Ahora que toda la prensa parece estar sorprendida por unos hechos, el asalto al Capitolio por parte de los seguidores de Trump, que entraban dentro de lo previsible; se intenta mucho explicar el ¿cómo se ha llegado a esto? Y por muchos lados veo repetir una idea. Que Trump ha sido un tipo muy habil para manejar el descontento de las grandes regiones rurales de los Estados Unidos
Todo estos análisis asumen que Trump es un gran estratega que ha podido llegar a donde ha llegado capitalizando el descontento de todos esos ciudadanos afectados por los cambios económicos ocurridos tras la crisis de deuda de la primera década del siglo XXI y tras la llegada de la economía digital. Gente en general poco instruida, cuyos trabajos manuales son sustituidos por máquinas o por mano de obra extranjera más barata. Y Trump, una especie de genio, les ha "comprado" el discurso, llegando así al poder.
Disiento del todo. Trump no es un tipo inteligente, enorme estratega, que haya visto un filón electoral y lo ha explotado. Trump es un tipo como sus votantes, alguien poco instruido que tiene una visión de la economía y del mundo obsoleta, y que está fastidiado por esos cambios a los que no ha sabido, o no ha querido, adaptarse.
El discurso de "Make America Great Again". El volver a una antigua realidad de americanos "de toda la vida" sin moderneces ni globalización ni tecnología que se fabrica en terceros paises. La diferencia entre Trump y sus votantes es que Trump es el que más dinero tiene de todos ellos.
Y así es como Trump ha llegado al poder. No es porque haya sabido capitalizar el descontento social de una comunidad y la haya usado de forma manipuladora en su beneficio. No llega a ese nivel de maquiavelismo. No. Él es uno más de esa comunidad. No es más listo que los que asaltaron el Capitolio, ni tiene una capacidad crítuca distinta a aquellos que se creen todos los dipsparates de QAnom.
Simplemente heredó más dinero.
Cada vez que leo un artículo de César Calderón Avellaneda en The Objective o lo veo comentando encuestas favorables a Ayuso en la COPE, me pregunto cómo hemos normalizado esto. Porque estamos ante un caso de libro de mercenariado político disfrazado de "análisis independiente".
Calderón no es un tránsfuga cualquiera. Este tipo era consultor del PSOE, asesor de Eduardo Madina en las primarias de 2014 y después estratega de Susana Díaz en 2017. Formaba parte del núcleo duro del aparato rubalcabista. Pero cuando Sánchez ganó definitivamente el control del partido, toda esa estructura quedó fuera. Y con "fuera" me refiero a fuera de contratos, fuera de asesorías, fuera del dinero público que mueve un partido en el gobierno.
¿Y qué hizo Calderón? Pues lo que haría cualquier mercenario: buscar otro cliente. Y ese cliente es el PP de Ayuso.
Cuando Sánchez volvió al PSOE en 2017, no solo echó a sus rivales políticos. Barrió todo el ecosistema de consultores, asesores y "expertos" que habían vivido del partido durante años. Gente como Calderón, que había hecho carrera dirigiendo campañas y cobrando por ello, se quedó sin su principal fuente de ingresos.
La dimisión de Rubalcaba en 2014 tras el batacazo en las europeas fue el principio del fin para todo ese entorno. Primero intentaron parar a Sánchez con Madina. Fracasaron. Luego con Susana Díaz. Volvieron a fracasar. Y cuando pierdes dos veces, en política no hay tercera oportunidad.
El episodio de Público en abril de 2020 es revelador, pero no por las razones que él vende. Sí, le echaron por un artículo crítico con Sánchez durante la pandemia. Pero para entonces Calderón ya llevaba años fuera del circuito socialista y buscándose la vida en medios cada vez más escorados a la derecha.
Su fichaje por Vozpópuli no fue casualidad. Y su actual trabajo en The Objective tampoco. Estos medios necesitan "ex-socialistas arrepentidos" que den pátina de credibilidad a sus ataques al PSOE. Y Calderón necesita cobrar. Es un intercambio de servicios.
Lo más sangrante es que Calderón no solo escribe artículos. Aparece en la COPE desvelando encuestas que casualmente siempre benefician a Ayuso y hunden a la oposición. ¿De dónde salen esas encuestas? ¿Quién se las pasa? ¿Cuál es exactamente su relación con el entorno de Miguel Ángel Rodríguez?
Sería interesante que algún periodista investigara si Redlines, su consultora, tiene o ha tenido contratos con la Comunidad de Madrid o con estructuras cercanas al PP. Porque una cosa es escribir artículos de opinión y otra muy distinta es trabajar profesionalmente para quien luego defiendes en los medios sin declararlo.
Calderón no es un caso aislado. Representa un fenómeno más amplio: el de los profesionales de la política que no tienen ideología, solo clientes. Cuando el PSOE les pagaba, eran socialdemócratas. Ahora que les paga (directa o indirectamente) el entorno del PP, son liberales críticos con el sanchismo.
Lo llaman "evolución ideológica". Yo lo llamo por su nombre: prostitución política.
Y lo más sorprendente es que su capacidad de análisis y de clarividencia en "sus" encuestas le llevan a error tras error. Por poner un ejemplo...
No me molesta que alguien cambie de ideas. Yo sin ir más lejos he cambiado de ideas...pero no de bando. Me molesta que alguien cambie de ideas justo cuando pierde su fuente de ingresos y necesita buscar otra. Me molesta que nos vendan como "análisis independiente" lo que es pura revancha personal mezclada con interés económico.
Y en primera persona me molestó que allá por el 2005 hasta el 2008 este indivíduo y sus amigos me acusara de querer "vivir del PSOE".
César Calderón no es un intelectual desencantado con la deriva del PSOE. Es un consultor que perdió a su cliente principal y encontró otro. Así de simple y así de triste.
El tiempo pone siempre las cosas en su sitio y lugar.
Fdo: Enrique Castro Rodríguez aka @enriquefriki
Como cada mañana, como viene siendo habitual en los últimos años, me conecto a Meneame para conocer la realidad de lo que está pasando en este país. Esta vez lo único que encuentro es la ausencia, el silencio.
Hace tiempo que me decanté por Meneame como principal fuente de acceso a la información ante el claro declive de los medios tradicionales de comunicación es España. Pero está claro que esta vez no ha sido aquí donde he encontrado la información que yo buscaba.
Meneame me ha dado muchas alegrías al tratar temas que no encontraba en otros medios y que me parecían relevantes. Ha sabido muchas veces llevar la noticia a portada, lo que interesaba de verdad y no esas portadas homogéneas y distantes que te encuentras cada día en los kioskos. Claro que muchas veces se ha colado mucha basura, medias verdades, posverdades, noticias sin fuentes, sin base, sin lógica alguna, pero no es el tema que quiero tratar hoy.
Para mí esto es poco más que un juego y creo que es de buen perdedor felicitar a los censores, que tan duro trabajaron ayer para convertir en irrelevante lo que por su propio peso no quería caer en el olvido. En los últimos meses habéis prosperado a luz vista y por eso os doy mi enhorabuena. Solo queda despedirse, nos veremos en futuras batallas caballeros.
Estamos ya en diciembre con lo que dentro de unas semanas el rey Felipe VI tendrá que dar su clásico discurso navideño. Nadie sabe de que va a hablar, pero estos meses hemos tenido el run run de los grupos ultraderechistas que apoyan a la monarquía. Lo último ha sido la carta de ex militares retirados que exigen a Felipe VI que quite al actual gobierno. Esto no es nuevo, es casi una constante desde que se formó el actual gobierno. La idea por parte de los sectores más ultra de la derecha de que el gobierno no es legítimo y que el rey debería forzar un cambio de gobierno para "proteger la Constitución".
Que el rey no va a forzar un cambio de gobierno es algo que no va a ocurrir, pues si a Felipe IV le diera por hacer "borbonazos" como los que hacía Alfonso XIII podría acabar como él. Ahora bien. ¿Sobre que versará su discurso? Desde la izquierda se le pide que rechace de forma firme las exigencias para cambiar el gobierno. Es una opción. Que su discurso verse sobre que el actual gobierno es légitimo por haber salido de unas elecciones y que la lealtad constitucional exige respetar a lo salido de las urnas
¿El problema para él? Que esto sería decepcionar y "atacar" a los que son uno de su más ferreos apoyos a dia de hoy. ¿Cómo sentaría a los que más apoyan a Felipe VI que ahora el rey les diga que no tienen razón, que no va a hacer lo que le exigen y que deben ser fieles al actual gobierno?
Pues el problema para Felipe VI es que podría perder al sector de la sociedad que ahora más le apoya. Esta es la encrucijada en la que se encuentra el "preparado". Defender la Constitución pasa por decepcionar a los que le apoyan. ¿Lo hará?
Creo que hay una tragedia real en el hecho de que los hombres hetero no se vean a sí mismos de la misma manera que los vemos las personas a las que les atraen los hombres. Si le pides a un hombre hetero que te describa qué aspecto tiene un hombre atractivo obtendrás muy poca variedad: el ideal de hombre masculino es alto, ancho de hombros, de mandíbula fuerte con hoyuelo en la barbilla y de complexión escultural y musculosa. La imagen esterotípica del Macho Alfa, alguien a quien él pueda respetar y envidiar.

Y sí, claro, hay bastantes mujeres y hombres gay y gente de todo tipo que sienten atracción por ese tipo específico, incluso exclusivamente, pero hay mucha más variedad tanto en los gustos como en sus objetos.
La pareja estereotipo de «esposa buenorra con marido feo» deriva de las observaciones de hombres hetero desde su propia perspectiva. Que una mujer busque hombres que los hombres encuentran feos no tiene ningún sentido para ellos, y concluyen que una mujer puede pasar por alto que seas feo si eres lo suficientemente divertido, inteligente o rico. Si la mujer insiste en que se siente atraída por un hombre específico que no es atractivo según los estándares de ellos, asumirán que miente.

La parte trágica viene cuando un hombre que se ve feo a sí mismo se amarga por ello, desarrollando una personalidad desagradable que la gente sí encuentra fea, y usa sus repetidas experiencias de rechazo amoroso como prueba de que es feo físicamente, insistiendo en que seguramente las mujeres podrían ignorar su fealdad si fuese lo suficientemente alto y musculoso, y tuviese la estructura ósea adecuada. Y así nace el círculo vicioso retroalimentado de ser un incel amargado.
Lo que pasa con lo de que «un hombre feo con una personalidad agradable puede ser atractivo» es que normalmente ni siquiera son feos en absoluto. Hay gente a la que de verdad les gustan los hombres peludos, los hombres delgados y delicados, los hombres bajitos y los hombres femeninos. Hay tanta variedad como en el queso, no puedes comparar el gorgonzola con el brie. E igual que como con el queso, mientras no seas tóxico, siempre hay alguien a quien le guste. Solo necesitas el vino adecuado que lo complemente.
El comentario que aparece como título al enlace tiene actualmente 241 de karma y está considerado como apropiado por la moderación de meneame, aunque un juez no lo dejaría pasar sin condenarlo por delito de odio. En cualquier caso, si denuncias este u otros comentarios racistas o xenófobos en meneame, casi con total seguridad serás penalizado.
Una de las estrategias fundamentales del odio y que vemos repetida en infinidad de ocasiones en meneame es culpabilizar a toda una minoría cualquier cosa que realice algún/os miembro/s de la misma. Por eso, el delito de odio se expresa específicamente como:
"Art. 510 Código Penal
1. Serán castigados con una pena de prisión de uno a cuatro años y multa de seis a doce meses:
a) Quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquel, por motivos racistas, antisemitas, antigitanos u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, aporofobia, enfermedad o discapacidad."
No es un problema que la extrema derecha campe a sus anchas por meneame, tienen derecho como cualquiera. El problema viene cuando hacen proselitismo del odio y encuentran el amparo de la moderación de meneame, castigando a quienes lo denuncian. Entonces su derecho choca con el de la mayoría y el acto se convierte en un delito impune amparado por meneame.
Me surge la duda de si existe un alineamiento entre las personas que integran la moderación con las ideas delictivas que denuncio, un alineamiento que impide a la moderación ver más allá de sus prejuicios. Quizás sea sólo la falta de diversidad lo que acerca la moderación al discurso de la extrema derecha, la ausencia de sensibilidades diferentes que ayuden a detectar el problema que ya es serio. Mi mayor esperanza es que simplemente sea una falta real de conocimientos, habilidades y destrezas necesarias para reconocer la xenofobia y atajarla, como delito que es.
Conociendo el fallo, la complicidad seguramente involuntaria con el racismo, la xenofobia y la extrema derecha, toca preguntarse si existe voluntad o camino a la solución. Si hay buena voluntad detrás de la moderación hay soluciones posibles.
1º) Incluir en el manual de moderación los delitos y faltas de odio.
2º) Formar a la moderación en la detección y reconocimiento de la xenofobia y el racismo.
3º) Crear un grupo especial, ajeno a la moderación, que dirima con transparencia denuncias que bien podrían terminar en un juzgado.
4º) Informar a las personas usuarias de meneame sobre el delito de odio y los límites de la comunicación.
5º) En casos excepcionales, abrir vía de comunicación con fiscalía o delitos informáticos.
6º) Generar una alerta de odio, que no signifique voto negativo o dejar de penalizar la denuncia al odio.
Por nuestra parte, por la parte de quienes no vemos en el mundo del odio que quieren imponernos un destino deseable para meneame, también tenemos opciones.
1º) Reporta noticias y comentarios xenófobos o racistas, el karma está para quemarlo.
2º) Si te ves con ánimo, enfrenta a estas personas con la verdad de sus afirmaciones. Desmonta con argumentos, quizás esa persona no lo entienda pero a quien viene detrás leyendo le puedes evitar un hostiazo intelectual ¿Todos los miembros de ese colectivo son lo que dices?¿con qué frecuencia se produce este delito en otros colectivos?¿Conoces a todos los miembros del colectivo para poder generalizar así?
3º) No te dejes arrastras, no caigas en lo fácil. Tú eres más inteligente que eso.
En fin, con esto me despido. No porque piense dejar meneame sino porque estoy seguro de que ninguna buena acción queda sin su castigo y a mi me van a caer palos por esto.
Sólo decir que si eres una persona gitana, extranjera, mena, musulmana, lgtbi+ o lo que te toque para sentirte tú mismo/a, que sepas que en esta sociedad muchas personas pensamos y defendemos vuestra dignidad sabiendo que no hay dos, que la dignidad que te cubre a ti es la misma que me cubre a mi y que si te la retiro, el primer indigno seré yo.
Ellos hacen más ruido, pero nosotros somos legión.
Por una vez, creo que es un cambio de diseño que me ha entrado por los ojos a la primera.
¿Qué opináis? ¿Con este diseño resurgirá menéame y sus dueños podrán a volver a disfrutar a cielo abierto de su Ferrari?

La concesión del Premio Planeta 2025 a Juan del Val, colaborador televisivo de El Hormiguero, representa un punto de inflexión que debería avergonzar a cualquiera que conozca mínimamente la historia de este galardón. No se trata simplemente de un premio más en la larga lista de controversias que rodean al Planeta en los últimos años. Se trata, por el contrario, de la consumación de una deriva que ha convertido lo que un día fue el premio literario más prestigioso de España en un instrumento de promoción comercial al servicio de los intereses mediáticos del Grupo Planeta y, más concretamente, de Atresmedia.
Cuando José Manuel Lara Hernández fundó el Premio Planeta en 1952, con una dotación de 40.000 pesetas, su intención era clara: promocionar la literatura en lengua castellana sin cortapisas ideológicas. Lara, pese a sus simpatías franquistas y su pasado como capitán de la Legión, mantuvo siempre una línea editorial que hoy calificaríamos de ejemplar pluralismo.
Tal como él mismo declaró en su momento: "Puedo tener mis ideas políticas, las que quiera, pero si me llega un libro que está escrito correctamente y es bueno no debo fijarme en la ideología del autor". Esta máxima no era mera retórica. El catálogo de Planeta durante la era del fundador incluía tanto a autores franquistas como a marxistas declarados. Jorge Semprún, Manuel Vázquez Montalbán, Juan José Mira o José María Gironella compartían sello editorial bajo un mismo paraguas que priorizaba la calidad literaria sobre la militancia política.
Lara padre era, ante todo, un vendedor de libros, un empresario con olfato comercial, pero también un hombre que supo rodearse de asesores culturales de primer nivel: Martín de Riquer, José María Valverde, José Manuel Blecua o Pere Gimferrer. Este equilibrio entre negocio y cultura, entre éxito comercial y rigor literario, fue lo que otorgó al Premio Planeta su prestigio durante décadas.
Todo cambió con la llegada de Josep Creuheras a la presidencia del Grupo Planeta en 2015. Creuheras no es un Lara. No pertenece a la estirpe fundadora, aunque administra los intereses de dos de las cuatro ramas de la familia. Su nombramiento como presidente tras la muerte de José Manuel Lara Bosch marcó el inicio de una nueva etapa caracterizada por una creciente politización del grupo y una subordinación de los criterios literarios a las estrategias de negocio mediático.
Creuheras es, ante todo, un hombre del establishment. Miembro del Patronato de la Fundación Princesa de Girona (presidida por Felipe VI), del Comité Ejecutivo de la Cámara de Comercio de España y del Consejo Consultivo de Fomento del Trabajo, sus vínculos con el poder político son evidentes y notorios. Durante el proceso independentista catalán, Creuheras se convirtió en una de las voces más beligerantes del unionismo empresarial, llegando a trasladar la sede social de Planeta a Madrid en 2017.
Esta implicación política ha tenido consecuencias directas en la línea editorial del grupo. La compra y consolidación del diario La Razón, la gestión de Atresmedia (con el control conjunto de Antena 3 y La Sexta) y las relaciones cada vez más estrechas con el Partido Popular han configurado un entramado mediático donde el pluralismo que caracterizó a José Manuel Lara Hernández brilla por su ausencia.
La concesión del Premio Planeta a Juan del Val no puede entenderse sin analizar la estructura de poder mediático del Grupo Planeta. Del Val es colaborador habitual de El Hormiguero, programa estrella de Antena 3, cadena que pertenece a Atresmedia, donde Creuheras es presidente. El mismo grupo empresarial que edita los libros de Del Val, que promociona sus novelas en sus medios televisivos y radiofónicos, y que ahora le concede el premio literario mejor dotado de España.
Este conflicto de intereses no es nuevo. En 2023, Sonsoles Ónega, presentadora también de Antena 3, ganó el Premio Planeta. Antes, en 2021, Carmen Mola (seudónimo de tres guionistas de televisión) se alzó con el galardón. La tendencia es clara: el Premio Planeta se ha convertido en un instrumento de promoción de rostros televisivos vinculados al grupo, en una operación que combina marketing editorial y fidelización de audiencias.
Lo grave no es que Del Val sea mal escritor (cuestión que cada lector debe juzgar), sino que el premio ha perdido toda credibilidad como reconocimiento literario independiente. Cuando un grupo mediático premia a sus propios colaboradores televisivos, la sospecha de amiguismo y estrategia comercial se convierte en certeza.
Pero el problema va más allá del conflicto de intereses. La deriva derechista del Grupo Planeta bajo la presidencia de Creuheras es evidente. El Hormiguero, programa que durante años ha mantenido una tertulia política claramente escorada a la derecha, se ha convertido en una plataforma desde la que colaboradores como Juan del Val lanzan críticas sistemáticas contra el Gobierno de Pedro Sánchez y contra cualquier expresión política progresista.
Esta instrumentalización política del entretenimiento televisivo, y ahora de la literatura a través del Premio Planeta, representa una traición frontal al espíritu fundacional de José Manuel Lara Hernández. Allí donde el fundador apostaba por el pluralismo y la convivencia de voces diversas, Creuheras ha construido un ecosistema mediático homogéneo, ideológicamente alineado con las posiciones más conservadoras del espectro político español.
La comparación es dolorosa: donde Lara padre publicaba a Semprún y Vázquez Montalbán junto a autores del régimen, Creuheras premia a tertulianos de su propia cadena de televisión que cada noche arremeten contra la izquierda desde el programa de máxima audiencia. La pluralidad ha dado paso al pensamiento único, el rigor literario al oportunismo comercial.
El caso del Premio Planeta no es un hecho aislado, sino el síntoma de una enfermedad que afecta al conjunto de la industria cultural española: la progresiva subordinación de la cultura al poder económico y político. Cuando los premios literarios se convierten en herramientas de promoción comercial, cuando los grupos mediáticos premian a sus propios empleados, cuando la línea editorial de una casa que se pretende plural responde a intereses políticos evidentes, la cultura pierde su función crítica y transformadora.
José Manuel Lara Hernández fue muchas cosas: un franquista, un empresario implacable, un hombre con fama de duro en los negocios. Pero también fue alguien que entendió que la literatura trasciende las ideologías, que un buen libro merece ser publicado independientemente de las convicciones políticas de su autor. Su legado se basaba en la convicción de que "las empresas no tienen ideología", como él mismo solía decir.
Creuheras, por el contrario, ha convertido al Grupo Planeta en un actor político de primera magnitud, con una línea editorial clara que favorece a la derecha española y castiga cualquier expresión de disidencia. El Premio Planeta 2025 a Juan del Val no es un accidente ni una casualidad: es la consecuencia lógica de esta deriva.
La concesión del Premio Planeta a Juan del Val debería servir como llamada de atención sobre el estado de la cultura en España. No podemos permitir que los galardones literarios se conviertan en operaciones de marketing televisivo. No podemos aceptar que los grupos mediáticos premien a sus propios colaboradores sin que ello genere rechazo y crítica.
El legado de José Manuel Lara Hernández merece algo mejor que esta degradación. El Premio Planeta, que durante décadas representó una oportunidad para autores emergentes y consolidados, se ha convertido en un premio a la popularidad televisiva y a la afinidad política con los intereses del grupo.
Recuperar la independencia cultural, el rigor literario y el pluralismo que caracterizó a Planeta en sus orígenes no será fácil. Pero es una tarea imprescindible si queremos que la literatura española recupere la dignidad que está perdiendo a manos de ejecutivos más preocupados por las audiencias televisivas y las alianzas políticas que por la calidad de lo que publican.
José Manuel Lara Hernández estaría, sin duda, profundamente decepcionado con lo que su legado se ha convertido bajo la gestión de Creuheras. Y los lectores españoles deberían estarlo también.
menéame