El Tribunal Supremo ha confirmado una condena de 20 años de prisión para un hombre que violó durante años a sus dos hijas cuando ellas eran menores de edad. La sentencia, que le impone dos delitos de abusos sexuales, también declara probado que abusó de una amiga de las niñas, pero confirma su absolución de este delito por prescripción. Abusos cometidos cuando se quedaba solo con ellas, que arrancaron cuando las niñas tenían cuatro años y que incluyeron lo que la sentencia define como “relaciones sexuales completas” y “vejaciones sexuales”.
Comentarios
¿a cuanto sale el polvo? ¿un cuarto de hora mirando al rincon?
¿Solo yo pienso que la condena es ridícula? A pudrirse en la cárcel.
#1 Yo pienso que la justicia es ridícula.
#1 Para mi lo es
El padre de la niña cuya violación ha prescrito, debe asumir la situación?
Otra muestra mas de lo mal que esta el sistema judicial con cosas como estas : >
Resulta entre estúpido y ridículo el demostrar que violo a una de las amigas pero como han pasado unos cuantos años ya no se puede hacer nada. Poner eso en la sentencia solo sirve como escarnio añadido a lo que hizo con sus hijas, por tanto o se cambia la ley y este tipo de casos no prescriben o no hay necesidad de añadir esto en la sentencia . Lo único que crea es mala leche para reafirmarse en lo mal que esta el sistema judicial
#6 Pues yo creo que es importante que eso esté en la sentencia aunque haya prescrito. Aunque sea porque esa amiga pueda tener la "tranquilidad" de que se ha demostrado la culpabilidad de su violador, incluso si no puede condenarse. Así nadie podrá acusarla de inventárselo.
Perpetua sin revisar.Si se folla a sus hijas durante una década es un mal bicho q no merece vivir.
Ya me contáis como se reinserta esto, mal, y conozco el tema.
#4 gentuza de mierda como esa no merece reinsertarse. Celda de hormigón de dos por dos y se tira la llave.
#4 aunque se pueda reinsertar, lo merece? El castigo proporcionado a un crimen así es de por vida. Qué se rehabilita? Albricias, que escriba un libro. En el talego. Del que jamás debería salir ni para ir al patio.