Cuesta creer que los responsables de Menéame usen su propia página. Si lo hicieran, ya habrían notado —y corregido— los graves problemas de usabilidad que arrastra desde hace tiempo. La publicidad, en lugar de estar integrada con un mínimo de cuidado, provoca saltos de scroll constantes: los posts se mueven conforme cargan los anuncios, interrumpiendo la lectura de forma absurda.
A eso se suman errores CSS generalizados: desajustes visuales, elementos fantasma... Todo da la sensación de una web dejada a su suerte.
Y por si fuera poco, ni siquiera recuerda que ya has aceptado las cookies. Cada vez que recargas —incluso en la misma sesión— aparece un nuevo pop-up, con distintos formatos y ubicaciones, como si fuera un experimento fallido de marketing.
No hablamos de detalles menores, sino de fallos que convierten la navegación en una molestia constante. Un paseo de diez minutos por la portada bastaría para darse cuenta. Si es que alguien al mando sigue pasando por allí.