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Nadie puede negarlo y –de hecho– nadie lo hace: hablar de Woody Allen (Nueva York, 1935) se ha convertido en una suerte de tabú. Las continuas polémicas a su alrededor, cada vez más agrias, y el hecho de que su figura haya sido utilizada como si se tratara de una de esas bolas de ping-pong en un torneo de profesionales, no han ayudado a atemperar el asunto.
Lo que Crazy Ex-Girlfriend nos ha enseñado es irrepetible y su temporada final no puede quedarse sepultada en el catálogo de Netflix España. Una comedia musical que satiriza ese murmullo constante de “mi ex estaba loca” y que ha aportado mucho a la conversación social sobre salud mental.
Nadie puede negarlo y –de hecho– nadie lo hace: hablar de Woody Allen (Nueva York, 1935) se ha convertido en una suerte de tabú. Las continuas polémicas a su alrededor, cada vez más agrias, y el hecho de que su figura haya sido utilizada como si se tratara de una de esas bolas de ping-pong en un torneo de profesionales, no han ayudado a atemperar el asunto.
Lo que Crazy Ex-Girlfriend nos ha enseñado es irrepetible y su temporada final no puede quedarse sepultada en el catálogo de Netflix España. Una comedia musical que satiriza ese murmullo constante de “mi ex estaba loca” y que ha aportado mucho a la conversación social sobre salud mental.
y escuchar, además, lo que dicen sus otros hijos:
https://www.letraslibres.com/espana-mexico/cultura/el-caso-woody-allen-un-hijo-toma-la-palabra
y escuchar, además, lo que dicen sus otros hijos:
https://www.letraslibres.com/espana-mexico/cultura/el-caso-woody-allen-un-hijo-toma-la-palabra