Durante la primera mitad del siglo 20, era muy común que los trabajadores de diferentes oficios de la ciudad se ganasen un extra por Navidad pidiendo el aguinaldo a sus clientes y ciudadanos. Para ello se diseñaban tarjetas de felicitación personalizadas para cada oficio. El esquema era parecido: por una cara, dibujo de la profesión protagonista junto a ilustraciones referentes a la Navidad (familias, comida, belenes…), y por la otra, una felicitación generalmente en verso. La Biblioteca Nacional ha digitalizado muchas de estas tarjetas.
Comentarios
Gracias Droguero, Dios lo bendiga.
La primera en desaparecer fue la del sereno.
La cesta de Navidad de los autónomos. No sé en qué momento y porqué se perdió, deberíamos recuperar esta tradición
Aquí podrían haber puesto y con fundamento: "La última te sorprenderá..."
Yo la única que recuerdo, en los años 90, era la del barrendero.
#4 En mi pueblo, en mi infancia, sólo pedían los basureros, y no sé si llegaron a los 90.
Ahora se extiende la mano de pedir mientras se dice en voz bajita: dame argo.
#1 ¡Ay payo, dame argo! Pero con voz grave