Cúmulo de frases

Voy andando por la calle y me tropiezo con frases. Las recojo y me las llevo. Como no sé qué hacer con ellas, las muestro en este rastro, por si alguien se interesa:

—Escribir un libro es como cuando comienzas a enamorarte: muestras la mejor versión de ti mismo.

—¿Por qué buscas enemigos donde no hay?

—Qué amable eres = Qué manipulable eres.

—De niños nos ceban con ilusión hasta llevarnos al matadero de la realidad.

—De esos que confunden autoconfianza y amor propio con soberbia.

—Sucedía que uno/a señalaba al cielo o a la luna y se te quedaban mirando al dedo. Hoy en día sucede peor, pues ya no miran al dedo, sino hacia ellos mismos.

Antes pecábamos de ignorancia, pero ahora lo hacemos de egocentrismo y narcisismo.

—Que se me de bien no significa que sea mi sueño.

Ser bueno en algo no significa que sea lo que quieres hacer el resto de tu vida.

—Piensa cuándo usaste por primera vez un móvil. Desde entonces lo has usado todos los días. ¿Cuántos días llevas? ¿Cientos? ¿Miles?

—El consumidor consumido por el consumismo.

—Nacemos con más disposición para equivocarnos que para acertar.

—Es bueno hacerse a uno mismo/a esta pregunta socrática:

Si muriera hoy, lo que las personas dicen de mí, ¿es lo que realmente me gustaría que dijesen?

—¿Quiéres estar en sintonía con el Universo? Sé indiferente. Él Universo es ajeno a nuestra existencia.

Sé indiferente a todo para ser uno con el Universo.

—No todo el mundo ha tenido o tiene las mismas óportunidades. Si acaso, no ha sabido aprovecharlas; o quizá no ha sabido o no sabe ver las oportunidades que tiene.

—He vivido rodeado de gente tan negativa, que me convertí en optimista para no acabar loco.

—La autocompasión es como revolcarse en el barro, por no decir otra palabra más fea.

—A veces me canso de ser yo. Y eso es terrible. Terrible para los demás.

—Somos impacientes por culpa del ego.

—Me he dado cuenta que siendo tú mismo cometes errores, pero son genuinos de los que aprendes algo importante.

Son errores que te definen.

—La vida de las personas es similar en todas partes.

—De esas situaciones que eres sincero pero te ven como un imbécil.

La delgada línea entre ser sincero y ser imbécil.

—Con esto de Internet y las redes sociales, vivimos en una era donde nos miramos constantemente en un espejo. Lo peor, es que vamos a los demás pidiendo que nos miren en el espejo.

Mirad, mirad, por favor. Lo necesito, mirad mi reflejo en el espejo.

—Deja de ser tan avaricioso/a y cargar con todas las culpas.

—Sólo hay dos opciones: aceptar que somos un grano de arena en el Universo, y que al morir ya no hay nada, o negarlo y comenzar entonces a inventar historias y justificaciones sobre porqué existimos, qué hay en la muerte, sobre Dios o los dioses...

La religión es autoengaño, y la filosofía sólo hace que complicar (más) la existencia.

—Una vez te das cuenta de la finitud de las personas, te percatas que el Universo es más real que nosotros.

—Hay que buscar un equilibrio entre las preguntas y respuestas.

Si uno tiene demasiadas preguntas y pocas respuestas, estará confundido.

Si uno tiene demasiadas respuestas y pocas preguntas, creerá saber más de lo que realmente sabe.

—Hay gente que es fea por fuera, pero guapa por dentro. Grandes amigos que tienen pocos amigos.

También están los guapos que son feos por dentro. Son conscientes de su hermosura. Egoístas. Traen problemas.

Y esos guapos que son guapos por dentro. Una rareza. Son tesoros.

Por último están los peores: feo por fuera, feo por dentro. Avatares de la envidia y la destrucción social.

—Fantasear es gratis, ese es el problema.

Si tuviésemos que pagar por soñar despiertos, el mundo iría mejor.