Si la encuesta preguntara por la definición de cristiano, católico, protestante, evangelista, luterano, calvinista, anglicano, ortodoxo, ateo, agnóstico, teísta, pagano, etc., no acertaría casi nadie.
Si preguntara sobre cuál es la postura oficial de la iglesia sobre una serie de temas (divorcio, adulterio, existencia del infierno, por ejemplo) la mayoría de católicos practicantes no acertaría.
Si se encuestara sólo a curas sobre asuntos de fe, creo que encontraríamos dos sorpresas: que no suelen coincidir entre ellos y que son menos intransigentes que sus parroquianos.
En definitiva:
- Es una muestra más del bajísimo nivel cultural del español medio.
- La iglesia ha perdido el control religioso de la sociedad: cada individuo elige las creencias que le gustan y las que no, creándose una religión personal y a medida.
- A la iglesia le queda el poder cultural (todos somos culturalmente católicos incluso los ateos), que se plasma en su influencia política (puede presionar positiva o negativamente a los partidos políticos para defender sus intereses y sus puntos de vista) lo que, a su vez, se plasma en un poder económico a través de las transferencias económicas que recibe del Estado.
Si la encuesta preguntara por la definición de cristiano, católico, protestante, evangelista, luterano, calvinista, anglicano, ortodoxo, ateo, agnóstico, teísta, pagano, etc., no acertaría casi nadie.
Si preguntara sobre cuál es la postura oficial de la iglesia sobre una serie de temas (divorcio, adulterio, existencia del infierno, por ejemplo) la mayoría de católicos practicantes no acertaría.
Si se encuestara sólo a curas sobre asuntos de fe, creo que encontraríamos dos sorpresas: que no suelen coincidir entre ellos y que son menos intransigentes que sus parroquianos.
En definitiva:
- Es una muestra más del bajísimo nivel cultural del español medio.
- La iglesia ha perdido el control religioso de la sociedad: cada individuo elige las creencias que le gustan y las que no, creándose una religión personal y a medida.
- A la iglesia le queda el poder cultural (todos somos culturalmente católicos incluso los ateos), que se plasma en su influencia política (puede presionar positiva o negativamente a los partidos políticos para defender sus intereses y sus puntos de vista) lo que, a su vez, se plasma en un poder económico a través de las transferencias económicas que recibe del Estado.