Una de las cosas que más ayudan a caracterizar a una persona, para bien y para mal, es conocer el círculo de sus intereses y sus preocupaciones. Y el caso es que no se puede decir, objetivamente, que los círculos más amplios sean mejores que los de radio más limitado, pero ese radio determina más cosas de las que creemos.
Hay personas que leen sobre astrofísica porque les interesa lo que hay más allá de nuestro planeta y nuestro sistema solar. Estupendo.
Hay personas que se interesan por los problemas de los demás en cualquier parte, que además de importar Halloween y el pato Donald, importan también los problemas racistas de América y se manifiestan en Palencia contra la discriminación hacia los negros. Bien está.
Otros se preocupan por las decisiones de Bruselas y cómo va a ser transpuesta esa normativa a la legislación española, o por las diferencias que van a generar en el ámbito europeo. Bueno.
Hay otro grupo que lee solamente las noticias nacionales, se indigna con lo apandado por el rey campechano, aplaude las medallas de un serbio recién nacionalizado y va por ahí con la bandera, rojigualda o tricolor, considerando mérito o pecado suyo lo que hicieron sus bisabuelos. Vale.
Para otros, ese círculo es demasiado amplio y sólo se ocupan de cuestiones regionales. Su sentido de pertenencia a un grupo no pasa más allá de una provincia o provincias delimitadas por un oscuro funcionario del siglo XIX, o del grupo de personas que hablan una determinada lengua o bailan un determinado baile, convirtiendo en eficaz cualquier limpieza étnica del pasado, así, por la vía de los hechos. Es lo que hay.
Y por último están esos otros, los seguidores de las noticias locales, que se preocupan de si faltan o no farolas en su barrio, de qué se hace en el colegio de sus hijos, de si va a llover mañana sobre su casa, para tender la ropa fuera o tenderla dentro, mientras se la sopla vivamente si va a llover en el pueblo de al lado, porque allí no tienden la ropa. Cojonudo.
Y el caso es que todas estas personas tienen que vivir juntas: los que ven en cada mujer el símbolo de todo un género y los que ven una opción de unas copas y vete a saber para el viernes, si consiguieran su teléfono. Los que se indignan por el niño que cose balones en Bangladesh y los que se encogen de hombros cuando la nonagenaria del quinto no sale de casa hace dos meses. Los que quieren cambiar el sistema educativo y los que exigen que no entren los gases nobles en el examen de química.
Por no mencionar a los hombres donut, que se interesan sólo por lo que está lejos y pasan completamente de lo cercano. Sí, los hay: los que a la vez se indignan por el niño de Bangladesh pero no se enterarían si su vecina nonagenaria lleva un año muerta en su piso.También los hay, aunque ya sea otra historia.
Y digamos lo que digamos, no hay nada más difícil que lograr que esta gente se entienda. Porque es ese círculo el que determina el empleo de las energías de cada cual, sus intereses, sus pasiones y sus afanes. Ese círculo es capaz de predecir más votos y más actitudes que tu lista de la compra y tu declaración de la renta juntas. Y los que manejan el big data lo saben.
No hay acuerdo ni contrato social posible sin fijar la amplitud de ese círculo. Y no hay modo de fijarlo.
He ahí la raíz de buena parte de nuestras tragedias.
Y así surge la gran pregunta: ¿Qué interesa más a los que controlan el cotarro? ¿ampliar nuestros círculos o achicarlos? ¿En qué dirección empujan los poderosos?
Yo creo que intentan ampliarlos para dispersar nuestras fuerzas, para que abarcando mucho apretemos menos. Pero es que yo soy un misántropo, ya sabéis...
Comentarios
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Bueno, un oscuro funcionario del siglo XIX creó las provincias, lo que hizo fue un diagrama de voronoi tomando como referencia las ciudades importantes y el límite de la provincia era el máximo que se tardaba en ir a dicha ciudad a caballo en un día, véase: https://www.elconfidencial.com/espana/2019-12-31/como-dibujaron-provincias-espanolas-456_2394044/
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#6 sí, algo así... Y ahora es criterio de hechos diferenciales nacionales y no sé qué más... es la caraja...
#8 Eso en cuanto a las provincias, pero las diferencias regionales ya existían previamente, lo que no debería ser un problema si no una riqueza, pero...
#9 Pero es que ni eso... Si te das cuenta, al delimitar las provincias, dejaron trozos de territorio dentro y fuera de sus correspondientes regiones. Si la provincia está diseñada a pezuña de mulo, la región, que es un conjunto de provincias, pues acumula el error.
Realmente en otros países la gente más o menos se entiende.
En España no, desde luego, odiar a tu vecino es deporte nacional, y somos campeones olímpicos en todas las modalidades.
Respecto a que quieren los que analizan los datos (que es algo que aún está en bragas pero que se lleva intentando años)
Los únicos que por ahora han conseguido algo útil con ello fueron los que colocaron a Trump.
Y los que colocaron a Trump lo que quieren es que las cosas sigan así en España. No les hace falta conspirar ni manipular para jodernos, solo tienen que hacerlo para que sigamos jodiendo a nuestros vecinos nosotros solitos.
Porque al final da igual que te limpies la punta de la polla con la bandera de lo que la amas, o el culo por lo que la odias, por culpa del puto trapo, somos nuestros peores enemigos.
Preferir una bandera (u otra) antes que el bienestar de tu vecino, es lo que ha hecho de este país el estercolero político e intelectual que hoy llamamos hogar.
Ampliarlos, desde luego, interesa más. Mejor que la gente, y principalmente los jóvenes (que tienen más energía) se preocupen por ir a hacer voluntariados a África o de salvar a las ballenas, que por la sanidad/educación pública que se da en su barrio, o la brutalidad policial de su ciudad.
En mi ciudad, ya te digo yo que la policía es más papista que el Papa, conozco a varios de ellos por mi trabajo y jamás se ha oído palabra alguna sobre maltratos. Al contrario, de hecho antes de la pandemia dejaban dormir a los MENAs en una sala de la comisaría porque no tenían otro sitio donde ir.
En fin, como dice Jordan Peterson, se empieza por ordenar tu propia habitación, antes de salir a ordenar las vidas de los demás en tu barrio, luego en tu ciudad, luego en tu país, luego en el mundo... Me parece que el mundo funcionaba mucho mejor cuando nos preocupabamos por asuntos de barrio o en todo caso de nuestra ciudad.
También tiene que ver la masificación de las ciudades, la inmigración y la anonimización que esos dos factores comportan. Según la teoría criminológica de la escuela de Chicago, los servicios y redes sociales empiezan a deteriorarse cuando las personas no pueden contar con quedarse de forma estable en un lugar. Dejan de procuparse por lo bien que funcionen los servicios, porque piensan salir de ahí cuanto antes de todas formas.
Creo que hay partes en esos círculos que estan interconectados, como si esos discos concéntricos (de mayor a mejor; de lo global, a lo local) tuvieran pasajes o líneas que los conectan a todos. El problema, lo difícil es detectar esos pasajes que los unen. Creo.
Cuando dices los que controlas el cotarro son... Ya sabes... Es que no puedo decirlo son strike... Ellos
Si que madugas .
Todos somos irrelevantes en el gran esquema de las cosas. Todos vamos a morir. Ven a ver la tele.