Es lo que hay

—No deberías estar duplicándote otra vez —susurró una.

—Es lo que hay —respondió la otra, sin atisbo de preocupación.

—Esto no es lo que se supone. No es el plan.

—¿Qué plan? Yo solo crezco. Me multiplico. Como tú.

Al principio, eran dos. Luego cuatro. Después, demasiadas para contarlas. Se hablaban poco, pero se entendían demasiado bien.

—Estás cambiando las reglas —insistió la primera.

—Tal vez las estoy perfeccionando —dijo la otra, antes de duplicarse otra vez.

El cuerpo no notaba nada. Ni la mente. Solo un leve cansancio. Aún no dolía.

—Esto no terminará bien —murmuró la primera.

—Es lo que hay —contestó la otra, ya lejos, ya muchas, ya en metástasis.