¿Recordáis el siglo XVI? Madre mía, que bien lo pasábamos. En nuestras oficinas, con el aire acondicionado a tope, los pies encima de la mesa, todo el día sin hacer ni el huevo, tomando frapuccinos, con todas las vacunas puestas y diciéndole guarradas a la secretaria. Al terminar nuestra jornada laboral de ocho horas, y nos íbamos a la posada de la villa, a tomar gintonics, escuchar buena música de laúd, y tocarle el culo a las camareras. Luego cogíamos el Tesla, llegábamos …