Bibi sueña

Tuvo un sueño: a la confusa luz de las lamparillas de aceite observó las caras de los convocados. Parecían muertos, con las cuencas de los ojos hundidas y la boca deformada en muecas dolorosas. Nerón y Heliogábalo se miraban con deseo y asco. Léopold movía, como jugando, unos huesos de niño entre los dedos. Idi Amin dijo algo a Vlad Tepes al oído y luego se rieron juntos, quedamente. Hacia el fondo de la sala, en la oscuridad, había otras muchas figuras que olían a almendras amargas y sangre seca. Una de ellas habló:

-         Aquí nadie habla de esas cosas, está prohibido. Todo cuanto hicimos fue por un bien superior. Dios estaba con nosotros. Nunca dejamos que nadie escupiera sobre nuestro legado. Acallamos las calumnias como debíamos. Nosotros escribiremos la historia.

Se sintió reconfortado.

Al día siguiente ordenó continuar con los bombardeos.