon, que ni eran estadounidenses, ni rusos (duh, EE.UU compró Alaska a finales del siglo XIX) ni nada, básicamente porque no tenían ni puñetera idea de que había "países" a los que su territorio pertenecía. Denali significa, traducido brúscamente, "montaña grande", así que los primeros rusos que inspeccionaron la zona y tuvieron contacto con los denaa o koyukon no se mataron buscando nombre y llamaron al Denali "montaña alta", en ruso Большая Гора (bol'shaya gora, "gran montaña"). Pero entonces, ya siendo Alaska parte de Estados Unidos, llegó un norte-americano buscando oro y metió la política por medio, llamando a la montaña McKinley, nombre de un político que se postulaba a la presidencia de Estados Unidos (y que más tarde consiguió, William McKinley). Y así pasó a los libros de geografía de EE.UU.
Cosas de ser estados federados, los alasqueños, a mediados de los años 70 del siglo pasado, decidieron que era una gilipollez poner tan absurdo y politizado nombre a un pico conocido por sus habitantes como Denali, y le devolvieron su nombre original. Al menos a nivel estatal. Tuvieron que pasar 40 años para que, casi de tapadillo y por inercia, olvidado por los tiempos, Barack Obama reconociera a nivel federal el cambio de nombre. El monte McKinley pasaba a ser de nuevo el monte Denali en los libros de geografía y en los mapas online de Estados Unidos.
Hasta que llegó Trump.
Mucho se ha hablado del cambio de nombre del Golfo de México a Golfo de América, pero entre los "renombres para ensalzar la historia americana" ha pasado el Monte Denali. En enero de este año dio la orden de revertir el nombre a nivel federal para que pasara a nombrarse de nuevo McKinley, en un supuesto intento de recuperar los topónimos que "honran la grandeza americana" (no es sarcasmo; es del propio comunicado de prensa de la Casa Blanca).
Se puede entender, por lo tanto, que los koyukon, que tanto tiempo han habitado las heladas tierras del norte, y que le pusieron nombre a las mismas, no son americanos. Su lengua no representa a Estados Unidos. El apellido de un señor de ascendencia escocesa, por lo que se ve, sí. Queda bastante claro el clasismo que destila la administración Trump.
Así que, discúlpenme los patriotas españoles y los nacionalistas varios, pero que viva Fene, Arrasate y Ontinyent. Y si alguien dice que esos nombres no están bien dichos, por el bien de todos, dadle una patada en las gónadas.
No es exagerar decir que Expansión publica los peores gráficos de la prensa española con diferencia. No sólo es su tendencia al truncado excesivo del eje vertical, es el publicar gráficos en que la altura de los valores no guarda proporcionalidad, de forma que valores más altos quedan en el gráfico por debajo de otros inferiores.
menéame