Josefa Rego era una devota de la muerte. Durante dos décadas, guardó en su casa el ataúd en el que iba a ser enterrada. Se lo encargó a un amigo carpintero, quien se lo hizo por piezas. En los últimos años, planeó su entierro con la funeraria hasta el punto de escribir su propia esquela.
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Dupe: Fallece una mujer de Lugo que compró su ataúd hace 20 años y dejó escrita su esquela con las instrucciones del funeral
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