Seguro que os ha pasado. Vais a un restaurante, pedís agua para beber y os traen una botella de agua filtrada por la que os cobran dos, tres, o cuatro euros.
Sin duda, es positivo que dejemos de beber agua embotellada y bebamos agua del grifo, que, generalmente, en España, es decente. Que te la sirvan filtrada, suele, en según que zonas, garantizar mejor sabor, así que bienvenida la iniciativa. Pero, ¿tres euros por un litro de agua filtrada? Me parece excesivo. Y, peor aún, me he encontrado con lo mismo en dos pueblos del pirineo oscense, cuya agua del grifo proviene de manantial y está tratada mínimamente. Tal como sale del grifo es casi agua de manantial, así que el filtrado no le hace nada o casi nada. Aun así, te cobran dos euros y medio por la botella de 700 ml. Eso ya me parece un robo.
Sí, los hosteleros tienen que ganarse la vida, de acuerdo, pero me siento estafado cuando me cobran una burrada por un agua que a ellos no les ha costado nada (por qué, para más inri, el agua del grifo no se les cobra). Si se quieren ganar la vida, que cobren por aquello que ellos elaboran. 50 céntimos más por plato no es un gran coste y lo pago sin problemas. Pero cobrar 3,5 € el litro de agua del grifo me parece fuera de lugar.
Y sí, lo sé, puedo pedir agua del grifo directamente. Pero si te van a cobrar 2,5 € por 700 ml, decirles que te la den gratis me parece un mal comienzo...
En fin, todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida. Pero si los clientes salen con la idea de que les estás tomando el pelo, no volverán. Yo no he vuelto.